Ludek Pachman, gran maestro de ajedrez y activista pol¨ªtico checo
Ludek Pachman (1924-2003) llamaba la atenci¨®n por su andar torpe y pausado, cuya causa era muy especial: en enero de 1972 se tir¨® de cabeza al suelo desde su litera de la c¨¢rcel de Praga, sufriendo da?os irreversibles en el cuello y la columna vertebral; no estaba dispuesto a seguir siendo torturado por oponerse a la invasi¨®n sovi¨¦tica de Checoslovaquia (1968). Pachman fue comunista y anticomunista, ateo y cristiano, checo y alem¨¢n, rico y pobre, ilustre y paria, feliz y desgraciado. Lo ¨²nico que no cambi¨® hasta su muerte -el pasado jueves en Passau (Alemania)- fue el ajedrez, que probablemente le salv¨® de la locura.
Miles de aficionados al ajedrez admiraban entonces a Pachman, a pesar de que no sab¨ªan nada de su actividad pol¨ªtica ni de sus penalidades. Y es que sus libros de aperturas (formas de empezar una partida) eran imprescindibles para iniciarse en la t¨¦cnica del deporte mental cuando las computadoras de ajedrez y las bases de datos que hoy manejamos ni siquiera formaban parte de la ciencia-ficci¨®n.
En Espa?a, donde el n¨²mero de traducciones de libros t¨¦cnicos extranjeros era muy reducido, hojear un pachman era como acceder a la Biblia del ajedrez. Sin duda alguna, Pachman estaba muy capacitado para convertirse en un maestro de multitudes: siete veces campe¨®n de Checoslovaquia y ganador de muchos torneos internacionales, particip¨® en varios ciclos del Campeonato del Mundo y represent¨® a su pa¨ªs de nacimiento en ocho Olimpiadas de ajedrez.
En una de ellas (Tel Aviv, 1964), Pachman demostr¨® que era un comunista ejemplar: maniobr¨® en los pasillos para que tres de las partidas del encuentro URSS-Checoslovaquia fueran empates ama?ados, con el fin de garantizar la medalla de oro a los sovi¨¦ticos.
Su comportamiento fue muy distinto en la de 1968 (Lugano), donde Pachman propuso que la selecci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fuera expulsada por la invasi¨®n de Praga. Los sovi¨¦ticos nunca le perdonaron ese atrevimiento: cuando por fin logr¨® salir de Checoslovaquia, en 1972, poco despu¨¦s de su intento de suicidio, la poderosa Federaci¨®n de Ajedrez de la URSS le boicote¨® en cuantos torneos pudo; por ejemplo, en el de Barcelona de 1976; ese mismo a?o, jug¨® la Olimpiada con Alemania Occidental.
Pero Pachman tambi¨¦n aguant¨® eso, entre otras razones porque se hab¨ªa ganado la simpat¨ªa de mucha gente desde muy joven, y m¨¢s a¨²n desde que public¨® Jaque mate en Praga (publicado en Espa?a por Mart¨ªnez Roca como Ajedrez y comunismo), donde relata con todo detalle el calvario que sufri¨® al transformarse en un "enemigo del pueblo" tras haber sido una gloria nacional.
Seguramente por los grandes contrastes de su vida, Pachman era un conversador ideal, capaz de sostener puntos de vista opuestos sobre un mismo tema.
Lo que jam¨¢s cambi¨® fue su amor al ajedrez, el hilo conductor de su vida: "Para que las torturas me dolieran menos, pensaba en partidas bellas", me cont¨® en 1984, mientras pase¨¢bamos en Francia, con su andar torpe y pausado.-
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