Sanidad militar
La sanidad militar est¨¢ en liquidaci¨®n. Intentan desprenderse de la Policl¨ªnica Naval, un complejo de tres edificios que ocupan toda una manzana en la calle de Arturo Soria. Tambi¨¦n pretenden lo propio, aunque por el momento sin mucho ¨¦xito, con el sanatorio de Los Molinos, un edificio por el que nadie ha pujado en ninguna de las dos subastas celebradas al efecto. Ahora lo quieren vender directamente, pero el Ayuntamiento de aquel municipio exige la reversi¨®n de los terrenos que cedi¨® hace sesenta a?os y es dif¨ªcil que salga un comprador dispuesto a meterse en ese embrollo legal.
Tampoco la policl¨ªnica de Arturo Soria est¨¢ limpia de polvo y paja; hay una parte del edificio que fue alquilada a una cl¨ªnica privada hasta el a?o 2008. El tercero de los inmuebles en venta es el a¨²n denominado hospital del General¨ªsimo, ¨²nico centro por el que la Consejer¨ªa de Sanidad ha mostrado inter¨¦s. La idea de su titular Ignacio Ech¨¢niz es integrarlo en la red p¨²blica como centro para pacientes de media y larga estancia, si es que llegan a un acuerdo en el precio. De momento han rechazado la oferta de Ech¨¢niz para comprar ese edificio de Moncloa pagando s¨®lo su valor catastral. As¨ª de mal le va al Ministerio de Defensa su plan de liquidaci¨®n por el que, supongo, pretend¨ªan tapar algunos agujeros econ¨®micos a costa, evidentemente, de rebajar la calidad en la atenci¨®n m¨¦dica a ese colectivo.
Lo que planean aqu¨ª en Madrid es concentrar todo el servicio de salud del ej¨¦rcito en el hospital del Aire que ahora est¨¢ siendo remodelado. Mientras realizan esa reforma, que durar¨¢ unos tres o cuatro a?os, la concentraci¨®n se ha llevado a cabo provisionalmente en el mastod¨®ntico hospital G¨®mez Ulla de Carabanchel. All¨ª es donde han acoplado sin demasiado orden ni concierto a los equipos de las distintas especialidades, y a todo el personal proveniente de los centros que han ido cerrando. Meter varios hospitales en uno, desde luego, no debe ser tarea f¨¢cil, sobre todo cuando la sensaci¨®n que se transmite a los profesionales es la de asistir a una operaci¨®n derribo en toda la regla. Adem¨¢s, los edificios que componen ese complejo sanitario no est¨¢n precisamente en su mejor momento. Hay plantas y zonas del hospital que han sido completamente cerradas y el tiempo empieza a causar estragos en la mec¨¢nica operativa de los edificios. Desde una elemental bombilla fundida que nadie repone, hasta el indispensable bot¨®n avisador de las habitaciones cuya aver¨ªa tarda d¨ªas en ser reparada, pasando por los desesperantes ascensores en los que hay que invertir hasta veinte minutos, la sensaci¨®n de decrepitud empieza a ser generalizada. Nada en cualquier caso comparable a la devaluaci¨®n experimentada por la calidad en la asistencia m¨¦dica. La deficiente integraci¨®n de los equipos procedentes de distintos centros y diferentes armas repercute negativamente en la atenci¨®n al paciente. Las rivalidades entre facultativos, la lucha por el territorio y los reinos de taifas pueden impedir que el enfermo reciba un imprescindible seguimiento multidisciplinar o que su historial no sea ni siquiera revisado por provenir de una especialidad distinta o hallarse en otro centro. En las urgencias es frecuente que no haya celadores para ingresar a un paciente y las tensiones entre el personal propician el que un radi¨®logo se permita el lujo de devolver a un enfermo, o hacerle recorrer cientos de metros de pasillo por que no le llega en camilla. A¨²n m¨¢s notorio es el deterioro en el servicio de enfermer¨ªa. La atenci¨®n en determinadas horas cae hasta tal extremo que los familiares han de cuidar a los enfermos, si no contratar los servicios de personal externo o sanitarios del propio hospital que inmediatamente se ofrecen por 70 euros la noche. Esto es en lo que se ha quedado al d¨ªa de hoy la sanidad militar en Madrid. Un servicio de salud que antes funcionaba razonablemente bien y cuyos beneficiarios se consideraban privilegiados. Ahora muchos de los que han padecido su degradaci¨®n se plantean trasladarse al Insalud, donde al menos tienen alternativas para escoger. Dicen que en cuatro o cinco a?os, cuando acaben las obras del hospital del Aire, el servicio mejorar¨¢. Entre tanto, Defensa que no juegue con fuego. Si la sanidad militar es un desastre en tiempos de paz imag¨ªnense en una guerra.
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