El arquitecto ?scar Tusquets revisa una teor¨ªa de Stephen Gould
La sede del Museo de la Ciencia de la Fundaci¨®n La Caixa, en Barcelona, ha acogido durante esta semana a un grupo de cient¨ªficos pertenecientes a distintas disciplinas y unidos en un nuevo debate sobre la dicotom¨ªa forma y funci¨®n, un debate ya abierto por Arist¨®teles y que a¨²n permanece sin soluci¨®n. F¨ªsicos, bi¨®logos, historiadores, fil¨®sofos, paleont¨®logos, zo¨®logos y arquitectos se han encerrado durante dos d¨ªas en el edificio del paseo de Sant Joan (sede provisional del museo) para crear nuevas ideas sobre la relaci¨®n entre forma y funci¨®n, y sobre todo para destruir algunos t¨®picos. Al arquitecto ?scar Tusquets (Barcelona, 1941) se le encarg¨® lidiar con uno de ellos: revisar, desde la arquitectura, toda una teor¨ªa evolutiva formulada 30 a?os atr¨¢s por el evolucionista y paleont¨®logo Stephen Jay Gould (1941-2002).
En realidad, fue el propio Gould quien utiliz¨® en 1978 la arquitectura para demostrar su teor¨ªa evolutiva, un juego interdisciplinar de este gigante de la teor¨ªa de la evoluci¨®n que se gan¨® a la comunidad cient¨ªfica. Gould utiliz¨® la c¨²pula de la veneciana bas¨ªlica de San Marco como met¨¢fora para demostrar que no todas las formas corresponden a una funci¨®n, lo que transportado a la evoluci¨®n significar¨ªa que no todos los rasgos morfol¨®gicos de un organismo corresponden a una adaptaci¨®n al medio. Sus ideas iban en contra de la noci¨®n darwinista, que defend¨ªa una evoluci¨®n continua basada en una adaptaci¨®n a cambios ambientales.
La c¨²pula de San Marco
?scar Tusquet se encarg¨® de dar "una lecci¨®n de arquitectura en cinco minutos" para aclarar las ideas de Gould. Seg¨²n ¨¦ste, la c¨²pula de San Marco se sostiene sobre cuatro arcos de medio punto que coinciden en ¨¢ngulo recto. Esto originaba entre cada dos arcos un hueco en forma de tri¨¢ngulo curvil¨ªneo, que finalmente eran tapados con yeso, las denominadas pechinas, adornadas en Venecia con frescos dedicados a los cuatro ap¨®stoles. Lo que Gould defend¨ªa era que estas pechinas eran un espacio accesorio y que no respond¨ªan a una adaptaci¨®n al medio. El paleont¨®logo traspuso este ejemplo al cerebro humano, "en el que muchas de sus capacidades pueden ser pechinas", espacios secundarios que hab¨ªa que rellenar despu¨¦s que la selecci¨®n natural favoreciera el crecimiento del tama?o cerebral.
Seg¨²n Tusquets, la teor¨ªa no resulta v¨¢lida porque "se apoya sobre un ejemplo arquitect¨®nico mal comprendido". Dijo el arquitecto, dise?ador y escritor que la c¨²pula de San Marco se derrumbar¨ªa si se retirara tan s¨®lo una de estas pechinas. Porque estas formas, recalc¨®, no son como pensaba Gould secundarias, sino esenciales para sostener en pie el edificio. "No se trata solamente de rellenar estos tri¨¢ngulos huecos. Se trata, sobre todo, de tranmitir las cargas de la c¨²pula a los muros", dijo el arquitecto. Si las formas de las pechinas arquitect¨®nicas son por tanto adaptaciones funcionales, ?lo ser¨ªan tambi¨¦n las pechinas cerebrales? ?sta es la pregunta que a¨²n sigue sin respuesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.