J¨®venes, aburridos y vagos
Leo en una revista de tendencias un anuncio con la siguiente proclama: "Estado de ¨¢nimo de un Individuo Diesel t¨ªpico: 23% cachondo; 35% cansado; 12% aburrido; 27% ego¨ªsta; 3% hambriento". En la foto que acompa?a al aviso se ven unos j¨®venes de ambos sexos, veintea?eros, en una fiesta en la playa. En ingl¨¦s, los porcentajes variaban, pero no importa. Resulta que estar cansado y aburrido y ser ego¨ªsta no s¨®lo define al joven actual, sino que le supone un valor. Que adem¨¢s es un joven perezoso se prueba en las mismas p¨¢ginas: como hoy todo se recicla, desde el surrealismo hasta los a?os sesenta, un anuncio del joven dise?ador David Delf¨ªn, que "escandaliz¨®" en septiembre del a?o pasado con su pase de modelos con caras tapadas (a lo Magritte), incluye ahora una mano llena de hormigas -como la de Bu?uel en Un perro andaluz, de l929-, unas hormigas no reales, sino pintadas sobre un tul que cubre una mano con dos dedos cortados (?cortados mediante ordenador?). He vuelto a ver las fotos de los modelos de hace cinco meses y eran mucho mejores que la imagen actual: as¨ª que hasta los que copian se amaneran.
La revista francesa 'Technikart' plantea en un art¨ªculo de qu¨¦ sirve trabajar si nadie salvo el patr¨®n gana verdaderamente dinero
En la misma revista, unas p¨¢ginas m¨¢s all¨¢, un art¨ªculo de fondo define lo que es esta generaci¨®n: "Somos seres que dependemos de nuestros padres, de sus ingresos (...). Incluso nuestras emociones se parapetan detr¨¢s de un mostrador. Por culpa de esta patolog¨ªa cong¨¦nita nos enganchamos con suma facilidad a todo: tabaco, drogas, gimnasio, trabajo, alcohol, sexo, televisi¨®n, moda". El articulista contin¨²a diciendo que el mundo se divide en productores y consumidores y que "unos animales tan d¨¦biles como los seres humanos ya hubi¨¦ramos desaparecido del mapa si no fuera por este sistema de dependencia que nos une y nos hace fuertes como grupo". O sea que lo que une es el consumo. "Lo malo", sigue diciendo, "es que los consumidores hemos adoptado un papel pasivo en nuestra relaci¨®n con los productos: la tele es una m..., pero seguimos vi¨¦ndola; hay compa?¨ªas que explotan a sus trabajadores, pero seguimos comprando sus productos". Y acaba afirmando: "Lo cierto es que como consumidores tenemos mucho m¨¢s poder del que pensamos; en realidad el consumidor es el patrocinador de las marcas, de las multinacionales y de los gobiernos. Ellos son los que realmente dependen de nosotros". Y, puestos a acabar con un final positivo, el articulista esgrime el eslogan de un consumo "activo y pasional" como el ¨²nico camino hacia una sociedad m¨¢s justa.
Vivir para ver. No s¨¦ si el autor con estas proclamas pretende vender m¨¢s ejemplares de sus revistas (ser¨ªa preferible ) o si se lo cree de verdad. Es decir, si se cree de verdad que los gobiernos dependen del pobre chico que se deprime porque no puede comprar este a?o una nueva Nike. Esto es lo que un viejo marxista llamar¨ªa un primer grado de alienaci¨®n. Pero claro, ya no hay marxistas y el fen¨®meno que describe el articulista corresponde, para bien o para mal, a la realidad cotidiana.
Unas paginas m¨¢s all¨¢, en una estupenda secci¨®n titulada Flashes de la misma revista, se habla de un grupo, Dinero Gratis, cuyo emblema es: "No queremos trabajo. Queremos dinero", situado bajo la imagen de una mano abriendo una botella de champ¨¢n. Se cumplir¨ªa as¨ª el viejo sue?o anarquista de la abolici¨®n del trabajo, corroborada por Luis Aragon en su famosa conferencia pronunciada en la Residencia de Estudiantes de Madrid en l925: "?Ah! Banqueros, estudiantes, obreros, funcionarios, servidores; vosotros sois los chupadores de lo ¨²til, los masturbadores de la necesidad. No trabajar¨¦ nunca, mis manos son puras". Hace unos meses la revista francesa Technikart, otra revista estupenda para seguir lo que quieren los j¨®venes, se hac¨ªa eco de ideas semejantes, planteando en sus p¨¢ginas, en un art¨ªculo firmado por Olivier Malnuit, de qu¨¦ sirve ir a trabajar cada d¨ªa al mismo sitio, para la misma empresa, si nadie al final gana verdaderamente dinero salvo el patr¨®n que se escapa con la caja...
El mundo, sus aspiraciones, est¨¢n cambiando. No toda la juventud es esto, pero esto es una parte de la juventud.
Victoria Combal¨ªa es cr¨ªtica de arte
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