La transformaci¨®n soriana de Roberto Parra
El atleta manchego, que gener¨® grandes esperanzas cuando corr¨ªa los 800 metros, se ha convertido en un 'milquinientista' de nivel mundial
El olmo de la m¨²sica hace tiempo que muri¨®. Era enorme. Su tronco no lo abarcaban diez personas d¨¢ndose la mano. En su copa, entre las ramas tocadas por la grafiosis, hab¨ªa un tablado desde el que la banda tocaba. Ahora, en su lugar, junto a la ermita, en el parque de la dehesa, en el centro de Soria, hay un roble. Un roble peque?o. Reci¨¦n plantado. Se le adivina fuerte. Alargado y esbelto. Llegar¨¢ un momento en que tambi¨¦n despierte admiraci¨®n. Como el olmo perdido. Es una tarde h¨²meda y fr¨ªa de finales de febrero. Por el tronco del roble, entre enormes tuber¨ªas preparadas para el colector, olfatea Kaila, una perrita lhasa apso, gran flequillo blanco tap¨¢ndole los ojos, que deber¨ªa haberse llamado Milqui. "Milqui... de 1.500. Un homenaje. Pero, al final, no me atrev¨ª", dice Roberto Parra, la correa de la perrita en la mu?eca. Un hombre feliz. Un atleta alucinado.
El 'spinning', un 'aerobic' en bici, clave de su recuperaci¨®n, del fin de sus dolores de rodilla
"En el 1.500 a¨²n no he llegado a la agon¨ªa. La zancada cunde. Avanzas y lo notas. Disfrutas"
Hace ya tiempo, hace casi siete a?os, Roberto Parra fue un mito. El atleta m¨¢s admirado. El dios del 800. El hombre al que todo, incluso el mundo, le estaba prometido. No ten¨ªa ni 20 a?os. Socu¨¦llamos, su pueblo, y La Mancha y toda Espa?a a sus pies. Media Europa tambi¨¦n. El nuevo Coe. Pero Parra se qued¨® ah¨ª. En gran promesa, cerca ya del tratamiento de eterna promesa, cerca del punto peyorativo. Su rodilla derecha le hab¨ªa traicionado. Una lesi¨®n de cart¨ªlago. Lo que antes se llamaba condromalacia y luego condropat¨ªa femoro-patelar, entre el f¨¦mur y la rodilla. Una lesi¨®n insidiosa. Pejiguera y dolorosa. Fueron a?os de frustraci¨®n. Dej¨® Socu¨¦llamos y dej¨® a su entrenador de siempre, Jos¨¦ Luis Carbonell, y se fue a Soria, al aire sano y alto, a entrenarse con Enrique Pascual al lado de Ferm¨ªn Cacho y Abel Ant¨®n. Luego se les uni¨® Reyes Est¨¦vez.
Abel Ant¨®n le alquil¨® un piso y Cacho se lo alquil¨® a Est¨¦vez, como si los dos veteranos les cedieran la casa y el testigo.
Perdi¨® el derecho a las grandes becas, a las que permiten vivir del atletismo, pero Parra nunca dej¨® de competir. Nunca fallaba. Casi todos los a?os se proclamaba campe¨®n de Espa?a de 800. Fuera de las fronteras, apenas nada. A veces le infiltraban en la rodilla y aguantaba un poco m¨¢s. "En estos a?os no pude hacer un entrenamiento completo ning¨²n d¨ªa. Siempre me quedaba a medias". Lleg¨® nueva gente. El sevillano Reina borr¨® sus marcas. Un segundo menos. Un nuevo mito para el 800, la prueba de los atletas altos y musculosos. Parra se qued¨® al margen. Un proyecto incumplido. Olvidado. Pero no perdido. "La competici¨®n era lo ¨²nico que ten¨ªa. El lugar en el que recobraba mi autoestima. Llegaba a competir y o¨ªa a los rivales hablar de sus entrenamientos, de cu¨¢nto hac¨ªan en el 1.000 y en las series de 400. Yo eso no pod¨ªa".
Sin saber por qu¨¦, el invierno pasado dej¨® de dolerle la rodilla. "Es curioso. Me dec¨ªan que musculara, que fortaleciera el cu¨¢driceps, y yo hac¨ªa gimnasio y no lograba nada. Y ahora que estoy m¨¢s fino que nunca, menos musculado, no me duele nada. Quiz¨¢s sea por eso". Roberto Parra es alto, mide 1,86 metros, y muy estilizado, de piernas largu¨ªsimas y muy finas. Y pies peque?os. Unos pies que le permiten una pisada suave, apenas insinuada sobre la pista. Corre como si flotara. En una nube.
"Quiz¨¢s sea por eso", repite Parra, que ya no es el atleta doliente de hace nada. "O quiz¨¢s sea porque ahora bebo. Antes apenas beb¨ªa agua. Y me costaba m¨¢s recuperarme. Me dol¨ªan las piernas. Ahora, s¨ª, acabo machacado los entrenamientos y al d¨ªa siguiente me duelen las piernas, pero me recupero y soy capaz de volver a hacer un entrenamiento de gran intensidad". O quiz¨¢s sean las plantillas que le hace Manuel en Palencia. "Con ellas abro m¨¢s los dedos al pisar. Al principio, me dol¨ªan los pies y no quer¨ªa seguir us¨¢ndolas. Pero me forc¨¦ a utilizarlas y cada vez me dol¨ªan menos los pies".
O quiz¨¢s la clave, el secreto de su recuperaci¨®n, del fin de los dolores de rodilla, de los problemas del cart¨ªlago, sea el spinning.
