Una apuesta personal

La cumbre de Azores sit¨²a a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el sitio donde siempre ha querido estar, en esa posici¨®n de "potencia media", pero con pol¨ªtica "global", requerida por los m¨¢s grandes del mundo. Es el objetivo que se marc¨® en la vertiente exterior para su segunda legislatura. Por ¨¦l, lleg¨® a cerrar la declaraci¨®n de refuerzo de las relaciones con EE UU, que, en enero de 2001, marc¨® el cambio de estrat¨¦gico.

El precio pagado hasta ahora no es insignificante, pero s¨ª mucho menor que el que el sistema electoral uninominal y mayoritario brit¨¢nico est¨¢ imponiendo a su colega Tony Blair. Cuando las posibilidades de elecci¨®n, y de conservar el estatuto de diputado, dependen de la posici¨®n en una lista que decida darte el partido, es claro que las rebeliones parlamentarias se vuelven dif¨ªciles y que es m¨¢s probable que la clase pol¨ªtica llegue a expresar distancias inveros¨ªmiles con lo que se observa en la calle. Ni Aznar ni sus colaboradores reconocen que la adscripci¨®n de Madrid al eje Washington-Londres est¨¦ da?ando las relaciones con Francia, Alemania, los pa¨ªses ¨¢rabes o iberoamericanos.

S¨ª son m¨¢s propicios a aceptar los evidentes riesgos electorales que esta deriva supone para el PP. Aznar, sin embargo, se muestra seguro. Nunca ha considerado que una nueva resoluci¨®n de la ONU sea imprescindible para atacar Irak. Piensa, probablemente, que ha apostado ganador y cree que siempre podr¨¢ justificar su actuaci¨®n con su compromiso frente al terrorismo.