"El PNV nos utiliza a los no nacionalistas como escudos humanos"
La figura de Maite Pagazaurtundua, hermana de Joseba, asesinado por ETA en Andoain el pasado d¨ªa 8, se ha erigido en medio de la tragedia familiar con una entereza y una sensibilidad humana y pol¨ªtica desconcertantes. Concejala socialista en Urnieta (Guip¨²zcoa) y miembro de ?Basta Ya!, tiene dos hijas de corta edad. Fue asesora de otro asesinado, el tambi¨¦n socialista Fernando Buesa. Es vascohablante. Naci¨® en Hernani hace 38 a?os. Vive amenazada.
Pregunta. ?La entereza que est¨¢ mostrando se corresponde con su situaci¨®n an¨ªmica o es una coraza de cara al exterior?
Respuesta. Proviene de dentro. Desgraciadamente, nada de lo que ha ocurrido nos ha pillado de sorpresa. Como llev¨¢bamos a?os temiendo lo que pod¨ªa ocurrirle a Joseba, hab¨ªamos metabolizado en parte el dolor que pod¨ªa llegar y que ha llegado fatalmente. Por eso la noticia no nos encontr¨® confusos, sino l¨²cidos. Llevamos el duelo como buenamente podemos, m¨¢s unidos que antes si cabe, pero hacemos lo posible para que no se transforme en patolog¨ªa, para que no nos gane el abatimiento. Hemos decidido enfrentarnos a la situaci¨®n de forma serena y aprender a dosificar el miedo y el dolor. Necesitamos tener fuerzas para protestar, aunque sea humildemente, por toda esa hipocres¨ªa que coadyuva a que el autoritarismo criminal imponga su ley en Euskadi.
"No debimos haber soportado el asesinato del primer guardia civil. Lo que no para, avanza"
"Los terroristas temen a quienes se les enfrentan; saben que su ejemplo puede ser secundado"
"Nuestros fundamentalistas nunca se conforman. No son diferentes a los nazis"
"La gran mentira de fondo es la de que hemos sido invadidos por los espa?oles"
P. ?Lo razonable no ser¨ªa marcharse? Tambi¨¦n usted est¨¢ amenazada y lleva escolta.
R. No hemos tenido tiempo de pensarlo. Ahora tratamos de darnos calor, nos observamos para detectar nuestros puntos d¨¦biles, buscamos sobre todo dar estabilidad a nuestros hijos. Veremos m¨¢s adelante, pero en todas las charlas que hemos tenido, y han sido muchas, ese asunto todav¨ªa no se ha planteado.
P. ?Irse es asumir que te han expulsado de tu tierra, aceptar la derrota?
R. S¨ª, pero no s¨®lo eso. Hace unos a?os, en 1995, cuando supimos que ETA hab¨ªa previsto atentar de forma inminente contra Joseba, mi madre intent¨® convencernos para que nos fu¨¦ramos todos. Fue Joseba el que se neg¨®, el que decidi¨® que nos qued¨¢bamos.
P. ?Por qu¨¦?
R. Cuando le obligaron a volver a Andoain y vio c¨®mo estaban sus compa?eros de la agrupaci¨®n socialista, pens¨® que no pod¨ªa dejarles solos. Los coches quemados, las casas atacadas con c¨®cteles molotov, las cartas, las amenazas continuas, el asesinato de su amigo Jos¨¦ Luis L¨®pez de la Calle... Debi¨® pensar que hab¨ªa que mantener la posici¨®n, que no pod¨ªa dejar a sus compa?eros en la estacada. Aunque ¨¦l no lo expresaba demasiado para no amargarnos m¨¢s la vida, ese fue el sentimiento profundo que lo explica todo.
P. ?Quiere decir que ¨¦l opt¨® por asumir conscientemente el riesgo de que pod¨ªan matarle?
R. Pero intentaba protegerse, quer¨ªa contribuir a parar esta salvajada pero sobreviviendo, sin dar facilidades. Por sus amigos y compa?eros hemos sabido posteriormente hasta qu¨¦ punto era consciente de que estaba en peligro. En los ¨²ltimos tiempos ped¨ªa frecuentemente bajas laborales para evitar incurrir en la rutina y ponerse a tiro. Lo pas¨® muy mal porque era un hombre de una gran vitalidad para el trabajo. El otro d¨ªa, al mirar las fotograf¨ªas que tenemos de ¨¦l, descubr¨ª con especial tristeza que de unos a?os a esta parte el gesto de Joseba fue haci¨¦ndose m¨¢s sombr¨ªo. Es algo que no se aprecia tanto en el d¨ªa a d¨ªa y me di cuenta entonces del peso terrible con el que hemos cargado en estos dos ¨²ltimos dos a?os. En esta familia, particularmente amenazada, todos sab¨ªamos que Joseba era el m¨¢s vulnerable, el m¨¢s expuesto.
