Dem¨®crata y oportunista
Conoc¨ª a Zoran Djindjic en 1989 durante una cena. Se celebraba la fundaci¨®n del primer partido no nacionalista de oposici¨®n en Serbia. Una decena de intelectuales estaban euf¨®ricos. Ten¨ªan la visi¨®n de una Yugoslavia democr¨¢tica y no nacionalista. Djindjic llevaba coleta y un pendiente tra¨ªdos de Alemania, donde hizo su doctorado. Hablamos del nacionalismo y Djindjic me asegur¨® que el inter¨¦s de los ciudadanos yac¨ªa en la democracia occidental.
Desde 1989, Zoran Djindjic fue uno de los pol¨ªticos claves en la lucha en contra del r¨¦gimen dictatorial de Slobodan Milosevic. Libre de la coleta y del pendiente y con el nuevo vestuario propio del ejecutivo occidental, Djindjic aprendi¨® apresuradamente ingl¨¦s para poder conversar con los interlocutores internacionales y emprendi¨® una larga carrera pol¨ªtica de oposici¨®n.
A Djindjic le mat¨® la mafia o sus adversarios pol¨ªticos o una mezcla de los dos
Demasiado brillante y cosmopolita para encapsularse en la pol¨ªtica barata del nacionalismo serbio, pero igualmente ¨¢vido de poder, Djindjic ha ido cambiando su discurso pol¨ªtico durante la d¨¦cada de los noventa, adecu¨¢ndolo, seg¨²n sus propias estimaciones, a las ideas preponderantes del momento. Ha coqueteado con el nacionalismo; apoyado a los l¨ªderes serbobosnios, hoy perseguidos por cr¨ªmenes de guerra; ha criticado al r¨¦gimen de Milosevic tanto desde la perspectiva del nacionalismo como de la de la democracia. Nunca ha instigado odio ¨¦tnico, pero ha apoyado a aquellos pol¨ªticos que no representaban los valores democr¨¢ticos por ¨¦l profesados. Negoci¨® con Milosevic, en secreto y p¨²blicamente. Fue alcalde de Belgrado durante el Gobierno del dictador serbio. Otros l¨ªderes opositores rehusaban encontrarse con Milosevic y tildaban a Djindjic de oportunista.
A lo largo de su carrera pol¨ªtica, Djindjic se ha granjeado muchos enemigos. Desde que asumi¨® el cargo de primer ministro de Serbia, en febrero de 2001, encabezando un Gobierno compuesto por 18 partidos de ideolog¨ªa pol¨ªtica variopinta, Djindjic ha promovido reformas pol¨ªticas y econ¨®micas. Sin embargo, m¨¢s de una vez ha violado la ley para cumplir con sus objetivos. La entrega del ex presidente de Yugoslavia Milosevic al Tribunal de La Haya es uno de los ejemplos. Djindjic justificaba su actuaci¨®n por la necesidad de reformas o como resultado de la presi¨®n internacional. Su partido nunca ha tenido la mayor¨ªa en el Parlamento y Djindjic ha ejercido presiones no democr¨¢ticas contra otros diputados para promover reformas en el pa¨ªs.
Mientras los ciudadanos cuya orientaci¨®n prooccidental coincid¨ªa con la de Djindjic nunca llegaron a confiar en ¨¦l debido a su coqueteo con el nacionalismo y su oportunismo, los nacionalistas le han despreciado por su discurso occidental. Le consideraban un traidor a la patria.
A Djindjic le resultaba m¨¢s f¨¢cil dialogar con los pol¨ªticos occidentales que convencer a su propio pueblo de sus intenciones. Era el pol¨ªtico balc¨¢nico m¨¢s querido en Alemania y Austria. En Serbia, Djindjic no consigui¨® concitar un gran apoyo electoral, donde su contrincante principal, el nacionalista Vojislav Kostunica, se mov¨ªa con m¨¢s soltura. En los ¨²ltimos dos a?os, la lucha pol¨ªtica entre Kostunica y Djindjic lleg¨® a envenenar la vida pol¨ªtica y paralizar las reformas pol¨ªticas. Anticipando las elecciones en Serbia, previstas para octubre, Djindjic exhibi¨® la bandera nacionalista de nuevo: exigi¨® el regreso de la polic¨ªa serbia a Kosovo. El enfrentamiento entre Djindjic y Kostunica era tanto pol¨ªtico como pr¨¢ctico: ninguno de los dos ha tenido la valent¨ªa de desmantelar el aparato militar y policial heredado de la ¨¦poca de Milosevic. Tampoco se enfrentaron a las mafias serbias gracias a las que Milosevic pudo sobrevivir a las sanciones econ¨®micas internacionales.
Milosevic cre¨® comandos paralelos y enfrentados dentro del Ej¨¦rcito y de la polic¨ªa. Con algunas excepciones, estas estructuras y personajes vinculados al crimen y cr¨ªmenes de guerra permanecieron en sus puestos. El 5 de octubre de 2001, el d¨ªa que Milosevic fue derrocado, los hombres clave de la polic¨ªa y del Ej¨¦rcito cambiaron de bando y abandonaron al viejo patr¨®n. Los nuevos l¨ªderes los dejaron en sus puestos. Las mafias tambi¨¦n se aliaron con los nuevos l¨ªderes y prosiguieron con su lucrativo comercio de mujeres, armas y drogas. Rumores se?alaban la cercan¨ªa de Djindjic con clanes mafiosos en Belgrado. Pruebas contundentes no hubo. Desde la ca¨ªda de Milosevic ning¨²n asesinato de pol¨ªticos y mafiosos ha sido esclarecido. Hace un a?o, Djindjic anunci¨® el comienzo de la lucha contra la mafia. ?Qui¨¦n mat¨® a Djindjic? La mafia o sus adversarios pol¨ªticos. O una mezcla de los dos. El periodista Jovan Dulovic asegura que "los pol¨ªticos y la mafia contrajeron un matrimonio poco com¨²n". Djindjic pasar¨¢ a la historia de Serbia como el luchador por la democracia para quien todos los medios eran v¨¢lidos para conseguir su objetivo.
Mirjana Tomic es periodista serbia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.