Macastre, Bu?ol y Fuenteovejuna
Olvid¨¦monos por un momento de nuestras respectivas filias y fobias pol¨ªticas. Pensemos -ustedes, lectores, y un servidor- que desde hace un a?o largo, y en tanto que ciudadanos, se desoyen nuestras quejas acerca del paso de camiones de basura por el centro urbano de nuestros municipios, con las ingratas consecuencias del peligro vial y los nauseabundos olores. Pensemos, adem¨¢s, que las autoridades competentes, esto es, el consejero de Obras P¨²blicas y el delegado del Gobierno, nos han estado tomando el pelo mediante disimulos y enga?os en punto a la soluci¨®n del problema. Consideremos, por ¨²ltimo, que se nos ha colmado la paciencia y estamos abocados a tomar la calle para que se nos escuche.
Con estos precedentes, descritos sin efectismos, ?no nos hubi¨¦ramos sumado a los vecindarios de Macastre y Bu?ol, compartiendo su cabreo e impotencia, aunque con ello nos jug¨¢semos el f¨ªsico o el arresto? ?Acaso no nos sentir¨ªamos pertrechados de raz¨®n y santa ira contra los decretos y argucias que convierten nuestros pueblos en calle mayor de los residuos urbanos del ¨¢rea metropolitana? De no ser necios, inc¨ªvicos o beatos partidistas de las siglas gobernantes, lo m¨¢s probable es que tambi¨¦n nosotros hubi¨¦ramos sido v¨ªctimas de la aguerrida acci¨®n de las fuerzas antidisturbios y de las instancias judiciales, como los alcaldes y vecinos de las mentadas poblaciones, detenidos unos y corridos a palos los otros.
Dicho de otro modo: estamos ante uno de esos conflictos cebados y alentados irresponsablemente por el Gobierno, confiado en que la inercia, el aburrimiento de los damnificados o la porra autoritaria acabasen por desactivar la reivindicaci¨®n. Y no ha sido as¨ª, ni pod¨ªa serlo. En primer lugar, porque la fetidez de los veh¨ªculos y de su carga ha sido una provocaci¨®n tan ilegal como constante. Prueba de ello es la maniobra -propia de un filme de Berlanga- de cubrir con pl¨¢stico y fijarlo con adhesivo cada cami¨®n atufante. No se consigui¨® otra cosa que el efecto previsible: la risa. Una disparatada y aberrante versi¨®n del preservativo que s¨®lo sirvi¨® para confirmar la irregularidad de estos transportes.
En segundo lugar, porque todo el mundo, desde los alcaldes referidos hasta el ¨²ltimo avecindado, estaba al corriente de que en la planificaci¨®n del vertedero de Dos Aguas -destino de la caravana f¨¦tida- se hab¨ªan cometido dos trampas monumentales. De un lado, aunque esto sea ahora secundario, no se hab¨ªa previsto (o se hab¨ªa soslayado, o secuestrado) la potencial contaminaci¨®n del J¨²car. Y, de otro, muy arteramente, no se dec¨ªa una palabra acerca de la ruta que deber¨ªa seguir la citada caravana diaria. Tanto es as¨ª que, en un principio, la empresa adjudicataria de la basura efectuaba un trayecto distinto, pero incrementado en 120 kil¨®metros. ?Sab¨ªa en el momento de licitar que, superado el tr¨¢mite y despu¨¦s de unas pocas fechas, reducir¨ªa el kilometraje y costo de los viajes? Hiede a trapicheo.
Quedaba, para acabar, la resoluci¨®n judicial tercamente deso¨ªda que obligaba a utilizar veh¨ªculos herm¨¦ticamente cerrados, ya que en su d¨ªa fue desestimada la petici¨®n de limitar su n¨²mero y la fijaci¨®n del horario para transitar por el casco urbano. O sea, que tambi¨¦n la Justicia amparaba la protesta. Quien se pas¨® por aro aquella y quiso aplastar ¨¦sta fue el Gobierno, reo de su imprevisi¨®n y sordera, pues constan las advertencias reiteradas sobre la "situaci¨®n l¨ªmite" que se estaba decantando. El diputado socialista Andr¨¦s Perell¨® as¨ª lo anticip¨® epistolarmente en el mes de enero. Ahora, empitonados por el conflicto, se quiere -o cuanto menos se promete- arbitrar remedios urgentes e imposibles, pues no es cosa de expropiar terrenos y trazar carreteras en horas 24. Otro embeleco.
Y dos conclusiones: que los alcaldes encausados ya tienen hecha su campa?a electoral con este Fuenteovejuna que les respalda, pues casi todo el censo ha sido igualmente activo y protagonista. La otra conclusi¨®n apunta m¨¢s alto: este lamentable incidente con abundante movilizaci¨®n de fuerza p¨²blica, s¨®lo anticipa otros similares mientras no se alumbre y aplique la ley de ordenaci¨®n del territorio que el PP posterga como si en ello le fuese la bolsa m¨¢s que la vida. Pero en esa norma, dir¨ªa que fundamental, han de encerrarse las previsiones y soluciones. No lo son echar mano de los pl¨¢sticos, los aromatizadores o de los mamporros.
RTVV: DESPEDIDA Y CIERRE
Privatizar la gesti¨®n de RTVV es un hecho imparable. El Consell de la Generalitat le ha endosado este muerto al director general del ente, a quien parece que le tenga ojeriza. Se sabe eso y nada m¨¢s. A partir de ah¨ª todo son conjeturas, lo que no parece el mejor clima para la tranquilidad de los trabajadores y del sector audiovisual. Hasta ahora, con todas sus perversidades, ten¨ªamos, al menos, la desva¨ªda ilusi¨®n de que se trataba de un servicio p¨²blico. Desde este momento habr¨¢ que contemplarlo como un negocio m¨¢s, adjudicado presuntamente a gentes de confianza. Adi¨®s a la TVV y suerte al personal contratado.
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