Fantasmas y taxidermistas
El mundo hierve. No s¨®lo est¨¢ en juego una guerra de tr¨¢gicas consecuencias para la poblaci¨®n iraqu¨ª y para el avispero de Oriente Medio. No s¨®lo est¨¢n en juego las relaciones entre el Occidente cristiano y el Oriente musulm¨¢n. No s¨®lo est¨¢ en juego el control del petr¨®leo. O el futuro pol¨ªtico de Europa, aporreado por el mazo de Aznar y Berlusconi. Est¨¢ en juego la reordenaci¨®n del mundo. La intervenci¨®n norteamericana sobre Irak va a alterar, despertar o explosionar muchos problemas latentes. Se formar¨¢ una gran borrasca mundial. Una borrasca de curso y efectos impredecibles, nueva y extra?a. Cuando esta borrasca haya pasado, el mundo ser¨¢ otro. Con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, el desplome sovi¨¦tico y el desequilibrio consiguiente, tuvimos noticia del final de una ¨¦poca que hab¨ªa empezado con la II Guerra Mundial. Con los incontrolables viajes que el dinero, sin trabas pol¨ªticas, realiza diariamente desde que el sol nace en Jap¨®n hasta que se pone en Wall Street, hemos tomado conciencia de hasta qu¨¦ punto el poder econ¨®mico es inalcanzable (lo que ha dejado en calzoncillos a las ideolog¨ªas democristiana y socialista, que consideran fundamental la existencia de un Estado para proteger a los ciudadanos y domesticar la econom¨ªa de mercado). Y con el colosal atentado a las Torres Gemelas descubrimos el siniestro perfil de las nuevas turbulencias que ahora desembocan en esta primera gran borrasca mundial.
Lo sucedido con 'Egunkaria' revela que el Estado espa?ol ha decidido seguirle el juego a ETA y muchos intelectuales dan sentido a este juego
A la carrera se dirigen hacia ella, en tropel, d¨¢ndose codazos, no s¨®lo los muy satirizados Bush o Aznar: tambi¨¦n Chirac, por ejemplo, converso pacifista de ¨²ltima hora, experimentador nuclear en el Pac¨ªfico y notorio urdidor de embrollos en el ?frica negra. Todos: los l¨ªderes israel¨ªes que sue?an con un muro militar impenetrable y los ¨¢rabes que sue?an con hundirlos en el Mediterr¨¢neo; los s¨¢trapas que gobiernan con pu?o de hierro en tantos pa¨ªses de Oriente, e iluminados como Bin Laden que est¨¢n a punto de levantar de manera veros¨ªmil, por primera vez desde Nasser, la bandera del patriotismo isl¨¢mico por encima de todas las parcelaciones nacionales que el colonialismo ingl¨¦s impuso en Oriente antes de retirarse (no sin antes, por cierto, haber dejado atadas y bien atadas las compa?¨ªas petroleras). Todos quieren participar en la fundaci¨®n del nuevo orden o desorden planetario que acabar¨¢ afectando a la ONU y a todas las estructuras y convenciones que heredamos de la II Guerra Mundial.
Est¨¢n pasando en el mundo tantas cosas a la vez, y tan importantes, que nuestros pleitos dom¨¦sticos aparecen ante nuestros ojos con el perfil ¨ªnfimo y c¨¢ndido. Aqu¨ª sigue sin pasar nada, al parecer. Apenas unas leves, tontinas, alteraciones en las encuestas p¨²blicas. El oasis, siempre el amable oasis. Lo cierto, sin embargo, es que las corrientes borrascosas nos alcanzan. La desactivaci¨®n de la democracia es la gran caracter¨ªstica de este tiempo: en nombre de la seguridad y de la eficacia, nuestros gobiernos tienden a paralizar la libertad. La democracia del taxidermista, podr¨ªamos llamarla. Gobiernos democr¨¢ticos dedicados en cuerpo y alma a desactivar la democracia. Con el disfraz m¨¢s recurrente, el del liberalismo, destinan todos los aparatos de poder a frenar la libertad, a disecarla. Al taxidermista le interesa la piel solamente. Despu¨¦s de vaciar por completo el interior, lo rellena con hierbas secas. Investigando las falsificaciones de las encuestas, los periodistas de este diario han mostrado, m¨¢s all¨¢ del hecho concreto, c¨®mo se vac¨ªa en Catalu?a la democracia. Parece un esc¨¢ndalo a medida del que coge el ¨®rgano democr¨¢tico con papel de fumar. Pero, gracias a esta investigaci¨®n, es ahora m¨¢s f¨¢cil entender la labor del taxidermista catal¨¢n en concomitancia con unas empresas que han tolerado en silencio estos burdos montajes. La Generalitat nunca es atrapada en falso. Es obvio que el sistema est¨¢ bien maquinado: los v¨ªnculos entre empresas favorecidas y el Gobierno son siempre legales, pero el aroma que el v¨ªnculo destila recuerda el hedor que Hamlet advert¨ªa en Dinamarca.
No muy lejos de aqu¨ª, pasan hechos bastante m¨¢s preocupantes, ciertamente. Se consolida a ojos vista el modelo norirland¨¦s en Euskadi. Lleva ETA busc¨¢ndolo denodadamente, matando y matando, desde hace a?os. Es un modelo que implica, por una parte, la separaci¨®n de los ciudadanos en dos comunidades antag¨®nicas con los barrios separados por alambradas y toda la deprimente decoraci¨®n que distingue a las comunidades fratricidas. Es un modelo que, paralelamente, lleva al enfrentamiento entre Espa?a y el sector vasco separatista. La guinda de este pastel de sangre ser¨ªa la intervenci¨®n internacional, que consolidar¨ªa para siempre la divisi¨®n. Lo sucedido con el diario Egunkaria revela que el Estado espa?ol ha decidido seguirle el juego a ETA. Tambi¨¦n revela (y me duele en el coraz¨®n afirmarlo, puesto que nadie como Fernando Savater me ha ayudado a entender la libertad) que muchos intelectuales han decidido dar cobertura y sentido a este juego (despu¨¦s de haber alzado, por su cuenta y riesgo, con toda la raz¨®n del mundo, la bandera de la dignidad y del innegociable derecho a la vida y a la libertad de expresi¨®n). Gracias al grito visceral de Basta Ya! conocemos la enormidad del sufrimiento de una parte de los vascos, m¨¢rtires de la democracia. ?C¨®mo es posible, por tanto, justificar, hacer la vista gorda o amparar intelectualmente el secuestro de Estado? Desde mediados del siglo XVII rige en Inglaterra el habeas corpus que tutela la libertad de los ciudadanos contra los arrestos ilegales o arbitrarios. Lo que ha pasado y pasa con los periodistas de Egunkaria enciende una nueva alarma. En nombre de la libertad se anula la libertad. En nombre de los derechos humanos se conculcan los derechos. En nombre del derecho a la vida, el Estado llega casi a provocar un suicidio. Est¨¢ cambiando la met¨¢fora: de laberinto vasco a infierno vasco. El fantasma de Guant¨¢namo est¨¢ llamando a la puerta.
P. S. Ya redactado este art¨ªculo, tengo noticia de los insultos y zarandeos que mi admirado Fernando Savater ha recibido en la Universidad de Barcelona: m¨¢s que lamentarlos, quiero compartirlos. Los insultos que ¨¦l sufre son insultos a nuestra libertad.
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