Contabilidad creativa: ?m¨¢s madera!
LA CONTABILIDAD CREATIVA -adecuar la realidad econ¨®mica a los criterios contables- se puso de moda en Europa en la segunda mitad de los a?os noventa. Con ella se designaba el proceso por el cual se disfrazaban algunos datos macroecon¨®micos (fundamentalmente el d¨¦ficit p¨²blico) para que distintos pa¨ªses pudieran pasar el examen del Tratado de Maastricht y acceder a la Europa del euro. Un lustro despu¨¦s, la moda lleg¨® a EE UU y al sector privado. Los casos de Enron, WorldCom y centenares de grandes empresas que enga?aron a sus accionistas y trabajadores se multiplicaron y generaron una crisis de confianza empresarial de la que todav¨ªa no se ha salido.
Como los ejemplos eran mucho m¨¢s numerosos en EE UU que en Europa, ello dio lugar a la resurrecci¨®n de una viej¨ªsima pol¨¦mica: ?cu¨¢l de los dos capitalismos, el anglosaj¨®n o el renano, era m¨¢s completo? El primero sacrificaba a la eficacia y al corto plazo (la creaci¨®n de valor de la empresa) todo lo dem¨¢s, y, por tanto, era m¨¢s competitivo; el segundo, m¨¢s regulado y menos din¨¢mico pero m¨¢s protector, era menos corrupto. Conclusi¨®n apresurada a la luz de lo conocido la pasada semana; la cadena holandesa de distribuci¨®n Ahold, la tercera del mundo detr¨¢s de la norteamericana Wal Mart y de la francesa Carrefour, desvelaba una manipulaci¨®n contable en su filial americana, que le obligaba a recortar los beneficios de los dos ¨²ltimos ejercicios en 500 millones de d¨®lares. La primera cuesti¨®n surg¨ªa del recuerdo de Enron, cuya sombra es alargada respecto de todos los casos de manipulaci¨®n: ?es ¨¦sta la ¨²nica irregularidad contable de Ahold o, levantado el velo, podr¨ªan aparecer otras? Por lo pronto, su presidente y su director financiero dimit¨ªan.
La multiplicaci¨®n de empresas que han utilizado los artificios contables para ocultar sus malos resultados pone en cuesti¨®n los piadosos deseos de quienes creen que los abusos se corrigen mediante la autorregulaci¨®n
Ahold, como Enron, era una de esas sociedades que se estudian como casos en las escuelas de negocios. Cuarenta millones de consumidores frecuentan cada semana las m¨¢s de 9.000 tiendas que posee en 27 pa¨ªses y tres continentes (Am¨¦rica, Europa y Asia). La cadena ha generado una cifra de negocios superior a los 72.000 millones de euros, que se ha multiplicado por cinco en los ¨²ltimos 10 a?os. En los tres d¨ªas siguientes a que estallase el esc¨¢ndalo y se multiplicasen las investigaciones sobre las tripas del grupo, la acci¨®n perdi¨® tres cuartas partes de su valor.
La contabilidad creativa no es m¨¢s que uno de los cap¨ªtulos de las corruptelas corporativas. ?stas se han multiplicado con fuerza en los ¨²ltimos tiempos en un pa¨ªs como Alemania, patria del capitalismo renano. El ex presidente del Deutsche Bank -primer banco privado del pa¨ªs- y presidente de la Asociaci¨®n de la Banca Alemana acaba de ser condenado a indemnizar al grupo de comunicaci¨®n Kirch por haber hecho p¨²blicas unas declaraciones que pusieron en duda su solvencia y que dificultaron a ese grupo recibir nuevos cr¨¦ditos. El actual presidente del Deutsche Bank y otros ejecutivos (entre ellos, el presidente del poderoso sindicato IG Metall) est¨¢n acusados de haber recibido o autorizado el pago de comisiones ilegales en la compra de la telef¨®nica Mannesmann por parte de Vodafone, hace tres a?os. El fundador y ex presidente de MobilCom, que vio c¨®mo la acci¨®n de dicha compa?¨ªa multiplicaba su valor por 120 en cuatro a?os, se acaba de declarar insolvente y se encuentra acusado de haber dado a su esposa dinero de la caja de la empresa por valor de 71 millones de euros para comprar acciones de la empresa. Los hermanos Thomas y Florian Haffa, de la productora EM-TV (uno de los valores estrella del nuevo mercado alem¨¢n: sus t¨ªtulos llegaron a 115 euros y hoy valen 90 c¨¦ntimos de euro) est¨¢n acusados de haber ocultado la situaci¨®n financiera de su empresa para hinchar artificialmente el valor de las acciones. Etc¨¦tera.
Frente a ¨¦stos y otros muchos casos que se pueden citar, ?de verdad creen los estudiosos de las reglas contables y del buen gobierno de las empresas que el asunto se arregla a trav¨¦s de la autorregulaci¨®n?
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