"?No a la guerra, no a la guerra!"

Nunca un debate de dos proposiciones no de ley hab¨ªa levantado tanta expectaci¨®n. Pero la sorpresa no vino por el sistema de votaci¨®n, secreto y en urna, ni por la presencia en la C¨¢mara por primera vez en seis meses del ex presidente Felipe Gonz¨¢lez. No. La irrupci¨®n del vicepresidente primero, Mariano Rajoy, fue lo que ocasion¨® sentimientos encontrados: entusiasmo en el PP y malestar en todos los dem¨¢s.

Rajoy obvi¨® a todos los firmantes de la proposici¨®n y se dirigi¨® en exclusiva al PSOE, a cuyo secretario general, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, se empe?¨® en hacerle preguntas, quiz¨¢ ret¨®ricas, porque el l¨ªder socialista no ten¨ªa derecho a tomar la palabra ya que el vicepresidente sali¨® a la tribuna cuando ya hab¨ªa consumido su turno el representante socialista, en este caso, Jes¨²s Caldera. Pero la izquierda del Parlamento decidi¨® responderle y, a gritos: "?No a la guerra!, ?no a la guerra!...", corearon los parlamentarios de IU y del PSOE.

Del comienzo de la sesi¨®n se deduc¨ªa que las aguas iban a transcurrir tranquilas. El portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Ar¨ªstegui, desgran¨® sus argumentos en defensa de la proposici¨®n no de ley de su grupo y se le escuch¨® con calma y casi silencio, acorde con su estilo respetuoso.

El propio Ar¨ªstegui se sorprendi¨®, y mir¨® a un lado y a otro, cuando escuch¨® un murmullo en las filas del PP, alto y sostenido, sin saber a qu¨¦ ven¨ªa. En segundos se dio cuenta de la causa del alboroto: la entrada de Felipe Gonz¨¢lez en el hemiciclo, junto a Rodr¨ªguez Zapatero y Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Ese murmullo, entre la desaprobaci¨®n y la risa, fue la forma de dar la bienvenida a Gonz¨¢lez, ausente del Congreso de manera casi permanente. "Dicen que va a venir el se?or Gonz¨¢lez: bienvenido a sus obligaciones", proclam¨® el portavoz parlamentario del PP, Luis de Grandes, un par de horas antes de que empezara el pleno.

Despu¨¦s subi¨® a la tribuna Caldera y al terminar ya se preparaba el portavoz de Exteriores de CiU, Ignasi Guardans, cuando alz¨® la mano Rajoy. A su lado se encontraban el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, y la ministra de Exteriores, Ana Palacio.

Cu¨¢ntas m¨¢s preguntas hac¨ªa Rajoy a Zapatero m¨¢s se enfadaban los socialistas. Sab¨ªan que su secretario general no ten¨ªa derecho a tomar la palabra. Y cuanto m¨¢s se dirig¨ªa el vicepresidente al l¨ªder del PSOE m¨¢s enojo causaba en el resto de la oposici¨®n, que se sinti¨® ignorada por el vicepresidente ya que tom¨® la palabra s¨®lo para responder a Caldera y no a los dem¨¢s, cuando la iniciativa parlamentaria contra la guerra era de todos. "D¨ªganos, se?or Zapatero, qu¨¦ piensa...", insist¨ªa Rajoy. "?No a la guerra!, ?no a la guerra!", le respond¨ªa la izquierda parlamentaria. Una voz persistente gritaba por encima de las dem¨¢s. Enseguida fue llamado al orden por la presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi. Se trataba del secretario de organizaci¨®n del PSOE, Jos¨¦ Blanco, quien ante los requerimientos de Rajoy a Zapatero para que se explicara, gritaba: "En la 1, en la 1, como Aznar".

Se refer¨ªa a Televisi¨®n Espa?ola, y de fondo subsist¨ªa la queja de que el l¨ªder del PSOE no es llamado habitualmente a la cadena p¨²blica para que se explique.

El propio Caldera tuvo ocasi¨®n de responder a Rajoy, y le sali¨® en tono mitinero. "?Quiere saber la posici¨®n de los socialistas y de millones de seres humanos? ?No a la guerra!", grit¨®, y consigui¨® el aplauso estruendoso de su grupo.

El enfrentamiento entre Rajoy y Caldera apunta a eternizarse a prop¨®sito del caso Prestige. El dirigente socialista dijo que vio en la multitudinaria manifestaci¨®n de Madrid, que moviliz¨® a 240.000 gallegos, carteles con el lema fr "Rajoy mentireiro [mentiroso]". El vicepresidente impost¨® la voz, le mir¨® a los ojos, y le inquiri¨®: "?Usted me llama mentiroso?" De nuevo sal¨ªa en el pleno el pol¨¦mico resumen que los servicios t¨¦cnicos del PSOE entregaron a la prensa sobre la err¨¢tica ruta que se oblig¨® a tomar al Prestige el d¨ªa del naufragio, resumen por el que Caldera fue acusado de manipulador.

Pero el PSOE sigui¨® aplaudiendo a Caldera, incluido Felipe Gonz¨¢lez, que no se sentaba en su esca?o desde agosto, cuando acudi¨® a votar la ley que abre la puerta a la ilegalizaci¨®n de Batasuna.

Gonz¨¢lez tambi¨¦n quiso dejar claro que su posici¨®n con respeto a este conflicto es la misma que la de su partido. ?l autoriz¨® y apoy¨® en 1991 la guerra contra Irak, cuando este pa¨ªs invadi¨® Kuwait. Pero ahora se trata de otra circunstancia y otras motivaciones. Algo explic¨® de sus puntos de vista a los dos compa?eros que ten¨ªa al lado: Micaela Navarro y Juan Fernando L¨®pez Aguilar.