"El presidente tiene una visi¨®n"
C¨®mo y por qu¨¦ Espa?a se aline¨® incondicionalmente con EE UU en el conflicto de Irak
"El presidente tiene una visi¨®n", afirma uno de sus colaboradores en tono de confidencia. ?Una misi¨®n? "Tambi¨¦n. Nunca he visto a nadie tan decidido a cumplirla, aunque sea al precio de perder las elecciones", contesta un ministro resignado. "Quiero compartir con vosotros mi visi¨®n sobre el papel de Espa?a en la defensa de un orden mundial civilizado", afirm¨® el pasado lunes Aznar ante m¨¢s de 500 cargos del Partido Popular, acogotados por unas encuestas que reflejan la ca¨ªda libre de la confianza de los ciudadanos en el Gobierno y la contestaci¨®n social sin precedentes ante la que parece cada vez m¨¢s inevitable guerra contra Irak. "Nadie nos votar¨ªa si di¨¦ramos marcha atr¨¢s", advierte Aznar a los dubitativos. Lo que no explica en su discurso es d¨®nde estamos exactamente, ni c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª.
Aznar le comunic¨® a Bush en septiembre que apoyar¨ªa un ataque sin resoluci¨®n de la ONU
"?Ya era hora!", le dijo Bush a Aznar cuando lleg¨® a Washington dos meses despu¨¦s del 11-S
10 DE SEPTIEMBRE DE 2002 La llamada de Bush
V¨ªspera del primer aniversario de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono. El presidente recibe a un grupo de periodistas en La Moncloa. En torno a un desayuno y al amparo del off the record, pasa revista a los temas del nuevo curso pol¨ªtico. Se le nota relajado y de buen humor, a pesar de que las vacaciones se han visto dram¨¢ticamente interrumpidas por el coche bomba de Santa Pola y el pleno extraordinario del Congreso, que ha dado v¨ªa libre a la ley de Partidos Pol¨ªticos, iniciando el proceso para ilegalizar a Batasuna. La cita est¨¢ concertada desde una semana antes y entre los asistentes no hay ning¨²n experto en pol¨ªtica internacional. Las preguntas giran, una vez m¨¢s, en torno a la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Pero Aznar hace una revelaci¨®n imprevista, que da un vuelco a la conversaci¨®n: "Esta tarde voy a hablar con Bush", anuncia. Ya sabe que el presidente de los Estados Unidos, que 48 horas despu¨¦s amenazar¨ªa con usar la fuerza contra Irak ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, va a pedirle su apoyo. Y ¨¦l se lo va a dar. "Nadie discute que Sadam Husein ha incumplido hasta 16 resoluciones del Consejo de Seguridad y hay indicios inquietantes de que almacena armas de destrucci¨®n masiva", explica. "A Espa?a le parece deseable que se conforme una posici¨®n com¨²n en el seno del Consejo de Seguridad, pero no lo considera imprescindible", agrega. "Ante el reto del terrorismo, no se pueden tener dudas. Ahora debemos ser coherentes con lo que venimos defendiendo hace tiempo. Espa?a sabe de qu¨¦ lado est¨¢, tiene poderosas razones para ello", concluye. Las declaraciones de Aznar, atribuidas por la prensa al entorno del presidente, caen como una bomba en el seno del Gobierno. La primera desconcertada es la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, quien el 13 de agosto, tras reunirse con el secretario de Estado Colin Powell en Washington, dijo que Espa?a no comprender¨ªa que Estados Unidos recurriese de forma inmediata a la fuerza contra Irak. "La ONU debe asumir el papel protagonista y a¨²n queda margen para presionar diplom¨¢ticamente a Husein", afirm¨® la jefa de la diplomacia espa?ola. La resoluci¨®n 1441, la que augura "serias consecuencias" para el r¨¦gimen de Bagdad si no se desarma, no se aprob¨® hasta el 8 de noviembre. Pero dos meses antes, Aznar ya consideraba que hab¨ªa base legal suficiente para un ataque.
