El euskara y el cuco
El autor, tras lamentar el cierre cautelar de 'Egunkaria' y abogar por la aparici¨®n de un nuevo diario en lengua vasca, afirma que el problema es la instrumentalizaci¨®n del euskara como herramienta pol¨ªtica.
Vaya por delante la expresi¨®n de mi disgusto por el cierre de Egunkaria, por lo que ¨¦ste supone de merma en las opciones del euskara. El momento exige, sin embargo, mucha templanza y alguna reflexi¨®n.
Muchos son los problemas que aquejan al euskara, pero no es el principal de ellos el supuesto acoso que por parte del Gobierno de Espa?a est¨¢ padeciendo. Entender el cierre cautelar de Egunkaria en clave de persecuci¨®n al euskara y a la cultura vasca es hurtar el debate de una problem¨¢tica que no por sabida es menos grave. El problema no es por supuesto el euskara, ni siquiera la ideolog¨ªa que destilan algunos de los medios escritos en dicho idioma. El problema es la instrumentalizaci¨®n del euskara como herramienta pol¨ªtica.
El euskara goza de una suerte de bula en virtud de la cual todo estar¨ªa permitido, y cualquier desmesura, justificada
Algunos pensamos que es preciso hacer un diario m¨¢s abierto, m¨¢s tolerante y mejor dimensionado
Hoy ser¨ªa impensable la reedici¨®n de la Ley del Euskara que hace 20 a?os fue aprobada por consenso de la totalidad de las fuerzas pol¨ªticas vascas. Ignorando el sabio consejo de Mitxelena que advert¨ªa de la fragilidad del euskara para someterlo a la lucha partidista, el nacionalismo no ha cejado en el empe?o de patrimonializar en exclusiva el idioma de todos los vascos.
El euskara es patrimonio de la humanidad, pero tambi¨¦n y porque as¨ª lo instituy¨® la Constituci¨®n espa?ola, el euskara es patrimonio de todos los espa?oles. Luego el Estatuto de Autonom¨ªa instaur¨® la cooficialidad, a todos los efectos, del euskara y del castellano. Desde entonces, el euskara se ha beneficiado de una generosa pol¨ªtica de discrimaci¨®n positiva por parte del Gobierno vasco. Nunca el euskara goz¨® de tanto apoyo pol¨ªtico ni financiero.
Pero con ser cierto que el euskara es patrimonio de todos, no es menos evidente que el euskara es ante todo el idioma de quienes lo utilizamos. Es decir, si cabe alg¨²n tipo prevalencia entre los derechos sobre el euskara, el que prevalece es el derecho de los vascohablantes. En nombre de tal derecho me parece urgente solicitar la democratizaci¨®n del euskara; es decir, el retorno del euskara al conjunto de la sociedad vasca. S¨®lo as¨ª garantizaremos su pervivencia.
De entre las muchas y muy altas voces que se han escuchado desde el cierre de Egunkaria, me ha sorprendido con agrado el tono cauto y prudente que la consejera de Cultura Miren Azkarate ha utilizado al referirse al cierre del diario, as¨ª como a la posible y necesaria creaci¨®n de otro diario euskaldun. Miren Azkarate se refer¨ªa a la met¨¢fora del Ave F¨¦nix para significar que el futuro peri¨®dico deb¨ªa ser un ¨®rgano plural y abierto al servicio de la plural sociedad vasca. Antes, y ya desde el primer momento, la se?ora Azkarate expres¨® con claridad su preocupaci¨®n por las graves imputaciones que sobre Egunkaria se hab¨ªan formulado y manifest¨® su cautela de cara a futuros proyectos.
Son de agradecer la serenidad y la prudencia manifestadas por la consejera de Cultura, y lo son m¨¢s, si cabe, porque contrastan con nitidez con las apresuradas e interesadas declaraciones del conjunto del nacionalismo vasco, que ha preferido ver en el cierre de Egunkaria una afrenta para alimentar su paranoia victimista, antes que la eventual vulneraci¨®n de las normas del Estado de derecho.
El euskara goza entre nosotros de una suerte de bula en virtud de la cual todo estar¨ªa permitido y, a su mayor gloria, cualquier desmesura estar¨ªa justificada. En nombre del euskara se ha discrimado a profesionales de la ense?anza y de otras funciones, y en su nombre se ha cooptado a no pocos parroquianos cuyo principal m¨¦rito era su fidelidad a los postulados del nacionalismo. Tambi¨¦n y siempre en nombre del euskara y a la mayor gloria de la patria se han acumulado fortunas y creado monopolios culturales que en nada favorecen a la pluralidad y creatividad culturales. Pero con ser graves los abusos que en nombre del euskara se han cometido, son a¨²n peores las consecuencias que de la patrimonializaci¨®n del euskara por parte del nacionalismo se derivan.
El hecho de que se utilice el euskara como bandera pol¨ªtica tiene como primera consecuencia negativa la equiparaci¨®n que se establece entre nacionalismo y euskara. Esta ecuaci¨®n llevada a sus ¨²ltimas consecuencias est¨¢ trayendo consigo la inhibici¨®n de los vascos no nacionalistas hacia el euskara e incluso est¨¢ en el origen de las pol¨ªticas restrictivas del Gobierno de Navarra. Sean justificados o no los recelos de los no nacionalistas, a los abertzales compete despojar al euskara de las hipotecas con las que el nacionalismo ha lastrado su futuro. Si el nacionalismo no cambia de actitud con respecto al euskara y no ceja en su empe?o de utilizar el euskara como elemento identitario excluyente, puede no estar lejano el d¨ªa en el que un declive pol¨ªtico del nacionalismo arrastre en su derrota al euskara.
