Lis¨ªstrata
Las mujeres kuwait¨ªes, que no pueden votar, fueron las primeras en manifestarse en la calle contra la invasi¨®n de Irak en 1990. (Ni Ir¨¢n, ni Arabia Saud¨ª: nadie reconoce m¨¢s igualdad entre hombres y mujeres que Sadam. No otorgar¨¢ autom¨¢ticamente carta de dem¨®crata, pero tampoco avala ataques en nuestro nombre). Maite Larrauri presentaba su libro sobre la guerra y Simone Weil poco antes de que ayer mismo nos hayamos vuelto a manifestar por la paz "porque pensamos un mundo distinto".
No es que falten mujeres belicosas y hasta genocidas, como confirman la Historia pasada y reciente. Y sicarias, que consienten la agresi¨®n y no respaldan la causa com¨²n pero s¨ª las paellas, comprando votos para sus se?oritos. Pero en general este nuestro venturoso d¨¦ficit de "sentido del honor", como dice mi amiga Emilia Bolinches, nos impide compartir la manera machorra, el estilo miles gloriosus de entender las relaciones humanas, tan apegadas como estamos a las "peque?as" cosas que sostienen la vida. Por eso palestinas e israel¨ªes pueden dialogar civilizadamente. Por eso Mujeres de Negro, desde Belgrado hasta Valencia, se han ganado a fuerza de coherencia y coraje tanto respeto y credibilidad.
Alexandra Bochetti ve¨ªa por televisi¨®n los bombardeos de Beirut y entre los escombros descubr¨ªa con frecuencia a una mujer que sacud¨ªa una alfombra o que escurr¨ªa un trapo y "ese gesto testarudo, absurdo, me llena de rabia y me conmueve hasta las l¨¢grimas. Las mujeres han estado empe?adas en una lucha cotidiana por la limpieza del mundo y por impedir el deterioro. Esto, como dice Hannah Arendt, tiene muy poco en com¨²n con gestas heroicas. Reparar cada d¨ªa los da?os del d¨ªa anterior no es un signo de valent¨ªa sino de paciencia. Sin embargo, ese trabajo ha permitido la historia".
Mientras redoblan los tambores, a iniciativa de norteamericanas se representa en diversas ciudades Lis¨ªstrata, la obra en que Arist¨®fanes relataba la huelga de sexo ca¨ªdo con que desarmaron a los guerreros aquellas atenienses protopacifistas hastiadas de pla?ir.
Han pasado 25 siglos y muchas matanzas. Pero hemos de seguir creyendo que otro mundo es posible.
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