12 DE JUNIO DE 2001 En el rancho de Aznar
En un gesto sin precedentes, un presidente de Estados Unidos inicia en Espa?a su primera gira europea. La idea ha partido de la Casa Blanca y ha supuesto una agradable sorpresa para la diplomacia espa?ola. Bush, que s¨®lo lleva 130 d¨ªas en el cargo, carece de experiencia internacional y sus asesores temen que se enrede en los sutiles vericuetos de la pol¨ªtica europea. Sus primeras medidas, como la negativa a firmar el Protocolo de Kioto, han levantado ampollas a este lado del Atl¨¢ntico y el programa del viaje es agotador: cumbre en Bruselas de la OTAN, reuni¨®n con la UE en Gotemburgo (Suecia), visita oficial a Polonia y entrevista con Putin en Liubliana (Eslovenia). Los asesores de Bush creen que la escala en Espa?a puede servir de aterrizaje suave, un aperitivo amable antes de meterse en faena. Incluso sugieren que la reuni¨®n se celebre fuera de Madrid, en un entorno rural. Moncloa piensa en la posibilidad de llevarlo a Do?ana, pero el aparato de seguridad que rodea al presidente de EE UU -120 agentes del FBI y la CIA- dificulta el desplazamiento y se opta por un lugar m¨¢s accesible, la finca del Ministerio de Medio Ambiente en Quintos de la Mora (Toledo), rebautizada por Bush como "el rancho de Aznar". El buen tiempo contribuye al ¨¦xito de la reuni¨®n. Los presidentes, acompa?ados de sus ministros de Exteriores y colaboradores m¨¢s pr¨®ximos, pasan a la terraza y siguen discutiendo en mangas de camisa. Powell es objeto de bromas porque continuamente se levanta en busca de un informe sobre Oriente Medio que le ha prometido Tenet (director de la CIA) y no acaba de llegar. En p¨²blico, Bush obsequia a su anfitri¨®n con una promesa de apoyo en la lucha contra el terrorismo de ETA y Aznar le corresponde con una declaraci¨®n de respaldo al pol¨¦mico escudo antimisiles, la primera de un l¨ªder europeo. En privado, Aznar se aventura a expresar una opini¨®n favorable de Vlad¨ªmir Putin, a quien Bush todav¨ªa no conoce. Le dice que es un dirigente serio, comprometido con la reforma de Rusia, al que vale la pena respaldar, a pesar de su pol¨ªtica en Chechenia. De regreso a Washington, Bush telefonea a Aznar y le dice que coincide plenamente con su juicio sobre Putin, en contra del criterio de algunos de sus asesores.
28 DE NOVIEMBRE DE 2001 "?Ya era hora!"
"?It's about time!" (?Ya era hora!), es lo primero que le dice el presidente Bush a Aznar al recibirle en la Casa Blanca. Han pasado m¨¢s de dos meses desde el 11-S y la mayor¨ªa de los l¨ªderes europeos (Jacques Chirac, Tony Blair, Silvio Berlusconi y Putin) ya han desfilado por Washington para darle el p¨¦same. Aznar, fr¨ªo y met¨®dico como siempre, no ha considerado necesario adelantar una visita que estaba programada antes de los atentados. "Con la misma rapidez con que suben la escalera de la solidaridad, bajar¨¢n la del compromiso", le contesta el jefe del Gobierno espa?ol. O, al menos, ¨¦sa es la frase que ha quedado en la memoria de sus colaboradores. Bush, que en su anterior escala en Espa?a s¨®lo prest¨® una atenci¨®n cort¨¦s a la inquietud de Aznar por el problema del terrorismo, lo ha convertido ahora en su principal obsesi¨®n.
El 7 de octubre se ha iniciado la guerra de Afganist¨¢n, en la que Madrid colabora con la cesi¨®n de las bases de Rota y Mor¨®n, la detenci¨®n en territorio espa?ol de presuntos miembros de la red Al Qaeda y, m¨¢s adelante, el env¨ªo de buques y tropas. Pero el mayor inter¨¦s de la Administraci¨®n estadounidense radica en que, a partir del 1 de enero, Espa?a asumir¨¢ la presidencia de la UE. Hasta ese momento, la presidencia belga ha respondido con tan buenas palabras como escasos hechos a las peticiones de Washington, que tropiezan con la aplicaci¨®n de la pena de muerte en Estados Unidos y la pretensi¨®n de someter a los sospechosos a tribunales militares, despoj¨¢ndoles de las garant¨ªas reconocidas en las convenciones internacionales sobre derechos humanos. Aznar pasa por alto estos reparos y promete apoyar "todos los esfuerzos del presidente norteamericano para erradicar y eliminar" a los terroristas. Bush derrocha amabilidad con su invitado e incluso se esfuerza en pronunciar algunas palabras en espa?ol ante los periodistas. "Tenemos hambre", les dice sonriente, "y s¨®lo contestaremos cuatro preguntas".
