?ltimos esfuerzos
Las prisas suelen ser malas consejeras, y m¨¢s a¨²n cuando se trata de la guerra o la paz. A pesar de la presi¨®n para zanjar el debate en el Consejo de Seguridad, los plazos siguen alarg¨¢ndose, con el correspondiente desgaste para todos. Aunque la lentitud del calendario diplom¨¢tico parece acompasarse al ritmo del despliegue militar y a la espera de encontrar la f¨®rmula que garantice la entrada de las tropas norteamericanas por Turqu¨ªa, ya con el islamista democr¨¢tico Erdogan en el despacho de primer ministro.
Los ¨²ltimos esfuerzos de EE UU para lograr al menos nueve votos en el Consejo de Seguridad buscan una cobertura pol¨ªtica a la guerra, no una oportunidad para la paz. Esta perversi¨®n lleva a que no quiera significarse ninguno de los seis pa¨ªses que pueden ser determinantes para esa votaci¨®n mientras no est¨¦ garantizado un resultado que Washington no cree formalmente necesario, pues mantiene que la resoluci¨®n 1.441 basta para entrar en guerra. Todas estas dilaciones tratan de salvar la cara a Blair, que necesita una nueva resoluci¨®n para evitar entrar en un conflicto militar sin cobertura de la ONU. Pero la diplomacia brutal de Rumsfeld se ha encargado, una vez m¨¢s, de lastrar a su socio declar¨¢ndolo prescindible para la invasi¨®n de Irak.
La tensi¨®n que sufre el puente transtl¨¢ntico que quiere ser Blair es ya insoportable. Sus seis condiciones para que Sadam Husein demuestre que est¨¢ desarm¨¢ndose, destinadas a construir la mayor¨ªa en el Consejo de Seguridad, fueron rechazadas antes por Par¨ªs, que apel¨® de nuevo a su derecho de veto, que por Bagdad. Irak pudo permitirse exhibir ayer m¨¢s muestras de cooperaci¨®n con el anuncio de nuevos informes sobre sus programas prohibidos de armas biol¨®gicas. Pero Bush parece m¨¢s que harto y se muestra enfadado con el resto del mundo por su aislamiento. Tiene ahora una coalici¨®n muy d¨¦bil, una base jur¨ªdica juzgada insuficiente por casi todos y un balance de su acci¨®n diplom¨¢tica que constituye una aut¨¦ntica derrota para las instituciones internacionales y para muchas relaciones bilaterales. Es dif¨ªcil herir m¨¢s susceptibilidades y ponerse tantos obst¨¢culos a s¨ª mismo en tan poco tiempo.
La ¨²ltima milla antes de la guerra debiera servir, todav¨ªa, para tratar de evitarla. Los inspectores necesitan un plazo no arbitrario, es decir, el tiempo suficiente para cumplir su tarea. En palabras de Blix, se tratar¨ªa de meses, no semanas ni a?os. La guerra ser¨ªa un terrible fracaso al que nadie deber¨ªa resignarse. Aun sin hacerse demasiadas ilusiones, vale la pena dar tiempo a los inspectores.
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