Nada bueno en el horizonte
El debate parlamentario de ayer en el Congreso de los Diputados no augura nada bueno. Primero, porque el discurso inicial del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, no dej¨® espacio a la esperanza. Por muchas vueltas que diera, terminaba siempre llegando al mismo punto: el Gobierno espa?ol considera que el r¨¦gimen de Sadam Husein ya ha violado la resoluci¨®n 1.441 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que es digno por ello de consecuencias fatales. Y si otros pa¨ªses del Consejo de Seguridad opinan lo contrario, peor para ellos porque est¨¢n demostrando la "irrelevancia" de la ONU.
Y segundo, porque el tono de las r¨¦plicas de Aznar sugiere ya una intenci¨®n de convertir el debate sobre la guerra en Irak en un enfrentamiento bronquero, antip¨¢tico, en el que se va a utilizar casi todo para descalificar al adversario pol¨ªtico. El socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero asegur¨® que ni ¨¦l ni los suyos van a aceptar provocaciones, y de hecho sus respuestas siguieron siendo suaves. Quiz¨¢s incluso excesivamente suaves, dado el grueso calibre de los proyectiles que el presidente le lanz¨® durante toda la tarde.
La respuesta de Aznar a Zapatero fue una de las m¨¢s broncas de los ¨²ltimos tiempos
Curiosamente, Aznar habl¨® muy poco de la resoluci¨®n que Espa?a acaba de presentar en la ONU, junto con Estados Unidos y Gran Breta?a. Aludi¨® muchas m¨¢s veces a la resoluci¨®n anterior, la 1.441, como si ya autorizara a lanzar un ataque sobre Irak. Y sobre todo, empez¨® a hablar de las actividades de Espa?a en el escenario de post-guerra. Trabajaremos mucho, dijo, incluso con participaci¨®n de las Fuerzas Armadas, para ayudar a paliar el desastre humanitario. Post-b¨¦lico, se entiende.
Aznar, que ley¨® un texto, plante¨® una y otra vez su idea b¨¢sica: el pr¨®ximo d¨ªa siete, el jefe de los inspectores s¨®lo puede decir una cosa que evite la guerra: que Irak ha cumplido total, completa e ¨ªntegramente con la exigencia del desarme. El presidente del Gobierno espa?ol no reconoce a Hans Blix -y de hecho parece como si tampoco se lo reconociera a los otros pa¨ªses miembros del Consejo de Seguridad- capacidad para valorar avances o mejoras. O todo, ya; o nada. Cualquier otra cosa equivale, dijo, a declarar incumplida la 1.441. Y, aunque no lo explicit¨®, a autorizar la guerra, incluso sin que exista la famosa y so?ada segunda resoluci¨®n.
El presidente del Gobierno dijo tambi¨¦n algo sorprendente: anunci¨® que aparecer¨¢ pronto m¨¢s armamento iraqu¨ª, pero que ese descubrimiento no significar¨¢ que el desarme va por buen camino sino, al contrario, que Sadam ten¨ªa armas prohibidas.
El discurso inicial de Rodr¨ªguez Zapatero part¨ªa tambi¨¦n de un texto escrito y cuidadosamente preparado por el l¨ªder de la oposici¨®n. La ocasi¨®n, dijo, es crucial y puede marcar el futuro de este pa¨ªs. Zapatero utiliz¨® tonos moderados, pero fue bastante radical en sus planteamientos: el presidente Aznar se niega a aceptar que se est¨¢n produciendo avances en el desarme pac¨ªfico de Irak. "Usted quiere hacernos creer que la guerra es el mal menor. ?Cu¨¢l es el mayor, se?or Aznar? Zapatero record¨® que los atentados del 11 de septiembre no se efectuaron con armamento de destrucci¨®n masiva sino con simples aviones comerciales y con mucho odio. "Y eso, odio, ser¨¢ la principal amenaza a la que haremos frente en el futuro".
El discurso de Zapatero, que termin¨® con una de esas frases que dicen los pol¨ªticos para que prendan en la opini¨®n p¨²blica -"D¨¦jenos en paz, se?or Aznar"- provoc¨® una de las respuestas m¨¢s broncas que se recuerdan en los ¨²ltimos tiempos. A Aznar no le pasa como a su colega Tony Blair, que irritado por su oposici¨®n termina apasion¨¢ndose o incluso sudando copiosamente. Al presidente del Gobierno espa?ol no se le mueve una ceja ni se le escapa una gota de sudor. Pero ayer demostr¨® su irritaci¨®n, o quiz¨¢s su nerviosismo, con un discurso desproporcionado en el que, a cuento de la guerra de Irak, se le oy¨® acusar al l¨ªder de la oposici¨®n de someterse a los dictados de los ocho diputados de IU, de compartir partido con Pasqual Maragall, de viajar a Marruecos sin pactarlo con Moncloa y de pretender aislar a Estados Unidos. Nada menos.
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