1 DE MAYO DE 2002 Desayuno en Camp David
El jefe del Gobierno espa?ol regresa a Washington, esta vez investido como presidente de turno de la UE. Tres semanas antes, los ministros de Exteriores de los dos pa¨ªses han firmado en Madrid el nuevo convenio de Defensa, que facilita el uso del territorio espa?ol por las tropas estadounidenses y prorroga su presencia en las bases de Rota y Mor¨®n m¨¢s all¨¢ del a?o 2010. Junto a Romano Prodi, Aznar preside la delegaci¨®n europea de la cumbre transatl¨¢ntica. Pero la reuni¨®n realmente importante se desarrolla durante el fin de semana en el complejo de Camp David, residencia campestre del presidente de EE UU, en los bosques de Maryland, a un centenar de kil¨®metros de Washington. Durante m¨¢s de dos horas, Aznar y sus acompa?antes comparten un desayuno de trabajo con la plana mayor de la Administraci¨®n Bush: adem¨¢s del presidente, el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Estado Powell, la consejera de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice, y la asesora presidencial Karen Hughe. Nunca antes un presidente espa?ol hab¨ªa sido objeto de trato tan deferente. Adem¨¢s de la lucha antiterrorista -EE UU ya ha incluido en la lista de organizaciones criminales a los grupos sat¨¦lites de ETA y a 21 presuntos etarras con car¨¢cter individual-, Hispanoam¨¦rica ocupa un lugar destacado en la agenda. La actuaci¨®n coordinada entre los dos pa¨ªses ya hab¨ªa dado un primer paso, m¨¢s bien un tropez¨®n, con la visita que los embajadores de Espa?a y EE UU hicieron al ef¨ªmero presidente venezolano Pedro Carmona durante las horas en que triunf¨® el golpe de Estado contra Hugo Ch¨¢vez, a principios de abril. Es all¨ª, en la caba?a Laurel, donde Aznar conoce de primera mano la firme decisi¨®n de Estados Unidos de atacar Irak. Seg¨²n algunas fuentes, fue Bush quien se lo dijo. Otras sostienen que deleg¨® en su vicepresidente Dick Cheney. Al despedirse, Bush le obsequia con una halagadora muestra de confianza: "Contigo me entiendo muy bien, incluso mejor que con Blair. Tenemos que sentarnos en torno a la chimenea [o en zapatillas, seg¨²n traducci¨®n no literal] para hablar de ad¨®nde va el mundo".
11 DE FEBRERO DE 2003 "Mi amigo ?nsar"
"Desde el primer momento, se ha producido una corriente de mutuo entendimiento y simpat¨ªa [entre Bush y yo] y una extraordinaria fluidez en nuestras relaciones", declara Aznar al diario The New York Times. El presidente de EE UU confirma esta relaci¨®n aludiendo a su "amigo Jos¨¦ Mar¨ªa ?nsar [seg¨²n su particular pronunciaci¨®n]", cada vez que tiene oportunidad. ?C¨®mo puede haber qu¨ªmica personal entre dos personas que necesitan de int¨¦rprete para hablar entre s¨ª? "Algunos medios de comunicaci¨®n se empe?an en presentar a Bush como un tonto, pero esa imagen no responde a la realidad. Tiene pocas ideas y simples, pero claras", afirma un ministro espa?ol. "Bush y Aznar", agrega, "comparten la misma visi¨®n del mundo. Ambos creen que el poder es para ejercerlo y tienen una dimensi¨®n moral de su responsabilidad. Son hombres de convicciones muy firmes". "Seguramente", afirma un diplom¨¢tico, "Blair es m¨¢s religioso que Aznar, pero no deja de ser un laborista y en muchos temas est¨¢ a a?os luz de Bush". Pese a ello, la Casa Blanca incluy¨® el a?o pasado al presidente espa?ol en la categor¨ªa de "nuevos l¨ªderes", junto a Blair, el mexicano Vicente Fox y el polaco Aleksander Kwasniewski, sin importarle demasiado el pasado comunista de este ¨²ltimo.
27 DE JUNIO DE 2002 Los pies sobre la mesa
La imagen, tomada por un fot¨®grafo oficial y entregada a El Mundo, muestra a Aznar fum¨¢ndose un puro con los pies sobre la mesa. A su lado, en id¨¦ntica actitud, est¨¢ Bush y junto a ellos, con las piernas cruzadas, Chirac, Gerhard Shr?der y el primer ministro japon¨¦s, Junichiro Koizumi. La imagen corresponde a un descanso de la reuni¨®n del G-8 en Kananaskis (Canad¨¢). Seg¨²n un asistente, Aznar ya estaba sentado cuando lleg¨® Bush y se ech¨® a su lado, poniendo los pies sobre la mesa, y ¨¦l le imit¨® por puro mimetismo. La presencia del jefe del Gobierno espa?ol en el club de los m¨¢s ricos del mundo fue casi una carambola, pues el primer ministro canadiense, Jean Chr¨¦tien, adelant¨® una reuni¨®n prevista para julio, permitiendo as¨ª la asistencia de Aznar, que perder¨ªa su condici¨®n de presidente de la UE s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s. Pero Aznar no se resign¨® a quedarse en la calle. "No estamos llamando a la puerta [del G-8], pero lo haremos. Les he dicho que se vayan acostumbrando a la presencia espa?ola en estas reuniones", dijo antes de regresar a Madrid. Otros miembros del Gobierno, como el vicepresidente Rodrigo Rato, se hacen menos ilusiones. "Mi experiencia", declaraba el pasado 16 de febrero a EL PA?S, "es que los norteamericanos consideran que hay un exceso de representaci¨®n europea en los organismos internacionales informales". En otras palabras: es muy dif¨ªcil que Espa?a entre en el G-8 sin que lo hagan tambi¨¦n pa¨ªses como M¨¦xico, Brasil, China o India. Y en un G-15 quiz¨¢ no interese sentarse.