P. ?Por qu¨¦ comprometerse hasta ese punto estando las cosas como est¨¢n?
R. Porque pensamos que las cosas pueden cambiar, que las sociedades pueden regenerarse, que las gentes unidas tenemos un enorme poder. La sociedad vasca ha permitido durante muchos a?os tantos espacios de impunidad, en tantas partes de Euskadi, que a mucha gente le resulta dif¨ªcil enfrentarse al problema sin hipocres¨ªa. La situaci¨®n ha derivado a la crisis actual porque la sociedad vasca no se enfrent¨® suficientemente en su d¨ªa a los asesinatos de los polic¨ªas, guardias civiles y militares. No debimos haber soportado el asesinato del primer guardia civil. Y lo que no para, avanza. Ahora nos encontramos con que el n¨²cleo de esa amenaza est¨¢ introducido en el seno mismo de la sociedad No quieren entender que no es una cuesti¨®n de nacionalistas y no nacionalistas, sino de de gentes autoritarias que tratan de impedir que los dem¨¢s seamos libres para vivir y pensar a nuestra manera. Iniciar la resistencia siempre es duro, pero yo estoy convencida de que tarde o temprano el cambio llegar¨¢. A mi juicio, los l¨ªderes del nacionalismo vasco actual act¨²an con una enorme cobard¨ªa porque nosotros somos sus escudos humanos. En lugar de proteger nuestros derechos e impedir que la depuraci¨®n ideol¨®gica prosiga, ellos se aprovechan de la situaci¨®n para hacer su pol¨ªtica. Son ventajistas.
P. ?Usted es antinacionalista?
R. No, yo no soy antinacionalista y creo tener la certeza de que soy dem¨®crata. No necesito que el resto de las personas compartan mis mismos valores, excepci¨®n hecha del respeto al juego democr¨¢tico, a las libertades. Ah¨ª s¨ª que hay que ser intolerantes. S¨®lo hay que ser intolerantes frente a los intolerantes.
P. ?Tiene amigos nacionalistas?
R. Los tengo, aunque la verdad es que ninguno de ellos est¨¢ de acuerdo con el pacto de Lizarra y con lo que ha venido despu¨¦s. No es que no quiera tener amigos partidarios de Lizarra, es que, sencillamente, estas gentes hacen como que no nos ven. Se sienten inc¨®modos si te ven escoltada cuando vas con tus ni?os. Prefieren que seamos invisibles.
P. ?Se puede vivir as¨ª?
R. Pues se vive. No soy una mujer ansiosa y puedo refugiarme en la m¨²sica y los libros, dos terrenos en los que no pueden alcanzarme. Por otra parte, hay millones de seres en el mundo que lo pasan bastante peor. Nosotros tenemos al menos para comer y un techo, tenemos una buena red de amigos y una familia unida. Adem¨¢s, los seres humanos tendemos a autoenga?arnos. Aunque sepas racionalmente que eres un objetivo potencial de los asesinos, aunque sepas que hay chivatos en tu barrio que no han sido localizados, en el fondo aprendes a vivir como si no fuera realmente contigo. No piensas, porque no quieres pensar, que ellos quieren matarte de verdad. Hay una cierto distanciamiento que te evita considerar la situaci¨®n de forma necesariamente dram¨¢tica. Si no fuera as¨ª, supongo que ya habr¨ªa abandonado el pa¨ªs. Claro que eso me puede pasar cualquier d¨ªa.
