"Soy un arquitecto de acci¨®n"
Pregunta. Hay arquitectos que teorizan m¨¢s que construyen. ?Lo uno lleva a lo otro?
Respuesta. No, lo que ocurre es que hay gente muy dedicada a teorizar, y normalmente cuando se teoriza la ejecuci¨®n de la realidad es un poco distinta de la teor¨ªa. El que trabaja en la realidad saca consecuencias realistas de lo que pasa.
P. Es su caso.
R. S¨ª, soy un arquitecto de acci¨®n. Por ah¨ª, amigos y as¨ª me llaman "todoterreno", que es una configuraci¨®n muy vulgar.
P. ?C¨®mo definir¨ªa lo que hace?
R. Lo que hago est¨¢ en el concepto que tengo de aproximaci¨®n a las cosas. Cada vez que hay que hacer un trabajo es para dar un servicio. No concibo que se hagan esculturas para vivir, sino que de la consecuencia de lo que te pide la sociedad, tienes que dar el servicio y adem¨¢s sacar partido formal porque va a durar muchos a?os. Con ese planteamiento los proyectos te salen, por lo menos, vitalistas.
P. ?El racionalismo es la ¨²nica convicci¨®n que tiene?
R. Ni mucho menos. Estar adscrito a una tendencia es absurdo en un mundo cambiante.
P. Usted proyect¨®, con Vidal y Vives, la torre La Pagoda de Valencia. ?No le plante¨® ning¨²n remordimiento que se levantara sobre el palacete de Ripalda?
R. En absoluto. Era una casa de cart¨®n. Lo analizamos y era una especie rom¨¢ntica que no ten¨ªa contexto. Fue m¨¢s importante para nosotros salvar el ficus que hay al lado. Lo quisieron arrancar en un mes de agosto, y me debe la vida porque me opuse.
P. Ha proyectado varios edificios en Benidorm, entre ellos el hotel Gran Bali. ?Qu¨¦ desaf¨ªos asumi¨®?
R. La estructura y el requerimiento funcional de hotel se conjugaron y dieron lugar a esa forma sin que hubiera nada premeditado. Cuando pienso en un edificio racional alto no encuentro nada mejor que la Torre Eiffel, y de la traza de la Torre Eiffel sale la traza seccional b¨¢sica de este edificio.
P. La arquitectura de Benidorm siempre tuvo mala prensa. Sin embargo para Henri Lefebvre es la ciudad del mundo m¨¢s habitable construida despu¨¦s de la II Guerra Mundial.
R. Absolutamente. Pedro Zaragoza y el arquitecto municipal hab¨ªan hecho una ordenanza que llam¨¢bamos El Catecismo. Era un librito de media cuartilla y muy poquitas hojas que dec¨ªa todo lo que se pod¨ªa hacer de una manera sintetizada, m¨¢s una traza en ret¨ªcula no r¨ªgida con la playa como gu¨ªa y con buenas integrantes. Ha sido tan eficaz que ha dado lugar a una ciudad que se desarrolla y se vive c¨®modamente. Otra cosa es que no te guste el turismo de masas, pero ¨¦se es otro tema.
P. ?Por qu¨¦ hay tanto rechazo a los edificios altos en Valencia?
R. Creo que es falta de profundizar en el tema. La cultura de la arquitectura en altura no est¨¢ suficientemente analizada. Valencia no se puede convertir en Benidorm, pero puede tener unos sitios donde levantar edificios altos. Como se ha creado un ambiente generalizado contra lo moderno y los edificios en altura, el resultado es el pastiche: ni altos ni bajos, ni antiguos ni modernos.
P. ?C¨®mo definir¨ªa Valencia?
R. Como una magn¨ªfica ciudad que ha desaprovechado muchas oportunidades en el desarrollo actual, potenciado por la ley urban¨ªstica que nos rige y la aparici¨®n de un elemento privado que deber¨ªa ser p¨²blico. Se ha puesto en manos del dinero el crecimiento de la ciudad.
EN DOS TRAZOS
Antonio Escario (Albacete, 1935) hubiera sido aviador como su padre de no ser por un defecto ocular. Vino a Valencia en 1963 para hacer una casa y no s¨®lo se qued¨®, sino que su decisi¨®n tendr¨ªa un notable efecto arquitect¨®nico en la ciudad. Entre sus trabajos, algunos compartidos con otros compa?eros, se cuentan la Torre de Ripalda ('La Pagoda'), el edificio de la OAMI, el hotel Gran Bali de Benidorm o la restauraci¨®n de La Nau. Asimismo impuls¨® que Norman Foster, con quien colabor¨® en un edificio para la empresa Techno, dejase su huella en Valencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.