Tiempo sagrado tiempo profano
Hoy es Mi¨¦rcoles de Ceniza. Me sorprendo evocando el olor a incienso en la capilla del Sacr¨¦ Coeur. Tan penetrante y embriagador que me incitaba a contener la respiraci¨®n hasta que tem¨ªa caerme desmayada; entonces, con los ojos entornados acercaba mi cabeza al antebrazo de mi madre asi¨¦ndolo con las manos. "Lastana, enseguida nos vamos". Pero yo no distingu¨ªa con claridad si quer¨ªa irme o si ya me hab¨ªa ido, al seguir fascinada aquel ir y venir del incensario. Cuando abro los ojos, tengo que conformarme con la visi¨®n de las colillas gris¨¢ceas y con el olor apestoso que despide el cenicero: ?Qu¨¦ voy a hacer con estas tristes cenizas carentes de esplendor? ?Me las vuelco en la cabeza y me voy de penitente a buscar el perd¨®n de mis pecados? Pecados de omisi¨®n casi todos, menos el de no dejar definitivamente de fumar. Al final creo que no cubrir¨¦ mi pelo de ceniza ni buscar¨¦ el perd¨®n.
Una comunidad que no me exija en pago renunciar a ser yo misma
Siempre me ha hecho pensar la sabidur¨ªa de la Iglesia que establec¨ªa un tiempo para la trasgresi¨®n y otro para la reconciliaci¨®n. Como la separaci¨®n del espacio sagrado y el profano, que ha creado las maravillosas portadas, pasajes de tr¨¢nsito entre un espacio f¨ªsico y otro metaf¨ªsico. Pero si la divisi¨®n en el espacio es tan notable, a¨²n lo es m¨¢s la divisi¨®n del tiempo.
El tiempo de carnaval no termina en una farsa de entierro de sardina, sino en el sombr¨ªo mi¨¦rcoles de ceniza, que es el fin del tiempo profano y el comienzo de un tiempo sagrado.
Estas fases temporales eran como ciclos en que respiraba el alma. Ahora te dicen que eres ciclot¨ªmica y si te descuidas, te diagnostican bipolar, que suena menos ofensivo que man¨ªaco depresiva. Pero antes todo era m¨¢s f¨¢cil, porque una se sincronizaba con el cosmos a trav¨¦s de esos misterios teol¨®gicos y pod¨ªa alcanzar la euforia m¨¢s profana, et¨ªlica y lujuriosa, y luego vivir una resaca como dios manda, con llanto y crujir de dientes incluidos, mientras contemplabas tu reflejo en el estanque y exclamabas: "Qu¨¦ has hecho desgraciada; mira en qu¨¦ te has convertido".
Y cuando m¨¢s depre estabas, aparec¨ªa alguien que te tend¨ªa su mano y te ibas de compras, para estar despampanante al salir con las amigas el domingo de ramos.
Claro que se puede seguir haciendo m¨¢s o menos lo mismo, pero ahora ya nadie te ayuda. Ning¨²n reloj marca las campanadas del cambio de paso de este baile. Las voces de los predicadores no retumban en la oscuridad diciendo ?arrepentios! Desde que Dios ha muerto o fue dado por desaparecido, todo anda manga por hombro. Cada uno tiene que delimitar sus espacios sagrados y profanos y montarse las puertas de acceso a su cielo y a su infierno. Y tiene que marcar el ritmo del duelo y la alegr¨ªa, de la compasi¨®n y de la ira. Antes en los duelos se lloraba. Pero ahora, ni para llorar interrumpimos la batalla, porque ya hemos llorado tanto de antemano, que nos hemos quedado secos. Y lo m¨¢s duro de todo, es tener que decidir en qui¨¦n creer: ?Hay Alguien ah¨ª? Y si te contestan (que cada a?o es m¨¢s dif¨ªcil que nadie te conteste) llegar a reconocer que es ?l, el esperado y no un detestable contestador autom¨¢tico.
No me extra?a que ante tantas dificultades, muchos vuelvan sus ojos a la tribu de Los Picapiedra. Que es una apariencia de tribu ancestral pero con prestaciones modernas, agua caliente y televisi¨®n. Ah¨ª dentro todav¨ªa tienen sacerdotes que garantizan que nacer¨¢ el d¨ªa al finalizar la noche, te ayudan a decidir cu¨¢ndo y a qui¨¦n debes odiar y c¨®mo ser amado por el l¨ªder que vela por que duermas bien. Y poseer¨¢s una cultura con s¨®lo txapurrear una o dos jaculatorias. A cambio de tanta dicha asegurada, s¨®lo te piden una trepanaci¨®n insignificante; total ?para qu¨¦ quieres ese trocito de cerebro que s¨®lo te ha dado problemas? Con tu parte y la de otros como t¨² construir¨¢n un cerebro, ese s¨ª, como es debido. Porque t¨² no eres m¨¢s que una individua, y sola no vales ni para vestir santos. Pero tu cerebro, o lo que quede de ¨¦l una vez colectivizado, es el pueblo, que se extiende sobre los territorios y sobre los tiempos. Abarca el antes y el despu¨¦s, el aqu¨ª y el all¨¢. Antes eras t¨² y ahora ya formas parte del "nosotros, el Pueblo".
Ya puedes aspirar a comulgar con el Pueblo M¨ªstico, a sentir con ilusi¨®n su voluntad irrefutable. Es el ser para decidir, por ti y por todos los dem¨¢s.?Qui¨¦n podr¨ªa negarse? M¨¢s a¨²n ?qui¨¦n podr¨ªa oponerse a ser consultado sobre su conveniencia? Si es todo por nuestro bien.
Hay una alternativa. Que cada persona construya la comunidad en la que ser¨¢ ella con otros. Con mi pareja, con mis amigos. Una comunidad que no me exija en pago renunciar a ser yo misma. Y a serlo m¨¢s cada d¨ªa.
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