Rematar a Montesquieu
No ha mucho tiempo que un dirigente pol¨ªtico espa?ol y sevillano, mientras disfrutaba de una c¨®moda y placentera mayor¨ªa absoluta, decidi¨® por su cuenta y riesgo que la teor¨ªa de la divisi¨®n de poderes era una tonter¨ªa, y resolvi¨® matar a Montesquieu: "Montesquieu ha muerto", sentenci¨®, solemne, Alfonso Guerra.
Claro, el problema era que aquello tan bonito en la oposici¨®n de la divisi¨®n de los poderes del Estado, de la independencia del poder judicial frente al ejecutivo y al legislativo, etc¨¦tera, incomodaba a los gobernantes socialistas cuando llegaron al poder. Vamos, que como las decisiones de los jueces no eran las que ellos quer¨ªan, pues hab¨ªa que... cargarse a los jueces.
Andando el tiempo, hemos encontrado en Andaluc¨ªa a una alumna aventajada de Alfonso Guerra. Si ¨¦ste decidi¨® que Montesquieu hab¨ªa muerto, la Consejera Voladora ha ido m¨¢s all¨¢: pr¨¢cticamente se ha ciscado en la tumba de Montesquieu, lo ha rematado, al pasarse las resoluciones del Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa por el mism¨ªsimo arco del triunfo.
Resulta que el alto tribunal andaluz ha entendido que la inspecci¨®n que la consejera Alvarez orden¨® hacer en Cajasur era ilegal, en la medida en que la actividad inspectora que corresponde a la Junta hab¨ªan de llevarla a cabo los funcionarios de la misma, y no el personal privado de una consultora privada contratada a dedo y caprichosamente por Magdalena Alvarez. Y que, en consecuencia, no era v¨¢lida ni la inspecci¨®n en s¨ª, ni por supuesto los datos obtenidos con ella. Vamos, que meti¨® la pata hasta el corvej¨®n.
Pero en vez de sacar la patita del charco y dejar en paz de una vez a Cajasur (?qu¨¦ obsesi¨®n la de Magdalena!), a la Consejera le ha entrado un ataque de cuernos y ha decidido tirar por la calle de en medio. "?Que ¨¦stos del Tribunal Superior de Andaluc¨ªa nos dicen que lo que hemos hecho est¨¢ mal y no se puede hacer? ?Pues nos vamos con la inspecci¨®n ilegal al Fiscal Anticorrupci¨®n, que es de los nuestros, y ¨¦l s¨ª nos har¨¢ caso!", habr¨¢ afirmado Magdalena.
Si ya plantea serias dudas la legalidad (incluso penal) del mero conocimiento, es decir, de la obtenci¨®n de los datos aportados por dicha inspecci¨®n privada que se mont¨® la Consejera, cu¨¢ntas m¨¢s dudas habr¨¢ sobre la utilizaci¨®n torticera de dichos datos d¨¢ndoselos al Fiscal Anticorrupci¨®n, por si cuelan. (Por cierto, el Fiscal Anticorrupci¨®n no habr¨¢ apreciado gran cosa cuando le ha preguntado al Fiscal General del Estado que qu¨¦ pu?etas hace con la denuncia de la Alvarez, pues si hubiera visto indicios de delito tendr¨ªa que haberse ido a denunciarlo al Juzgado.)
O sea, que la Consejera Voladora ha recibido una nueva bofetada judicial en este asunto-culebr¨®n de Cajasur (creo que van ocho bofetadas ya, si no me falla la memoria). Sonrojo deber¨ªa producirle salir a revolc¨®n por denuncia, pero ya se sabe que Magdalena Alvarez no entiende de verg¨¹enza pol¨ªtica.
Por cierto, y hablando de verg¨¹enza pol¨ªtica, yo s¨ª que la siento, pero ajena. ?Pues no ha dicho Magdalena Alvarez que act¨²a "para preservar el dinero de los andaluces" y para "defender la lucha por la decencia de la utilizaci¨®n de un bien social como el que administran"? Es el colmo de la indecencia, de la inmoralidad y de la caradura que tales frases las haya pronunciado la misma persona que se caracteriz¨®, cuando estuvo de Consejera en Aviaco, por viajar "gratis total" por todo el mundo, sola y en compa?¨ªa de otros, a los destinos m¨¢s lejanos y ex¨®ticos, y todo ello en primera clase o en gran lujo, gastando una millonada del dinero de los espa?oles. ?Manda narices!
Y es que con esto de las Cajas de Ahorro, al ver que no consiguen controlarlas, dominarlas y dome?arlas, los socialistas est¨¢n ya de los nervios. No de otra forma puede entenderse la salida de pata de banco de Mar¨ªa del Mar Moreno cuando afirma que "en Andaluc¨ªa hay un clamor por la Caja ?nica". ?Pues no, se?ora Moreno, no hay ning¨²n clamor! Por esta parte de Sevilla, el ¨²nico clamor que puede o¨ªrse es el de la fusi¨®n de El Monte con la San Fernando, al que la Consejera Alvarez (?otra vez ella!) no hace sino ponerle chinitas; y todo porque ella quer¨ªa que la San Fernando se fusionara, o sea, que fuera absorbida por Unicaja, la de su amigo Braulio; y como primero los primos, y ahora Bueno Lid¨®n y P¨¦rez Cano han optado por la sensatez de fusionar las dos cajas sevillanas, pues nuevo ataque de cuernos, y a impedir si podemos la fusi¨®n.
Por cierto, la ¨²ltima de la Consejera Voladora ha sido de aurora boreal: ha criticado a El Monte porque ¨¦ste ha participado en una operaci¨®n para entrar en el capital de Metrovacesa (operaci¨®n que parece sumamente interesante y rentable para El Monte), rasg¨¢ndose las vestiduras y anatematizando a Bueno Lid¨®n porque "las Cajas no deben realizar operaciones especulativas"; sin embargo, mantuvo un silencio c¨®mplice cuando Unicaja (?otra vez, Braulio?) compr¨® un paquete de acciones de Sacyr.
Y es que, adem¨¢s de rematar a Montesquieu, Magdalena tiene un distinto rasero para medir a unos y a otros; todo muy acorde con su talante... socialista.
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