P. Usted ha dicho que a sus compa?eros socialistas de Andoain les est¨¢n volviendo locos.
R. Es que les han matado a dos compa?eros y llevan mucho tiempo sometidos a un acoso despiadado. Hay un c¨¢lculo pol¨ªtico tan sencillo como maquiav¨¦lico. Como el PSE-EE es la segunda fuerza y est¨¢ a medio centenar de votos de Batasuna, atacan implacablemente a sus representantes para deshacer la agrupaci¨®n local y transmitir el mensaje de que esa es una ideolog¨ªa no tolerada. Se trata de aterrorizar hasta el punto de que la gente termine por negarles a los socialistas el voto que les iban a dar. Es de una crueldad extrema que ya ha funcionado en Hernani y en otros sitios. Ante eso, lo ¨²nico que les cabe a los dem¨®cratas es arropar al colectivo castigado y mostrar que esa estrategia sistem¨¢tica no va a tener ¨¦xito. Pero el PNV no ha querido desbancar al alcalde de Batasuna. Tiene una responsabilidad inmensa y yo humildemente, en nombre de mi familia, no me cansar¨¦ de denunciarlo. Pienso en mi hermano y en Jos¨¦ Luis L¨®pez de la Calle, en sus compa?eros, en sus familias, en los ni?os que han visto c¨®mo sus casas eran atacadas con c¨®cteles molotov. Pienso en los votantes y no puedo menos que indignarme. Lo que les ha dicho el PNV es que tienen que resignarse a seguir sufriendo sin esperanza alguna.
P. ?Por qu¨¦ no consintieron que el lehendakari Ibarretxe y los partidos del Gobierno Vasco se sumaran al duelo?
R. Porque desde que pactaron con ETA no han dejado de oxigenar al nacionalismo violento, porque le avalan en sus planteamientos fundamentalistas. En Euskadi es el mundo al rev¨¦s. Hay una enorme degradaci¨®n en el liderazgo pol¨ªtico institucional vasco. Como la familia decidi¨® que no quer¨ªamos que los de Lizarra ejercieran de pla?ideras con nosotros, y que de hipocres¨ªas, s¨®lo las justas, ahora o¨ªmos el coro de voces que dice "pobre lehendakari". El orgullo herido de un gobernante se compara con el dolor de una familia rota. Y no s¨®lo eso, ya han empezado a circular las calumnias, las historias denigrantes. Criticar al PNV es algo as¨ª como un sacrilegio que se castiga muy duramente.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Una maledicencia que han puesto en circulaci¨®n es que Joseba tuvo que ver con el CESID. Seguramente la han soltado para cubrirse por haberle obligado a volver a Andoain, desoyendo todas nuestras s¨²plicas. Lo que hay es cuando estuvo destinado en Laguardia como ertzaina detect¨® el paso de un comando y puso los datos a disposici¨®n de sus superiores, que no hicieron nada. Result¨® que el comando fue detenido tiempo despu¨¦s por otro cuerpo policial y que se puso de manifiesto que los datos suministrados por Joseba eran certeros. Los jefes de la Ertzaintza sospecharon entonces que ¨¦l hab¨ªa pasado esos datos a las otras polic¨ªas.
P. ?Y era cierto?
R. Joseba era un polic¨ªa at¨ªpico para los jefes de la Ertzaintza porque cre¨ªa en la colaboraci¨®n entre los distintos cuerpos, pero verdaderamente no lo s¨¦. A menudo ocurre que hay polic¨ªas distintas detr¨¢s de un mismo caso. S¨ª s¨¦ que sus jefes le echaron una bronca porque en una situaci¨®n de urgencia pidi¨® a la polic¨ªa nacional de Logro?o que abriera paso a una ambulancia que transportaba a un hombre con parada card¨ªaca, que, por cierto, salv¨® su vida. ?l era as¨ª, en una situaci¨®n extrema dejaba el papeleo para luego, por eso era un buen polic¨ªa. En Andoain fue ¨¦l quien consigui¨® la pista que permiti¨® detener al Batall¨®n Vasco Espa?ol, los ultraderechistas que mataron a seis personas. Pas¨® noches en vela, listo para proteger a mujeres maltratadas acosadas por sus ex maridos.
P. ?Por qu¨¦ le han matado?
R. Por valiente, por socialista, por miembro de ?Basta Ya!, por ser un hombre libre y comprometido. Los terroristas temen a los que se les enfrentan porque saben que su ejemplo puede ser secundado, y que si la sociedad se organiza, ellos tiene poco que hacer.
P. ?Los Pagazaurtundua son un clan familiar?
R. Estamos muy unidos y nos queremos mucho. Entre nosotros hay una conexi¨®n afectiva e intelectual muy fuerte. Nos llaman los Pagaza. Adem¨¢s del gusto por los libros y por la m¨²sica, en mi familia siempre se ha respirado una gran actividad pol¨ªtica por la militancia juvenil de mis hermanos, que terminaron en el PSE-EE como yo. I?aki fue anarquista y Joseba lleg¨® a pasar por ETA p-m de muy joven, antes de militar en EIA y en Euskadiko Ezkerra, pero siempre fue una abertzale at¨ªpico. Mi abuelo, socialista, pas¨® todo tipo de calamidades en la guerra y la posguerra y digamos que la memoria de los vencidos ha estado tambi¨¦n presente en casa.
