Una grave decisi¨®n
La Carta de Naciones Unidas es categ¨®rica. "Para garantizar una acci¨®n pronta y eficaz de Naciones Unidas", confiere al Consejo de Seguridad "responsabilidad primaria por el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales". Esa responsabilidad pocas veces habr¨¢ pesado tanto para los miembros del Consejo como esta semana. Dentro de uno o dos d¨ªas, tienen que tomar una decisi¨®n trascendental. El contexto de esa decisi¨®n es un tema cuya importancia no est¨¢ de ning¨²n modo limitada a Irak: la amenaza que representan las armas de destrucci¨®n masiva para toda la humanidad. La comunidad internacional al completo necesita actuar unida para poner coto a la proliferaci¨®n de estas terribles armas, all¨¢ donde tenga lugar. Pero el aspecto inmediato y m¨¢s urgente de ese cometido es garantizar que Irak ya no posee esas armas. ?Por qu¨¦? Porque Irak las ha empleado de hecho en el pasado, y porque en dos ocasiones, bajo el actual liderazgo, ha agredido a sus vecinos: Ir¨¢n en 1980 y Kuwait en 1990.
En todo el mundo, la gente quiere ver que esta crisis se resuelve pac¨ªficamente
?sa es la raz¨®n por la que el Consejo de Seguridad est¨¢ decidido a que Irak se deshaga de estas armas y ha aprobado sucesivas resoluciones que le exigen que se desarme. En todo el mundo la gente quiere ver que esta crisis se resuelve pac¨ªficamente. Est¨¢ alarmada por el gran sufrimiento humano que la guerra causa siempre, independientemente de que sea larga o corta. Y siente aprensi¨®n por las consecuencias a largo plazo que esta guerra en concreto podr¨ªa tener. Teme que desembocar¨¢ en la inestabilidad regional y en crisis econ¨®micas; y que pueda tener -como la guerra tiene tan a menudo- consecuencias involuntarias que den origen a nuevos peligros. ?Har¨¢ todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil la lucha contra el terrorismo, o la b¨²squeda de la paz entre israel¨ªes y palestinos? ?Sembrar¨¢ profundas divisiones entre naciones y pueblos de religiones diferentes? ?Comprometer¨¢ nuestra capacidad para trabajar juntos a la hora de abordar otras preocupaciones comunes en el futuro?
Son preguntas serias, y las respuestas deben ser cuidadosamente meditadas. En ocasiones puede ser necesario el uso de la fuerza para hacer frente a las amenazas contra la paz y as¨ª lo prev¨¦ la Carta. Pero la guerra siempre debe ser un ¨²ltimo recurso. S¨®lo debe usarse cuando se han probado todas las alternativas posibles (en el caso actual, s¨®lo si estamos seguros de que se han agotado todos los medios pac¨ªficos posibles para lograr el desarme de Irak). Naciones Unidas, fundada para "salvar a generaciones sucesivas del azote de la guerra", tiene el deber de buscar una soluci¨®n pac¨ªfica hasta el ¨²ltimo momento posible. ?Ha llegado ese momento? ?sa es la decisi¨®n a la que deben enfrentarse ahora los miembros del Consejo de Seguridad. Efectivamente, es una grave decisi¨®n. Si no logran acordar una posici¨®n com¨²n, y algunos de ellos emprenden a rengl¨®n seguido la acci¨®n sin la autorizaci¨®n del Consejo, la legitimidad de esa acci¨®n ser¨¢ puesta en duda por muchos y no conseguir¨¢ el apoyo pol¨ªtico necesario para garantizar su ¨¦xito a largo plazo, despu¨¦s de la fase militar.
Si, por otra parte, los miembros del Consejo consiguen ponerse de acuerdo, incluso a estas alturas, y garantizar el cumplimiento de sus resoluciones anteriores acordando un curso de acci¨®n com¨²n, la autoridad del Consejo se ver¨¢ reforzada y el mundo ser¨¢ un lugar m¨¢s seguro. Recordemos que la crisis de Irak no existe en un vac¨ªo. Lo que suceda all¨ª tendr¨¢ un impacto profundo sobre otras cuestiones de gran importancia. Cuanto m¨¢s amplio sea nuestro consenso sobre c¨®mo abordar la cuesti¨®n de Irak, m¨¢s posibilidades tendremos de salir unidos otra vez y resolver eficazmente otros conflictos candentes en el mundo, empezando por el que enfrenta a israel¨ªes y palestinos. Todos sabemos que s¨®lo una resoluci¨®n justa de ese conflicto puede traer una esperanza verdadera de estabilidad permanente en la regi¨®n. M¨¢s all¨¢ de Oriente Pr¨®ximo, el ¨¦xito o fracaso de la comunidad internacional a la hora de tratar la cuesti¨®n de Irak afectar¨¢ esencialmente su capacidad para enfrentarse a los no menos importantes acontecimientos que transcurren en la pen¨ªnsula de Corea. Y afectar¨¢ nuestro trabajo a la hora de resolver los conflictos que producen tanto sufrimiento en ?frica, y retrasan las perspectivas de estabilidad y desarrollo que tanto necesita este continente.
La guerra no es el ¨²nico azote al que el mundo debe enfrentarse. Ya se est¨¦n protegiendo frente al terrorismo o luchando contra la siniestra tr¨ªada de la pobreza, la ignorancia y la enfermedad, las naciones necesitan trabajar juntas, y pueden hacerlo a trav¨¦s de Naciones Unidas. Independientemente de c¨®mo se resuelva este conflicto, Naciones Unidas seguir¨¢ siendo tan esencial como lo es en la actualidad. Debemos hacer todo lo que podamos por mantener su unidad. En todo el mundo, estos meses pasados hemos visto la enorme importancia que no s¨®lo los Estados, sino los pueblos, dan a la legitimidad que proporcionan la ONU, y el Consejo de Seguridad, como el marco com¨²n para garantizar la paz. Ahora que se acerca su trascendental decisi¨®n de esta semana, espero que los miembros del Consejo de Seguridad tengan presente esta confianza sagrada que los pueblos del mundo han depositado en ellos, y se muestren dignos de ella.
Kofi Annan es el secretario general de Naciones Unidas.
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