Paella para casi todos
La comida gratis agudiz¨® la picaresca y la polic¨ªa requis¨® agua, naranjas y raciones extra que la gente se llevaba a casa
La paella multitudinaria se hizo ayer al calor de 60.000 kilos de le?a de pino y 15.000 de naranjo. A juzgar por los comensales, no estaba mal de punto de sal, y el arroz vaporizado, de menor cach¨¦ que el tipo bomba, aguant¨® el empaquetado en pl¨¢stico y la espera de dos horas entre el ¨²ltimo hervor y el primer bocado. Manuel Velarte, que trajo notario para que diera fe del hito, distribuy¨® la faena en grupos: cada cinco personas (un jefe, tres paelleros y una ayudante, por exigencias del gui¨®n, mujer) se encargaba de diez arroces. Ante sus ojos, paellas de un di¨¢metro de 135 cent¨ªmetros por 12 de hondo. A fuego lento, "paciencia y gusto" dijo Alberto Mart¨ªn, empleado de Velarte, "como herramientas", adem¨¢s de las casi 300 personas que colaboraron en las tareas del "rancho" sin cobrar.
El dispositivo cont¨® con carretillas elevadoras para trasladar de las brasas a las mesas las paellas. Y desde los puentes de Calatrava y Las Flores, miles de ojos atentos a los movimientos que se daba al alimento. Extranjeros, valencianos, murcianos, almerienses... hicieron cola para lograr su raci¨®n de paella de pollo y verduras. M¨¢s de dos horas de larga y apretada espera tras una verja, la del ¨²nico acceso permitido en un primer momento, custodiada por voluntarios de protecci¨®n civil a los que en los momentos previos al reparto asistieron agentes de la polic¨ªa nacional. Cual marabunta bajaron al cauce del r¨ªo. A pesar de que no se registraron incidentes, para ello estuvieron atentos las m¨¢s de 1.500 personas (polic¨ªas, sanitarios y voluntarios), s¨ª hubo colapso en torno a plato subvencionado.
J¨®venes, ni?os, mayores, agricultores, ejecutivos, parados, jubilados, amas de casa e indigentes comieron ayer gratis al lado de contenedores de reciclado, bajo las escaleras, sobre el c¨¦sped o en la arena, aprovechando incluso el socarrat, en algunos casos sin necesidad de cubiertos.
Pero para aprovechamiento, el que detect¨® la polic¨ªa nacional cuando ya se disolv¨ªa la comida en pago por apoyar el PHN. Los carritos de los ni?os y de la compra, fondos de abrigo, cartones y cajas desperdigadas sirvieron de escondite para abandonar el comedor al aire libre con raciones extra (unas 10.000 personas se quedaron sin arroz), naranjas por kilos y botellas de agua por litros camino de la casa de cada cual. La polic¨ªa ejerci¨® de aduana, a veces con el aplauso de centenares de "mirones" que se?alaban con el dedo a los "p¨ªcaros".
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