Erbil, 1; Bagdad, 0
La vida sigue con normalidad en el norte iraqu¨ª, entre f¨²tbol y comidas campestres, pese a las primeras se?ales del conflicto
Como si se hubieran juramentado para poder guardar al menos un buen recuerdo, miles de familias kurdas del norte de Irak vistieron de fiesta a los ni?os y salieron el viernes a celebrar con una comida campestre el que puede ser su ¨²ltimo fin de semana sin guerra. En un recorrido desde Suleimaniya, en el sur del Kurdist¨¢n iraqu¨ª, hasta Erbil, la capital del territorio aut¨®nomo, este enviado especial constat¨® un inusual ambiente festivo en las praderas, con ramilletes blancos y amarillos de narcisos, la flor nacional kurda. Y tambi¨¦n las primeras se?ales de la inminente amenaza de un conflicto, como el cierre de pasos fronterizos entre las zonas kurda e iraqu¨ª, ordenado por Bagdad. El equipo de f¨²tbol de Samara, poblaci¨®n cercana a Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein, fue de los ¨²ltimos en atravesarlos tras haber sido derrotado por 4-0 en su visita al estadio del Erbil.
Unos 10.000 aficionados de la capital kurda volvieron a celebrar la victoria con j¨²bilo en las calles, que se suma al hist¨®rico triunfo (1-0) del equipo local frente al poderoso Nafa de Bagdad, hace dos semanas. La Liga de f¨²tbol sigue siendo el principal elemento de cohesi¨®n nacional en Irak, y tanto shi¨ªes, al sur, como kurdos, al norte, leen la prensa deportiva que se edita en Bagdad, pese a vivir en zonas de exclusi¨®n a¨¦rea protegidas por cazas de EE UU y el Reino Unido. Pero esta vez los gritos de protesta de los kurdos -como de costumbre, ning¨²n seguidor del equipo iraqu¨ª viaj¨® hasta Erbil- no iban contra Sadam, sino contra Turqu¨ªa, acusada de querer ocupar una parte del territorio aut¨®nomo cuando estalle el conflicto.
Los precios del combustible, tanto el de venta oficial como el que circula en bidones de contrabando, ya se han disparado, mientras las autoridades del autogobierno kurdo acaban de repartir entre la poblaci¨®n otra raci¨®n doble de alimentos. "Con ¨¦sta, se entrega ya hasta la cuota de junio", aseguraba esta semana un funcionario municipal en Suleimaniya, al frente de la distribuci¨®n de latas de aceite vegetal. En el empobrecido Kurdist¨¢n iraqu¨ª, que depende de la ayuda internacional para sobrevivir, muy pocos disponen de los entre 20 y 40 euros que cuesta en los bazares una m¨¢scara antig¨¢s. Las organizaciones humanitarias hace ya tiempo que han evacuado Suleimaniya y Erbil.
En el desolado pueblo fronterizo de Kalar, a apenas 150 kil¨®metros de Bagdad, los peshmergas que controlan Banasian, la ¨²ltima posici¨®n del territorio kurdo, advierten a los visitantes de que no hay que exhibirse demasiado ante los soldados iraqu¨ªes. "Acaban de disparar una r¨¢faga mientras grababa im¨¢genes un equipo de televisi¨®n brit¨¢nico", informaba Arif Al¨ª Hassan, comandante del puesto. "Mire ah¨ª arriba, en las colinas; all¨ª est¨¢n los tanques". El paso de Kalar est¨¢ cerrado desde 1991.
Hasta ahora, la circulaci¨®n de personas y mercanc¨ªas se concentraba en Kifri, a unos 40 kil¨®metros de Kalar. Es la verdadera capital del contrabando, donde ni?os, adultos y ancianos intentan ganar unos 50 dinares (cinco euros) al d¨ªa en la ¨²nica industria local: el tr¨¢fico ilegal de combustible desde la vecina Yalawla, en zona iraqu¨ª. Los agentes kurdos que controlan el movimiento de veh¨ªculos hacen la vista gorda a pesar de que todos los ocupantes de su furgoneta llevan bidones de pl¨¢stico con gasolina. En direcci¨®n contraria, Ahmed Karim circula con su cami¨®n cargado de verduras hacia el mercado de Bagdad. "Ma?ana volver¨¦ a Kifri con naranjas", aseguraba satisfecho 48 horas antes del cierre de la frontera. Al tiempo se escuchaban disparos en el lado iraqu¨ª. "Han sido los soldados; han matado dos corderos a balazos", explica un conductor. "Esta noche, cuando no les veamos, saldr¨¢n para llevarse la carne y poder comer al menos un buen kebab", asguraba un polic¨ªa kurdo.
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