Con informaci¨®n de Luis R. Aizpeolea y Anabel D¨ªez.
Una contrapartida at¨®mica
El gobernador de Florida y hermano del presidente de EE UU, Jeb Bush, asegur¨® el pasado d¨ªa 17, tras entrevistarse con el "presidente de la Rep¨²blica espa?ola" (sic), Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que el alineamiento con su pa¨ªs en la actual crisis reportar¨¢ a Espa?a "beneficios que no se pueden imaginar ahora". Tras haberlo insinuado durante varias semanas, los miembros del Gobierno han dejado de aludir al apoyo de los servicios de inteligencia estadounidenses en la lucha contra ETA como una de las razones que explicar¨ªan la beligerancia espa?ola hacia Irak.
Responsables de la lucha antiterrorista reconocen que, "aunque la cooperaci¨®n de EE UU es importante y va a m¨¢s", no puede compararse por razones obvias con la de Francia, que mantiene posiciones antag¨®nicas a Washington en la actual crisis. La cooperaci¨®n militar -que incluye la venta de 35 aviones CN-235 de EADS-CASA a la Guardia Costera de EE UU- tampoco sirve de contrapartida, pues ya se esgrimi¨® en la renovaci¨®n del convenio de defensa el pasado a?o y no puede venderse la misma piel dos veces. M¨¢s calado tiene la concertaci¨®n en Hispanoam¨¦rica.
El respaldo de los organismos financieros internacionales a Argentina, cuya crisis hipoteca a importantes empresas espa?olas, ha sido uno de los temas recurrentes en las entrevistas de Bush y Aznar en los dos ¨²ltimos a?os. Pero fuentes diplom¨¢ticas subrayan que la pol¨ªtica de EE UU en la regi¨®n est¨¢ guiada por el inter¨¦s de sus propias compa?¨ªas y s¨®lo beneficiar¨¢ a las espa?olas en la medida en que ambas coincidan. ?Entonces? Hay un asunto que a medio plazo desvelar¨¢ hasta qu¨¦ punto el apoyo de EE UU a Espa?a es algo m¨¢s que ret¨®rico. Se trata del emplazamiento del ITER, el reactor experimental de fusi¨®n nuclear, "el proyecto cient¨ªfico m¨¢s importante del mundo despu¨¦s de la estaci¨®n espacial", en palabras del ministro de Ciencia y Tecnolog¨ªa, Josep Piqu¨¦.
La inversi¨®n prevista es de 4.000 millones de euros, a los que sumar el beneficio derivado del trabajo de m¨¢s de 3.000 cient¨ªficos en sus instalaciones durante 20 a?os. Se calcula que s¨®lo la construcci¨®n del reactor llevar¨¢ una d¨¦cada y generar¨¢ unos 1.500 empleos. Espa?a ha presentado la candidatura de Vandell¨°s (Tarragona), pero compite para albergar su sede con Cadarache (Francia), Clarington (Canad¨¢) y Rokkasho (Jap¨®n). Estados Unidos, que se retir¨® del programa, se ha reincorporado al mismo, pero no presenta candidatura propia, por lo que su voto ser¨¢ decisivo para decantar la decisi¨®n final entre las localidades en liza.
Espa?a ha decidido mantener hasta el final la opci¨®n de Vandell¨°s, que alberga ya dos centrales nucleares (una de ellas pr¨¢cticamente desmantelada y otra en funcionamiento), por temor a que la designaci¨®n de una sola candidata europea beneficie a Francia. El futuro emplazamiento del ITER deber¨ªa decidirse antes del verano, aunque no se descarta un aplazamiento. Por si acaso, Aznar ya ha traslado a Bush el inter¨¦s de Espa?a por contar con su poderoso respaldo.
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