El capital social del sindicalismo
Un art¨ªculo que publiqu¨¦ en este diario el 17 de febrero, a prop¨®sito de la anulaci¨®n parcial del convenio de Nissan por los tribunales, ha dado lugar a tres respuestas en este misma tribuna, firmadas, respectivamente, por el secretario general de CC OO, Joan Coscubiela; el de UGT, Josep Maria ?lvarez, y el parlamentario catal¨¢n y antes dirigente sindical Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla. Coscubiela me llama a un debate m¨¢s amplio sobre la flexibilidad laboral y la doble escala salarial. L¨®pez Bulla me recrimina haber desaprovechado una ocasi¨®n de oro para argumentar m¨¢s y mejor la defensa de la autonom¨ªa contractual de los sujetos que intervienen en la negociaci¨®n colectiva, as¨ª como apoyarme en el soci¨®logo y economista del siglo XIX Vilfredo Pareto, en vez de en Amartya Sen, premio Nobel de Econom¨ªa de 1998.
La confianza mutua es el componente esencial del capital social del sindicalismo
Este debate tiene indudable inter¨¦s, especialmente en un momento en el que la debilidad econ¨®mica, la ampliaci¨®n de la UE y el proceso de globalizaci¨®n permiten a las empresas ejercer una amenaza cre¨ªble de traslado de sus plantas a otras localizaciones donde las relaciones industriales sean m¨¢s flexibles. Pero sobre ¨¦l pesa la advertencia de Josep Maria ?lvarez, al se?alar que necesita un escenario m¨¢s tranquilo que el que ofrece el proceso actual de elecciones sindicales. Tiene raz¨®n.
Pero podr¨ªa verse como una descortes¨ªa por mi parte el no acusar recibo de esas observaciones y cr¨ªticas. Por tanto, sin ¨¢nimo de implicarme en la rivalidad sindical, me gustar¨ªa hacer una reflexi¨®n adicional sobre lo que entiendo que comportan las relaciones entre la flexibilidad laboral, la autonom¨ªa de los agentes sociales y el principal capital social del sindicalismo.
La flexibilidad es, en principio, un concepto indeterminado. La cuesti¨®n relevante es qui¨¦n tiene que llenarla de contenido. ?El Gobierno, mediante leyes liberalizadoras? ?Las empresas, de forma unilateral? ?Los tribunales de justicia, en los litigios que se les presenten? Sin duda, tiene que ser la autonom¨ªa negociadora de las partes, es decir, empresas y sindicatos, la que le d¨¦ contenido concreto.
Pero la autonom¨ªa de los agentes para dar contenido a la flexibilidad laboral descansa sobre un pilar delicado y subjetivo: la confianza mutua entre empresas, sindicatos y trabajadores en que lo pactado libremente por aquellos que est¨¢n legitimados por la Constituci¨®n y las elecciones sindicales para hacerlo ser¨¢ cumplido y no ser¨¢ cuestionado ante otros poderes, como el judicial. Esa confianza mutua es, a mi juicio, el componente esencial de lo que puede considerarse el capital social del sindicalismo. Si, por rivalidad electoral o cualquier otro motivo, se rompe esa confianza, se est¨¢ destruyendo el capital social del sindicalismo. La judicializaci¨®n de las relaciones sindicales tiene ese riesgo.
Con el capital social pasa lo mismo que con el ahorro o el capital burs¨¢til: cuesta mucho esfuerzo acumularlo, pero se destruye r¨¢pidamente si se pierde la confianza en las personas que lo gestionan. Este concepto de capital social, que introdujo en la ciencia social Robert Putnan, es un factor que cobra cada d¨ªa m¨¢s importancia en la explicaci¨®n de por qu¨¦ unas empresas, comunidades o pa¨ªses funcionan mejor y son m¨¢s ricos que otros. La autonom¨ªa de los agentes para dar forma a sus aspiraciones y objetivos, sin interferencias gubernamentales o judiciales, encuentra tambi¨¦n apoyos en la obra de Amartya Sen, autor por el que, como mis estudiantes saben, siento el mismo inter¨¦s que L¨®pez Bulla. Sen utiliza el concepto de "agencia de los individuos" para destacar la importancia que tiene potenciar la autonom¨ªa de los individuos y de las organizaciones para definir y buscar libremente sus propios objetivos. En su opini¨®n, esta autonom¨ªa de las personas est¨¢ comenzando, por fin, a ser objeto de atenci¨®n, en contraste con la concentraci¨®n exclusiva anterior en los aspectos relacionados con los derechos y las pol¨ªticas sociales de bienestar. Sin renunciar a lo conseguido en cuanto a derechos laborales, los sindicatos son los primeros interesados en potenciar esta autonom¨ªa as¨ª entendida, evitando judicializar la negociaci¨®n colectiva. Ser¨ªa un error que destruir¨ªa su capital social.
Dejo para mejor ocasi¨®n la cuesti¨®n de la doble escala, pero en todo caso deber¨ªamos procurar no caer en farise¨ªsmos. Dobles y triples escalas las hay en todos los lugares y los sindicatos las han negociado en muchas empresas, en raz¨®n de la diferente capacitaci¨®n de los empleados o de su fecha de entrada en la empresa. Y eso no significa dejar la Constituci¨®n ni los derechos laborales a las puertas de las f¨¢bricas.
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