Fatal recambio
Nada educa tanto como equivocarse mucho. Hace apenas ocho meses escrib¨ªamos aqu¨ª que "no todo son malas noticias. A algunos se les nota tanto el solipsismo megal¨®mano que logran generar muy sanas gratificaciones cuando fracasan en sus empe?os. Caso destacado ha sido esta semana el presidente del partido ODS de la Rep¨²blica Checa, V¨¢clav Klaus, que ha perdido probablemente su ¨²ltima oportunidad de asumir la jefatura del Gobierno y ejercer -es cuesti¨®n de car¨¢cter- como Rey Sol en Praga".
Craso error y pron¨®stico err¨®neo. Desde ayer, V¨¢clav Klaus es m¨¢s que eso, es jefe del Estado y releva en el cargo a uno de los hombres m¨¢s dignos, intelectualmente m¨¢s honestos y pol¨ªticamente m¨¢s veraces que ha tenido Europa en much¨ªsimos a?os. Pero adem¨¢s, su peor enemigo. Esto ya define a Klaus como pol¨ªtico y persona. Es la perfecta ant¨ªtesis de ese hombre bueno, dramaturgo reflexivo y humanista que, con los pulmones destrozados por el humo, se retira sus ¨²ltimos a?os a una vida tranquila con Dagmar, su mujer, quiz¨¢s a Lanzarote.
Klaus es todo lo que Havel desprecia. Tiene pose de Margaret Thatcher con bigote cano, obsesi¨®n en favor de un liberalismo primario y mucho desprecio hacia la Europa unida en la que la Rep¨²blica Checa entrar¨¢ en enero. Su elecci¨®n puede acabar con este Gobierno en Praga y muy pronto ser un perfecto incordio m¨¢s a sumar a la larga lista que los europeos sufrimos. El castillo de Praga, el Hradsin, apenas desalojado por un gran estadista poeta, es ocupado por un mercantilista implacable e iracundo. Malos tiempos para la l¨ªrica sobre el r¨ªo Vltava.
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