Respuesta de Rodr¨ªguez Ibarra a Rahola

No pedir¨¦ el mismo espacio que emple¨® el pasado d¨ªa 1 la se?ora Rahola para propinarme un art¨ªculo denominado El ruido de Ybarra (mi apellido es Ibarra, por cierto). Ella dedica tres densas columnas a mi insignificancia, en flagrante contradicci¨®n con su propia tesis, y yo le dedico lo que se merece, unas palabritas. Mucha rauxa y poco seny, me parece a m¨ª que denotan, para contestar una opini¨®n pol¨ªtica, expresiones como bocazas mayor, maleducado pintoresco, bomba de relojer¨ªa o decorado chistoso y otros argumentos personales. En esas cuatro facetas citadas reconozco que, al lado de la se?ora Rahola, soy un humilde aprendiz; es m¨¢s, reconozco una veterana c¨¢tedra a la inquieta y saltarina se?ora en tales asignaturas. Ya quisiera yo llegar a su nivel. En cuanto a que busco mi cuarto de hora de notoriedad, mi momento warholiano, unos cuantos centenares de miles de votos a lo largo de 20 a?os tienen la culpa. Lamento profundamente que, a pesar de sus muchas piruetas, la se?ora Rahola no tenga ese sustento y se esfuerce por estirar pat¨¦tica e indefinidamente su opaco cuarto de hora warholiano en la pol¨ªtica, peregrinando de tertulia en tertulia tras los chicos de Gran Hermano. Y sobre que mis opiniones alimentan al nacionalismo catal¨¢n, en su caso debe de ser cierto, pues no hay m¨¢s que ver c¨®mo me utiliza de pobre excusa para ensalzar el protagonismo del presidente Pujol en los ¨²ltimos a?os. Estar¨¢ haciendo m¨¦ritos para alguna tertulia en TV-3. Los ruiditos de Rahola.