Por otra parte, tambi¨¦n convendr¨ªa repensar las metas estrat¨¦gicas del euskara, no vaya a ser que estemos exigiendo prestaciones y velocidades de un Ferrari a lo que no deja de ser un modesto veh¨ªculo con r¨¦moras importantes. Es una evidencia el importante desarrollo del euskara en los ¨²ltimos treinta a?os. Pero el euskara es un idioma desarrollado en algunos aspectos y subdesarrollado en otros.
Algunos vascos tenemos la suerte de poseer una maravillosa lengua ligera y fr¨¢gil que es capaz, como el corcho, de salir a flote en medio de las mayores galernas ling¨¹¨ªsticas; pero ese mismo idioma es incapaz de soportar el peso a?adido con el que algunos quieren gravarlo para convertirlo en una lengua competitiva y homologable. Si el euskara ha sobrevivido hasta nuestros d¨ªas es porque ha transitado a lo largo de la historia ligero de equipaje y fiel a su condici¨®n de lengua peculiar y popular.
El car¨¢cter popular de nuestro idioma no ha sido, sin embargo, ajeno a la existencia de ¨¦lites ling¨¹¨ªsticas que lo han cultivado y escrito frente al pueblo llano que se limitaba a hablarlo. Ya desde el siglo XV, la ¨¦lite estaba formada por cl¨¦rigos y su predominio ha durado pr¨¢cticamente hasta nuestros d¨ªas. Es en los a?os sesenta cuando se opera un cambio fundamental, y paralelamente -o tal vez consecuentemente-, la ¨¦lite del los vasc¨®filos se seculariz¨®. Mirande, Mitxelena, Arregi, Aresti, Sarasola... son todos ellos laicos y ellos ser¨¢n los art¨ªfices de la renovaci¨®n y unificaci¨®n del euskara, con Euskaltzaindia como mascar¨®n de proa. Pero a rebufo de la modernizaci¨®n del euskara han ido surgiendo toda suerte de asociaciones, fundaciones, observatorios, consejos, virtuales industrias culturales e incluso academias paralelas que se han autodesignado vates y or¨¢culos del euskara demand¨¢ndole prestaciones y cometidos a los que el euskara se resiste. En este proceso de regeneraci¨®n ling¨¹¨ªstica que ha vivido el euskara y en el sentido inverso de la secularizaci¨®n de sus mentores, se observa un movimiento de sacralizaci¨®n del euskara como la piedra filosofal de la construcci¨®n nacional.
Hay quien piensa que, para que el euskara pueda ejercer la funci¨®n "nacionalizadora" es necesario que sea homologable a las lenguas circundantes, y es as¨ª como se le ha exigido el sobreesfuerzo de quemar etapas y atajar caminos. En ausencia de la homologaci¨®n se ha recurrido al mimetismo, y es as¨ª como surgen y se financian no pocas iniciativas culturales por el prurito de asemejarse a una cultura normalizada.
Egunkaria ya no existe, y parece que habr¨¢ que pensar en otro diario euskaldun. En esta circunstancia han comenzado a perfilarse dos opciones sobre la creaci¨®n de un nuevo rotativo. Hay quienes utilizan la met¨¢fora del Ave F¨¦nix y entienden que se ha de recrear un diario cl¨®nico del que el juez Del Olmo ha clausurado con el mismo ideario y los mismos principios; pero hay otros -entre los que me cuento- que pensamos que es preciso hacer de la necesidad virtud y esforzarnos por crear un diario m¨¢s abierto, m¨¢s tolerante y mejor dimensionado que aqu¨¦l. Un diario cuya principal raz¨®n de ser sea no ya la construcci¨®n nacional, sino el allanamiento de la fosa creciente entre la ¨¦lite vasc¨®fila y el pueblo llano vascohablante
Frente a la tentaci¨®n del Ave F¨¦nix puede existir otra no menos alevosa, y es la tentaci¨®n del p¨¢jaro cuco. El cuco que ya debe de estar cantado en las estribaciones del Txindoki o en las faldas del Otsabio es un p¨¢jaro de cuidado. Es un p¨¢jaro par¨¢sito que deposita su huevo en el nido de otros y rompe el cascar¨®n, come y crece m¨¢s que sus compa?eros de nido; poco a poco, el cuco va echando a todos, hasta quedarse solo. Solo y con el nido.
Dec¨ªa que no soy partidario ni del f¨¦nix ni del cuco, porque son ya demasiadas las veces en las que ETA ha depositado su huevo en el nido construido por otros y siempre ha terminado qued¨¢ndose con el nido. El truco del cuco lo ha utilizado ETA en el campo de los movimientos sociales y sobran indicios para pensar que otro tanto ha ocurrido en algunas iniciativas del mundo del euskara. El Gobierno vasco y la sociedad vasca han de procurar que en el futuro diario que tantos desean y algunos necesitamos, el cuco no pueda nidificar, y menos quedarse con el nido. El euskara no necesita de solemnes y tr¨¢gicos p¨¢jaros como el f¨¦nix ni de tramposos par¨¢sitos como el cuco; bastar¨¢ con un modesto ruise?or.
Luis Haramburu Altuna es escritor y editor.
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