P. Pero usted se educ¨® en una ikastola y en un ambiente nacionalista.
R. En una ikastola del PNV. Cuando reviso mis cuadernos escolares y veo los dibujos que hac¨ªa, comprendo ahora con sorpresa que fui una ni?a imbuida de la ideolog¨ªa nacionalista. Creo que cambi¨¦ a partir de un libro de texto que trataba muy mal a los socialistas. Aquel d¨ªa, cuando llegu¨¦ a casa, le pregunt¨¦ a mi madre si el aitona (abuelo) era buena persona. Mi madre se escandaliz¨® con la pregunta: "Pues claro que s¨ª, ?por qu¨¦ preguntas eso?". Y a partir de entonces empec¨¦ a desconfiar. La verdad es que desde que tengo uso de raz¨®n el nacionalismo no me ha interesado, nunca llegu¨¦ a compartir eso de que el lugar de nacimiento sea tan importante. El mundo de los nacionalistas me ha parecido siempre poco libre y por eso me fij¨¦ en la socialdemocracia.
P. ?Existe el adoctrinamiento ideol¨®gico?
R. Sigue existiendo en algunos centros, pero es algo m¨¢s global. Los mapas pol¨ªticos que se muestran en ETB y en todas partes no son los legales, parten de la confusi¨®n de los criterios culturales, Euskal Herria, con los pol¨ªticos, la Comunidad Aut¨®noma Vasca. Los ni?os fascistas que recorren las calles algunas noches y tambi¨¦n de d¨ªa no brotan de forma silvestre. Hay un humus.
P. ?De qu¨¦ est¨¢ compuesto?
R. Al contrario que el resto de los grandes partidos centenarios, el PNV no ha se regenerado ideol¨®gicamente, sigue sin hacer la autocr¨ªtica de la doctrina de su fundador. Sabino Arana fue un gran integrista en lo religioso y lo pol¨ªtico y, desde luego, sent¨ªa aberraci¨®n por la libertad individual y por el pluralismo. Hay rasgos claros de ese autoritarismo maniqueo que enlaza en lo profundo con el autoritarismo de los asesinos. Lo que ha cambiado es que antes el elemento diferenciador era la marca ¨¦tnico-sangu¨ªnea y ahora lo es la marca ¨¦tnico-pol¨ªtica. Ya no te juzgan por tu apellido, no pueden hacerlo con tanta mezcla. Ahora te juzgan por tu adscripci¨®n al nacionalismo. El nacionalismo tiene pendiente su regeneraci¨®n, el establecimiento de una doctrina compatible con nuestra existencia como ciudadanos con los mismos derechos. Es as¨ª de horrible y as¨ª de serio y pendiente.
P. ?Las ra¨ªces son importantes para usted?
R. Claro que s¨ª, pero yo no construyo mi identidad en la homogeneidad, ni hago de eso un elemento de diferenciaci¨®n patol¨®gico respecto al resto de los seres humanos. Yo disfruto de mi pa¨ªs, llevo conmigo sus olores y sabores, es algo que est¨¢ presente con naturalidad en mi memoria y en mi pensamiento.
P. ?Sue?a en euskera?
R. S¨ª, es una de las lenguas de mi coraz¨®n. Lo siento, ya s¨¦ que suena muy hortera, pero es as¨ª. Me encanta hablarlo y escribirlo y o¨ªrlo cuando se habla bien. Estudi¨¦ filolog¨ªa vasca por puro amor a la lengua. Forma una parte de mi identidad personal y yo creo que la identidad es el espacio donde cada uno puede articular su libertad, un mosaico que se compone de todas las cosas m¨¢s diversas y heterog¨¦neas que nos dan satisfacci¨®n. A m¨ª tambi¨¦n me entusiasma el flamenco, por ejemplo. Mis ¨ªdolos son Diego El Cigala, Carmen Linares... y Camar¨®n.
P. ?Cree que hay una manipulaci¨®n del euskera?
R. Hay todo un aparachick instalado, por ejemplo en el mundo del bertsolarismo, y un intento de servirse de la lengua para establecer un proyecto diferenciado, para separarnos de otros vascos y de los ciudadanos espa?oles. Hay tambi¨¦n mucho de mito en la identificaci¨®n entre nacionalismo y euskera, mucha apariencia, mucha mentira. Pero el euskera no tiene la culpa, no lleva una ideolog¨ªa impl¨ªcita, es un veh¨ªculo de comunicaci¨®n. Esa es una trampa que conviene soslayar.
