El cine que observa la vida
Georgina Cisquella, Francesc Escribano y Carles Balagu¨¦ debaten en Aula EL PA?S sobre el g¨¦nero documental
El g¨¦nero documental est¨¢ en el candelero -en Barcelona particularmente, tras los ¨¦xitos cinematogr¨¢ficos En construcci¨®n, Monos como Becky, Balseros...- y el debate en torno a ¨¦l es apasionante. As¨ª qued¨® demostrado en la noche del pasado mi¨¦rcoles en la ¨²ltima sesi¨®n del ciclo Cinema i actualitat, organizado por Aula EL PA?S Catalunya, titulada El documental al cinema i la televisi¨®. Participaron en ella dos autores con ¨¦xitos recientes en el campo del documental, la periodista Georgina Cisquella (El efecto Iguaz¨², ¨²ltimo premio Goya) y el cineasta Carles Balagu¨¦ (La casita blanca), junto al director de programas de TV-3, el reportero Francesc Escribano. Si sus intervenciones fueron sustanciosas -cada uno desde su experiencia particular-, no lo fueron menos las de los asistentes, muchos de ellos profesionales del ramo incondicionales del g¨¦nero.
Los tres ponentes coincidieron en el valor "de permanencia" del documental
Los tres ponentes coincidieron en el valor "de permanencia" del documental -en contraste con el car¨¢cter ef¨ªmero, "de consumo r¨¢pido", del reportaje period¨ªstico- y en su valor como fiel testimonio de la realidad.
Cisquella, actualmente en plantilla en TVE, explic¨®, por ejemplo, que con Pere Joan Ventura se plante¨® hacer una pel¨ªcula sobre la acampada reivindicativa de 1.800 trabajadores de la empresa Sintel en el madrile?o paseo de la Castellana despu¨¦s de comprobar que las televisiones no acababan de reparar en una protesta, "que si en lugar de producirse en Madrid, se hubiera dado en Par¨ªs, habr¨ªa llenado los informativos del mundo entero". La periodista lament¨® que las cadenas espa?olas est¨¦n tan sujetas a la audiencia que eso no les permita tratar a fondo esta clase de asuntos -"el conflicto fue silenciado de manera descarada por bastantes televisiones", lanz¨®- y analiz¨® que en este contexto el documental cinematogr¨¢fico desempe?a ahora una funci¨®n que desde la ¨¦poca de la transici¨®n hab¨ªa realizado casi en solitario la televisi¨®n.
Francesc Escribano salv¨® a TV-3 -Cisquella lo admiti¨®: "el ejemplo deber¨ªa generalizarse"- y destac¨® que esta cadena ha apostado desde su nacimiento por el g¨¦nero, con programas como 30 minuts, de cuyo primer equipo form¨® parte ¨¦l mismo, "que ha generado una cierta l¨ªnea de trabajo documental". El periodista no ocult¨®, sin embargo, que como programador tiene un dilema: cada vez que TV-3 emite un documental en horario estelar no respira tranquilo hasta conocer los datos de audiencia. Porque si bien el documental es un g¨¦nero con prestigio y los telespectadores, cuando son preguntados al respecto, lo sit¨²an entre sus preferencias, no siempre los datos de audiencia respaldan lo que las encuestas concluyen.
Carles Balagu¨¦, cr¨ªtico de cine antes que director, record¨® que en Espa?a, en la d¨¦cada de 1970, el g¨¦nero estaba mal visto "porque se asociaba al No-Do" y porque los buenos documentales, como Las Hurdes. Tierra sin pan, de Luis Bu?uel, no llegaban. Fue a partir de la transici¨®n a la democracia, a?adi¨® Balagu¨¦ -que, a su condici¨®n de creador de cine suma la de exhibidor, ya que regenta la singular sala M¨¦li¨¨s de Barcelona-, cuando el g¨¦nero repunt¨® con obras como El desencanto, de Jaime Ch¨¢varri. ?ltimamente en Barcelona, continu¨®, se ha dado una efervescencia de t¨ªtulos "radicalmente diferentes y ricos", y cit¨®, entre otros, Los ni?os de Rusia, El Gran Gato, Balseros, Mach¨ªn, En construcci¨®n, Monos como Becky y Cravan vs Cravan, que, a juicio del cineasta, constituyen como m¨ªnimo un movimiento que merece ser considerado. "Con muchas menos pel¨ªculas la Escuela de Barcelona tiene dos libros", brome¨® Balagu¨¦.
A la hora del coloquio, la periodista Montse Armengou, del equipo del 30 minuts y autora de las importantes piezas documentales Els nens perduts del franquisme y Les foses del silenci, sentada entre el p¨²blico, plante¨® si debe ser s¨®lo la televisi¨®n la que abandere este tipo de trabajos de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica o tambi¨¦n las instituciones habr¨ªan de implicarse en ellos. Escribano le respondi¨® que los documentales hist¨®ricos son suficientemente rentables como para que, en su caso, TV-3 los asuma, y seguidamente parafrase¨® a Patricio Guzm¨¢n, quien sostiene que la misi¨®n del documentalista es "hacer el retrato de familia que ponemos encima de la c¨®moda de nuestra habitaci¨®n".
Otro asunto que suscit¨® el inter¨¦s del auditorio fue el de la tendencia de las cadenas a programar espacios de telerrealidad, moda a la que TV-3 ha acabado sucumbiendo con El cim. Francesc Escribano defendi¨® la opci¨®n: "Las televisiones generalistas deben intentar no dejar de explorar terrenos, y las televisiones p¨²blicas tambi¨¦n; incluso la BBC lo hace". Pero Georgina Cisquella alert¨® del peligro de estos formatos. "Hay que dejar muy claras las fronteras y no confundir g¨¦neros", abog¨®. "En las televisiones hay cada vez m¨¢s sensacionalismo y m¨¢s intenci¨®n de conducir a la audiencia", concluy¨® Balagu¨¦.
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