La emperatriz de la cerveza
A los aficionados a las listas de personajes ricos y famosos les encanta el caso de Charlene de Carvalho Heineken, de 48 a?os, y heredera del imperio cervecero holand¨¦s levantado por su bisabuelo y consolidado por su padre Freddy. La ¨²nica hija del empresario que hiciera c¨¦lebre la botella verde con etiqueta roja y negra, no solo lleva su fortuna marcada en el apellido. Desde la muerte de su progenitor, dispone de 2.850 millones de d¨®lares, m¨¢s dinero que las reinas de Inglaterra, donde reside, y Holanda. Ser la mujer m¨¢s rica de ambos pa¨ªses no ha cambiado, sin embargo, sus costumbres, y prefiere educar a sus cinco hijos en el anonimato a presidir reuniones de trabajo.
Con todo, la casa Heineken sigue siendo un negocio familiar y Charlene y su esposo, Michel de Carvalho, vicepresidente en Londres de Schr?der Salomon Smith Barney, figuran en su consejo de direcci¨®n y de supervisi¨®n, respectivamente. Si ella quisiera, su influencia podr¨ªa ser decisiva, porque controla con sus parientes la mayor¨ªa de las acciones de la sociedad propietaria de la mitad de Heineken. Como s¨®lo ha sido vista un par de veces en citas profesionales, una de las cuales fue la junta de accionistas celebrada tras la muerte de su padre, sus habilidades financieras son un enigma. Lo que s¨ª dej¨® claro al poco de heredar es que no pensaba desprenderse de su parte. "Formamos parte del pasado, presente y futuro de la compa?¨ªa", dijo, dando a entender que habr¨ªa siempre un miembro de la familia al frente. Dicha afirmaci¨®n confirmar¨ªa las predicciones de B¨¢rbara Smit, bi¨®grafa de Freddy Heineken. Seg¨²n ella, Charlene lleva una vida an¨®nima alejada de los miembros de jet set internacional frecuentados por su padre, "porque le entregar¨¢ el testigo a su hijo mayor en cuanto ¨¦ste pueda trabajar".
Para lograrlo tal vez tenga que mostrarse m¨¢s en p¨²blico a la larga. De este modo ir¨ªan llen¨¢ndose los parches de una biograf¨ªa donde todav¨ªa destacan m¨¢s los coqueteos con el cine de su marido, que actu¨® en Lawrence de Arabia y fue un esquiador ol¨ªmpico en los a?os setenta, que sus propios estudios de Derecho en la universidad holandesa de Leiden y las pr¨¢cticas realizadas en Heineken. Algunos analistas han sugerido que su empe?o en no ceder acci¨®n alguna podr¨ªa restringir la expansi¨®n futura de la compa?¨ªa. Pero todo son conjeturas que tal vez respondan a algo tan simple como honrar el ejemplo de su padre. Un hombre que entr¨® en la casa fundada por su abuelo a los 18 a?os, vio como se perd¨ªa la mayor¨ªa de las acciones en 1942 y logr¨® recuperarlas en 1954 para no soltarlas m¨¢s.
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