El franc¨¦s silencioso

"Es el franc¨¦s t¨ªpico: t¨ªmido, silencioso y elegante. Tanto dentro como fuera del campo. Como un bar¨®n franc¨¦s". As¨ª define el lateral italiano Carboni a su compa?ero en la otra banda, el franc¨¦s Anthony R¨¦veill¨¨re, de 23 a?os, aterrizado hace dos meses en el Valencia procedente del Rennes. R¨¦veill¨¨re lleg¨® en el mercado de invierno para competir por el puesto con Curro Torres, pero la grave lesi¨®n de ¨¦ste le ha hecho due?o absoluto del lateral.

Sobre c¨®mo juega, Carboni da algunas pistas: "Tiene una t¨¦cnica exquisita, dif¨ªcil de ver desde fuera, y tambi¨¦n algunos despistes defensivos debidos a su falta de entendimiento con los compa?eros. M¨¢s que defensa, tiene alma de delantero. No es un defensa rudo como yo. Me recuerda mucho a Candela ". El cambio ha sido brusco para R¨¦veill¨¨re. Pese a todo, se ha adaptado a su nueva vida a toda velocidad. "Le ha costado poco adaptarse porque piensa r¨¢pido y maneja bien las dos piernas", dice Baraja.

R¨¦veill¨¨re estuvo convocado en una ocasi¨®n para la selecci¨®n absoluta francesa, pero no debut¨®. S¨ª ha sido fijo en la sub 21, con la que fue subcampe¨®n de Europa el a?o pasado. En un partido frente a Espa?a desbord¨® repetidamente a Vicente por la banda, en una actuaci¨®n que result¨® clave para su futuro: la secretar¨ªa t¨¦cnica del Valencia empez¨® a interesarse por ¨¦l y Ben¨ªtez insisti¨® en su contrataci¨®n: "Es un chico que va a gustar mucho en Mestalla porque se va muy bien al ataque", dice el t¨¦cnico. El jugador ha llegado cedido, pero el Valencia tiene una opci¨®n de compra sobre ¨¦l por seis millones de euros a ejercer a finales de temporada.

Antes de despegar ayer hacia ?msterdam, R¨¦veill¨¨re hablaba por su tel¨¦fono m¨®vil ¨²ltimo modelo sentado en la butaca del avi¨®n. M¨¢s que hablar, susurraba. Sab¨ªa que le esperaban casi dos horas y media de vuelo en silencio y quiso apurar los ¨²ltimos momentos. El lateral se ha encontrado en Mestalla con problemas de comunicaci¨®n. S¨®lo habla franc¨¦s y en la plantilla, salvo Marchena y Ben¨ªtez, que lo chapurrean, nadie se atreve a dialogar con ¨¦l en este idioma. Sus clases de espa?ol, una hora y media todos los d¨ªas, no avanzan tan r¨¢pido como quisiera. Apenas balbucea unos monos¨ªlabos. Ben¨ªtez, adem¨¢s, le ha prohibido que hable en franc¨¦s con su compatriota Doroth¨¦e, que entra en algunas convocatorias del primer equipo. Pero ayer, en su escaso espa?ol, R¨¦veill¨¨re esboz¨® una amplia sonrisa y dej¨® claro que no hay nada comparable a la comida francesa que le prepara su novia, excelente cocinera por lo que cuenta.