P. ?Cu¨¢l es la gran mentira de fondo?
R. La de que hemos sido invadidos por los espa?oles, que ser de aqu¨ª es un valor a?adido. Son ideas que est¨¢n siempre presentes en el nacionalismo. Pero aunque todo esto no fuera una gran mentira, el recurso al historicismo no dejar¨ªa de ser absurdo. Los ciudadanos libres del mundo se organizan ya desde hace mucho tiempo en base a los derechos humanos, a las libertades individuales y a sus deberes para con la colectividad. Arzalluz repite a menudo eso de "no pueden gobernarnos los de fuera". Resulta que los de fuera somos nosotros, los otros vascos. En fin, los comunicados de ETA, con su fraseolog¨ªa de colonos y traidores, son ya de pesadilla lun¨¢tica. Si no mataran, nos partir¨ªamos de risa con ellos.
"La sociedad vasca deber¨ªa invertir en rebeld¨ªa"
Pregunta. ?Usted se r¨ªe a menudo?Respuesta. Siempre que puedo. P. ?Incluso en estas circunstancias?R. S¨ª, el humor forma parte de nuestras costumbres familiares y ahora nos resulta m¨¢s necesario que nunca. Todos aquellos que vivimos medio clandestinos, evitando rutinas, lo necesitamos desesperadamente, se puede decir. P. Como terapia. R. No s¨®lo. Es que adem¨¢s en Euskadi la risa es ahora un elemento, f¨ªjese lo que digo, revolucionario. Los devotos del templo nacionalista carecen del sentido del humor. ?Se ha preguntado por qu¨¦ en Euskadi no tiene cabida la s¨¢tira pol¨ªtica contra el nacionalismo, que lleva 23 a?os en el poder? P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le preocupa en estos momentos?R. Me preocupan mis sobrinos y mis hijas, el dolor que puedan sentir, que no puedan asumir la canallada de haberse quedado sin padre por el deseo brutal de unos asesinos que no pueden respetar que tengamos derecho a la vida. Eso que es muy dif¨ªcil de asumir por un adulto es m¨¢s dif¨ªcil de asumir por un cr¨ªo. Me preocupan las secuelas psicol¨®gicas que les pueda dejar en su personalidad, que se vuelvan tristes. Mi esperanza es que arropados por la familia consigan asimilar algo tan duro y tan injusto como el asesinato y que esta experiencia traum¨¢tica puedan tambi¨¦n servirles para ser personas m¨¢s conscientes, para que cuando sean adultos sepan defender su libertad personal. Tambi¨¦n me preocupa c¨®mo van a ir viviendo mis hijas dentro de muy poquitos a?os el hecho de que yo est¨¦ viviendo una situaci¨®n de semilibertad. Ah¨ª es donde tengo las mayores dudas. No me lo he planteado seriamente porque mis hijas a¨²n est¨¢n bajo el influjo del pensamiento m¨¢gico que hace que vean todo esto de una forma irreal. P. Usted no tiene mucha esperanza.R. Lo que s¨¦ es que las sociedades pueden avanzar y no tienden al suicidio colectivo. Esta pesadilla tiene que terminar aunque sabemos que no lo har¨¢ de forma espont¨¢nea. F¨ªjese, incluso por ego¨ªsmo, la sociedad vasca deber¨ªa invertir en rebeld¨ªa, para que se produzca la regeneraci¨®n pol¨ªtica. Cuando m¨¢s se dilate el proceso, mayores ser¨¢n las manifestaciones de brutalidad y m¨¢s indecentes los ejercicios de hipocres¨ªa en el nacionalismo. El plan de Ibarretxe consiste en ofrecer paz a cambio del establecimiento de una ciudadan¨ªa de segunda clase para todos aquellos que sufrimos persecuci¨®n. Es tremendo. En lugar de proteger al colectivo pol¨ªtico que el terrorismo intenta depurar y defender as¨ª la democracia, lo que nos dice Ibarretxe es que s¨®lo encontraremos tranquilidad si aceptamos nuestra marginaci¨®n. P. ?La paz de los vencidos?R. S¨ª, pero adem¨¢s de tramposo, el planteamiento es ineficaz porque los fundamentalistas nunca se conforman. Todo les parece poco. Lizarra nos exclu¨ªa expresamente a los constitucionalistas de las instituciones pero tambi¨¦n les pareci¨® poco. Nuestros fundamentalistas no son diferentes a los camisas pardas, a los estalinistas, a los nazis alemanes. Lo que sirvi¨® contra ellos no fue el Gobierno colaboracionista de Vichy sino la decisi¨®n de Churchil de enfrentarse a aquello.
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