Siempre se hab¨ªa dicho, y los t¨¦cnicos de ciclismo y de atletismo lo repet¨ªan, que la bici y la carrera a pie eran incompatibles. Que se mov¨ªan grupos musculares diferentes. Que para un ciclista era contraproducente correr, y para un atleta, mortal pedalear. Pero Parra no ten¨ªa nada que perder. Hac¨ªa falta un monitor de spinning para el gimnasio municipal de Soria. El spinning es la disciplina de moda. Es como hacer aerobic en bicicleta. Sprints, aceleraciones, marcha m¨¢s tranquila, cadencia, molinillo... Parra se ofreci¨® para el puesto y all¨ª est¨¢. Dos d¨ªas a la semana. Sesiones de 45 minutos. Hora y media a la semana. Parra est¨¢ entusiasmado. Parra es otro atleta. "Ahora no corro contra nadie. Mi competici¨®n es conmigo mismo, para demostrarme que valgo, para disfrutar con el atletismo. Por eso me he pasado al 1.500".
"Yo hac¨ªa 800 metros porque Carbonell, en la escuela, me dijo que me iba muy bien, pero a m¨ª siempre me gustaba m¨¢s el 1.500. Siempre quer¨ªa hacer 1.500, pero no pod¨ªa. No pod¨ªa entrenarme lo necesario. No ten¨ªa volumen. No pod¨ªa desarrollar el m¨²sculo vasto interno". Cuando corr¨ªa 800 metros, el entrenamiento semanal apenas llegaba a los 90 kil¨®metros. Con el 1.500 son 120 kil¨®metros. Corre por el bosque, por Valonsadero, el parque de las afueras, entre vacas y toros, con Reyes Est¨¦vez, que ve c¨®mo su compa?ero, al que antes dejaba atr¨¢s, le ense?a la suela de la zapatilla. Y no le gusta. Porque Est¨¦vez, que se reserva para el verano, odia perder a nada. Se pica de forma natural. "Y quiz¨¢s le venga bien a Reyes que yo me haya pasado al 1.500. As¨ª se dar¨¢ cuenta de que no se puede confiar", dice Parra. "Como yo siempre les digo a ¨¦l y a Ferm¨ªn y a los consagrados: 'Vale, vosotros hab¨¦is ganado medallas y sois los mejores, pero me lo ten¨¦is que demostrar todos los d¨ªas".
Luego, por las tardes, en el BMW que se compr¨® hace un par de a?os, su ¨²nico capricho, Parra sube a otro de los milagros que hay en Soria, otro de los detalles que convierten a la ciudad castellana en un lugar ideal para el atletismo. Gracias a la insistencia y al ingenio de Enrique Pascual, y por s¨®lo dos millones de pesetas, en Soria hay una pista sint¨¦tica bajo techo. Un ¨®valo con una cuerda de 195 metros y una anchura de apenas un metro instalada en el piso superior del polideportivo de voleibol, por detr¨¢s de las gradas. "Y aunque no est¨¢ peraltada y a veces hay embotellamientos, y cuando vas muy deprisa tienes que forzar mucho en las curvas y acabas pisando fuera del tapiz, y resbalas con los tacos, nos va perfecta", dice Parra. "Ahora s¨®lo nos falta ensancharla un poco y mejorar las curvas. Pero puedo hacer intervals y casi todo. Y eso en Soria es fundamental porque en invierno apenas puedes entrenarte al aire libre".
Parra es un cl¨¢sico. Le gustan el 1.500 y la milla. Le gustan los atletas longil¨ªneos y altos. Lo cl¨¢sico. "S¨®lo he corrido cuatro 1.500, pero se ve clara la diferencia con el 800. En el 800 empiezas a sufrir ya desde los 10 metros. Es una prueba ag¨®nica desde el principio. Es como un 400 prolongado. Echas el resto al principio y los segundos 400 los haces muerto, por inercia. Parece que no avanzas, das zancadas como un aut¨®mata. Pero ya eres un garrote, corres agarrotado", explica. "En cambio, en el 1.500 a¨²n no he llegado a ese punto de sufrimiento, a esa agon¨ªa. La zancada te cunde. Avanzas y lo notas. Disfrutas corriendo".
Su segundo 1.500, aqu¨¦l que le dej¨® alucinado, aqu¨¦l de Sevilla en 3m 34,66s, la mejor marca mundial del a?o, la segunda europea de todos los tiempos en pista cubierta, Parra lo habr¨¢ visto como una docena de veces en el v¨ªdeo. "Hay un momento, por el 800 o as¨ª, en el que cedo un par de metros a Higuero, que era en teor¨ªa quien iba a por la marca. Y, normalmente, esos dos metros tendr¨ªan que haber crecido, pero aquel d¨ªa sab¨ªa que pod¨ªa hacer una gran marca, sab¨ªa que no pod¨ªa perder el paso. Hice un gran esfuerzo y enlac¨¦ con Higuero. Y entonces la carrera se transform¨®. Higuero se convirti¨® en una liebre m¨¢s. Aguant¨¦ y gracias eso baj¨¦ de 3m 35s, una marca que al aire libre equivale a 3m 31s o a 3m 32s".
Con Milqui, perd¨®n Kaila, a su lado, Roberto Parra pasea por la dehesa. Pasa junto al olmo que ahora es roble. Pasea feliz. Piensa en los Mundiales de Birmingham, el pr¨®ximo s¨¢bado, y en el verano, en los Mundiales de Par¨ªs, y en los m¨ªtines, en su segunda carrera de atleta, en que todo comienza, aunque no desde cero, ahora que a¨²n tiene 26 a?os. Piensa en disfrutar del atletismo, del deporte por el que tanto ha sufrido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.