'Testa di Eros screpolato'
Desde el pasado 28 de noviembre se encuentra expuesto provisionalmente al aire libre un conjunto de tres esculturas. Est¨¢n en la calle de Enric Granados, entre la plaza de Letamendi y Consell de Cent. De las tres, la m¨¢s sugerente es el cabez¨®n colosal de cobre que hay delante del Seminario Diocesano. Se titula Testa di Eros screpolato. O sea, Cabeza de Eros resquebrajado. Parece como si lo hubieran dejado tirado. Como si el resto de la estatua gigante estuviera cerca, partida en trozos. La cabeza, espectacular, est¨¢ hueca y su interior es accesible. Dado que la calle se ha renovado recientemente y que las obras en el venerable seminario contin¨²an a buen ritmo, pensamos que la escultura era de propiedad municipal. Encajaba perfectamente con la imagen de cambio que se quiere dar al viejo edificio. No nos cuadraba mucho la idea de que el propietario de ese Eros ante el seminario fuera el obispado. Con el cambio de la tapia decimon¨®nica, opaca, impenetrable, por la actual verja, alegre y ligera, Eros quedaba directamente a la vista de los seminaristas. Y esto ya es provocar. Luego pensamos que era una maniobra mucho m¨¢s sutil. Una especie de conjura entre la Iglesia y la Administraci¨®n para combatir veladamente la crisis de las vocaciones. Puestos a renovar el seminario, hag¨¢moslo m¨¢s atractivo para los residentes...
Parece como dejado tirado. Como si la estatua gigante estuviera cerca, partida en trozos
La realidad es que la cabeza, por ahora, no pertenece a nadie. Es obra de un artista polaco llamado Igor Mitoraj y forma parte de una exposici¨®n temporal de la Galer¨ªa Joan Gaspar, situada un poco m¨¢s arriba, en la plaza de Letamendi, 1. Como las tres esculturas eran demasiado grandes y no cab¨ªan, se pidi¨® permiso al Ayuntamiento para ocupar el espacio p¨²blico. Una decisi¨®n loable por lo arriesgada. Ello implicaba el paso del calor de la galer¨ªa al fr¨ªo de la calle. Son casi tres meses sometidas a los elementos y la verdad es que las esculturas han aguantado bien su ba?o de vulgaridad, entendiendo la palabra en el sentido m¨¢s estricto. Han conocido el trabajo de Igor Mitoraj miles de barceloneses de todas clases, edades y condiciones. Gente que nunca habr¨ªa entrado (ni entrar¨¢) en la Galer¨ªa Joan Gaspar.
Pero tambi¨¦n es verdad que la calle es viva. Y en tanto que viva, a menudo traicionera. Esta vitalidad se aplica indefectiblemente a todos los elementos que en ella se encuentran. Por lo pronto, y nos sabe mal reconocerlo, a la cabeza de Eros ya le han pintado un bigote negro. Quiz¨¢ la generosidad del autor ya lo ten¨ªa previsto. Es un buen ejemplo de lo que es la obra abierta. Pero es que adem¨¢s, le han salido inquilinos. Una noche de lluvia y viento, hace poco, vi a una pareja, tan tranquila, fumando, resguardada dentro de ella. ?No me digan que la imagen no es bella y sugerente! El arte, la vida, el amor, la lluvia, estrechamente entrelazados. De estar vivo, Robert Doisneau, con su c¨¢mara, podr¨ªa incluso superar su c¨¦lebre foto de los amantes bes¨¢ndose en Par¨ªs. Volvimos a la ma?ana siguiente. En el interior, aparte de latas y envoltorios de boller¨ªa diversa, tres mecheros y muchos cigarrillos despanzurrados. No consumidos, despanzurrados. Ya saben lo que significa. Durante unos minutos, alguien vol¨® en direcci¨®n al espacio sideral sin moverse de la cabeza de Eros. Quiz¨¢ fue una tal Ana, que estamp¨® su firma all¨ª. U otra persona, que firma, un poco narcisista, "yo" y la fecha. ?sta es la Barcelona que nos gusta, viva hasta el extremo.
En la Galer¨ªa Joan Gaspar nos informan amablemente de que la cabeza de Eros est¨¢ en venta igual que el resto de las obras de arte del autor expuestas. Desde aqu¨ª hacemos un llamamiento p¨²blico a empresas y a particulares. No podemos permitir que se la lleven. Que alguien patrocine la operaci¨®n para que dicho cabez¨®n contin¨²e con nosotros. Sus funciones sociales y de propaganda se intuyen inmensas. Unos alternativos alemanes, sentados en unos bancos pr¨®ximos, nos dijeron que en su pa¨ªs, en algunas gu¨ªas paralelas que corren por Internet, se dan listados exhaustivos de cajeros autom¨¢ticos de Barcelona donde pernoctar, con indicaci¨®n del grado de peligro. Y en este sentido no se refieren tanto a la polic¨ªa o a los agentes privados de las entidades como a la pura competencia por el lugar. No es lo mismo, para un trotamundos de categor¨ªa, dormir en un cajero del Barri G¨°tic que en otro de Nou Barris. Pero a¨²n ser¨¢ mejor dormir en la cabeza de Eros. Mucho nos tememos que los alemanes la a?adir¨¢n a su lista. Les mantendremos informados.
En cualquier caso, les recomendamos encarecidamente que se detengan unos minutos a contemplar estas tres obras de Igor Mitoraj. Las otras dos se titulan Torso alato screpolato y Torso di ikaro. Valen mucho la pena. Ten¨ªan que retirarlas a finales de este mes de febrero pero parece que van a estar hasta mediados del mes pr¨®ximo.
Vayan hasta la cabeza de Eros, as¨®mense dentro, t¨®quenla, cojan perspectiva para situarla, h¨¢ganle una foto y convengan conmigo en que est¨¢ absolutamente integrada en su entorno. Pero dense prisa, porque a la vista del bigote a?adido, a los grafiteros se les har¨¢ la boca agua en cuanto superen su v¨¦rtigo ante una superficie que no sea lisa y en forma de pared.
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