Un largometraje de poco inter¨¦s
Dos horas y treinta y cinco minutos de escasa emoci¨®n, casi de tedio general. Porque esta vez no remat¨® la novillada de Fuente Ymbro. No tuvo peligro, ni fue problem¨¢tica, m¨¢s bien fue noble, y algunos, como segundo, quinto y sexto, declararon una mansedumbre evidente en varas. De clase anduvo tambi¨¦n corta, sosa, con poca transmisi¨®n.
Mas no habr¨ªa que culpar del tedio general s¨®lo a los novillos. Gran parte de pecado tuvo, por ejemplo, C¨¦sar Gir¨®n, que dej¨® masacrar en varas a sus dos nobles y bondadosos novillos. No se sabe lo que vio de extra?o en ellos el espada, pero les hizo tratar por los picadores de turno como si de alima?as se tratara. Y en ese pecado carg¨® con la penitencia, pues ante tan moribundos astados s¨®lo supo estar terco y reiterativo.
Fuente Ymbro / Gir¨®n, Alberto, Garc¨ªa
Seis novillos de Fuente Ymbro, el 6? lidiado como sobrero, bien presentados, mansos, nobles y apagados.
C¨¦sar Gir¨®n: bajonazo (silencio); pinchazo -aviso-, dos pinchazos m¨¢s y casi entera baja (silencio). Juan Alberto: casi entera atravesada que asoma y descabello (saludos); pinchazo y media (saludos). Iv¨¢n Garc¨ªa: pinchazo, casi entera contraria -aviso- y tres descabellos (saludos); -aviso antes de entrar a matar-, entera baja (palmas).
Plaza de Valencia, 10 de marzo. 2? de Fallas. M¨¢s de un tercio de entrada.
De los seis, el tercero salv¨® el honor ganadero. Con cuajo, como todo el lote, y bien hecho, fue bien sangrado en varas tras una pelea de tr¨¢mite. En banderillas se comport¨® alegre y a la muleta lleg¨® con ritmo y transmisi¨®n. Fue la excepci¨®n a una novillada de poca raza. A ese novillo respondi¨® Iv¨¢n Garc¨ªa con una faena fibrosa, entre lo cl¨¢sico y lo popular. Una mezcla que lleg¨® pronto al tendido. Corri¨® bien la mano y, sobre todo, una serie con la izquierda tuvo temple y le dio la pincelada de calidad a esa labor. Al inquieto sexto nunca le encontr¨® la distancia. Se perdi¨® en faena larga y plana.
Buenas sensaciones de Juan Alberto con el segundo, pero malogr¨® una faena de inter¨¦s por la espada. En el desclasado quinto, que nunca humill¨®, mostr¨® oficio, recursos, pero abus¨® de muletazos. Y otra vez la espada acab¨® por enfriar el ambiente.
Babelia
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