Cajero por la gracia de Dios
Castillejo ha redoblado las alusiones a su naturaleza religiosa desde que sali¨® a la luz su p¨®liza millonaria hasta llegar a declararse como un elegido divino para forjar Cajasur
Juntar con naturalidad las finanzas con los mandamientos s¨®lo est¨¢ al alcance de aquellos que nadan con facilidad entre las dos aguas. O al de quienes pudieran caminar sobre ellas. Miguel Castillejo Gorr¨¢iz, de 73 a?os, sacerdote, licenciado en Ciencias Pol¨ªticas y Econ¨®micas, doctor en Filosof¨ªa y presidente de Cajasur, cultiva esa uni¨®n desde hace 30 a?os como una suerte de mandato divino. "El Se?or se ha querido valer de m¨ª para forjar este gran entramado aut¨®ctono nacido en C¨®rdoba", dijo el pasado mi¨¦rcoles sin amilanarse por la escasa humildad que dejaba traslucir tal afirmaci¨®n.
En contrapartida la entidad le corresponde sin miramientos cicateros: el presidente le cost¨® 3,38 millones de euros -distribuidos entre la prima de la p¨®liza (2,91 millones), el sueldo (420.000) y las dietas (48.000)- durante el a?o 2001, seg¨²n figura en el informe elaborado por los inspectores de la Junta y entregado a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n por la Consejer¨ªa de Econom¨ªa. Unos dineros que no alteran a cura: "No me remuerde nada mi conciencia lo que esta caja, l¨ªcita y leg¨ªtimamente, me ha retribuido". Y a?ad¨ªa en una entrevista al diario El Mundo: "Tengo una deontolog¨ªa social, cuantitativa y de misericordia mucho mayor que cualquier otro sacerdote".
"El Se?or se ha querido valer de m¨ª para forjar este gran entramado aut¨®ctono"
Alguna vez ha dicho que el dinero es bueno "como todo lo que es obra del Creador"
Las intervenciones en las que Castillejo se confiesa elegido para una causa tan terrenal como la banca por alguien tan et¨¦reo como Dios se han repetido en varias ocasiones desde que salieron a la luz las condiciones millonarias de la p¨®liza que le hab¨ªa suscrito la entidad. "Tal vez estoy viviendo un momento en que tenga que tomar mi cruz hasta llevarla al Calvario y cumplir con el deber hist¨®rico que se me ha encomendado de salvar esta instituci¨®n que la Iglesia me confi¨® y evitar que pase a manos ajenas", aseguraba en una entrevista concedida al diario Abc en noviembre.
La imagen que de s¨ª tiene Castillejo puede pecar de vanidosa, pero la de algunos entusiastas admiradores llega tan lejos como para compararla con la de Jesucristo en el banquete nupcial de Cana¨¢. "Usted ha sabido, como en el milagro de los panes y los peces, convertir a Cajasur de una peque?a caja en la segunda de Andaluc¨ªa y una de las m¨¢s importantes de Espa?a", dijo uno de los empleados de la entidad cordobesa durante un homenaje que le tributaron en 1999. Junto a loas como ¨¦sta, el presidente de la entidad recibi¨® de regalo una casulla de seda y bordada en oro del siglo XVIII.
En ese acto, el cura describi¨® a la caja como el resultado "de la m¨¢s bella historia de amor entre el humanismo cristiano y C¨®rdoba" y a s¨ª mismo como "una vela" que consumir¨ªa su vida "mientras Dios lo permita en beneficio de C¨®rdoba". En su discurso se encuentran m¨¢s similitudes con los de un alcalde populista que con los de un gestor bancario, aunque su hecho diferencial eclesi¨¢stico asome a menudo cuando defiende la ¨¦tica de los dep¨®sitos en nombre de Dios. El dinero, ha dicho en alguna ocasi¨®n, es "peligros¨ªsimo" aunque en puridad sea bueno "como todo lo que es obra del Creador".
El suyo, adem¨¢s, lo ve justo y necesario. Y desde que se hizo p¨²blico en qu¨¦ medida -Cajasur pag¨® 2,9 millones de euros por suscribirle una p¨®liza- se ha esmerado en acentuar su vocaci¨®n religiosa para sacudirse los ataques sobre su af¨¢n de enriquecimiento. Frente al pecado capital de la avaricia, que le han echado en cara sus adversarios, ¨¦l ha aireado su generosidad: "Mi manos caritativas, misericordiosas, hechas para la justicia social deben y han subvencionado tantas y tantas necesidades", dec¨ªa en una entrevista al diario C¨®rdoba.
Aunque a veces aparta el grano de la paja -"Yo soy religioso como otro presidente de caja puede ser m¨¦dico"-, y en otras pueda rozar una superstici¨®n nada cristiana -despach¨® una pregunta sobre su continuidad en la presidencia como "un misterio que est¨¢ escrito en las estrellas"- es capaz de poner una vela a Dios y otra al diablo: "De las injurias ya se encargar¨¢n los abogados, por mi parte lo ¨²nico que tengo que hacer es perdonar".
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