El misterio de Pascual
Tras sufrir 'la enfermedad del beso', el ciclista del Kelme gana a los 31 a?os sus primeras carreras: Vueltas a Andaluc¨ªa y Murcia
Cytomegalovirus o la enfermedad del beso. Un mal, pariente pr¨®ximo de la mononucleosis, que el a?o pasado apart¨® de las carreteras a Javier Pascual (Alfaro, La Rioja), de 31 a?os, ciclista del Kelme. Fueron unos meses duros en los que Pascual ve¨ªa pasar los d¨ªas sin notar mejor¨ªa alguna. Sin embargo, una vez recuperado de su enfermedad, su comienzo de la temporada actual ha sido espectacular: ha conseguido la victoria en la Vuelta a Andaluc¨ªa y la Vuelta a Murcia. En esta ¨²ltima ronda incluso se permiti¨® el lujo de derrotar en la contrarreloj del ¨²ltimo d¨ªa al estadounidense Lance Armstrong, ganador de cuatro ediciones del Tour de Francia, por dos segundos y de cruzar la l¨ªnea de meta con los brazos en alto, pero celebrando el triunfo como si la cosa no fuera realmente con ¨¦l.
Hasta este momento Pascual hab¨ªa logrado algunas victorias en etapas sueltas, pero nunca un triunfo absoluto. Pero, como parece inevitable en un mundo tan competitivo y lleno de intereses, los ¨¦xitos del riojano han despertado sospechas entre los peor pensados. La sombra del dopaje vuelve a asomarse al asfalto. Pascual lo desmiente de forma rotunda: "Es imposible. No he tomado literalmente nada. Los m¨¦dicos me dijeron que no hay un f¨¢rmaco que cure el Cytomegalovirus. Lo ¨²nico que hay que hacer es esperar a que el organismo desarrolle un antivirus".
Una explicaci¨®n que desmonta cualquier teor¨ªa sobre un posible doping del corredor de Alfaro. Los controles tambi¨¦n avalan el buen hacer del pupilo de Vicente Belda.
Pero, para llegar a saborear las mieles del triunfo, Pascual ha pasado malos momentos despu¨¦s de que, casi con toda seguridad, su hija Conchi le transmitiera la enfermedad del beso. Apat¨ªa, somnolencia, inapetencia y unos ganglios en el cuello, detr¨¢s de la oreja, son algunos de los s¨ªntomas que evidencia dicho mal.
"En el mismo d¨ªa, dos personas diferentes me preguntaron por mi salud y me aseguraron que ten¨ªa mala cara. M¨¢s tarde, lo coment¨¦ con mi mujer y me volvi¨® a decir que ten¨ªa mala cara. Fue entonces cuando me decid¨ª a hacerme la anal¨ªtica. Dio positiva", recuerda Pascual.
Los d¨ªas comenzaron a hacerse m¨¢s largos de lo habitual. Ponerse ante el espejo era un ejercicio de superaci¨®n para alguien que ve¨ªa c¨®mo menguaba su masa muscular de manera alarmante sin que pudiera hacer nada. Los m¨¦dicos le confesaron que no existe tratamiento alguno. S¨®lo, el tiempo y la paciencia. Una espera eterna.
Tampoco es el primer integrante del pelot¨®n que padece esa fermedad. Laudelino Cubino, ?ngel Edo o Pipe G¨®mez tambi¨¦n pasaron por el mismo trance.
Pascual intent¨® subirse a la bicicleta en junio, pero fue imposible. No fue capaz de finalizar la primera etapa de la Vuelta a Mi?o (Portugal) y tuvo que regresar a casa.
Hubo de esperar hasta septiembre para recuperarse de forma definitiva. "Otra vez el espejo me sirvi¨® para darme cuenta de que estaba bien. Volv¨ªa a tener buen color", comenta.
A partir de entonces el corredor del Kelme se obsesion¨® con lograr la misma masa muscular que pose¨ªa antes de la enfermedad. Su concienzuda preparaci¨®n ha desembocado en un comienzo de la temporada lleno de ¨¦xitos. Bicicleta de monta?a, gimnasio y dieta han servido para que el riojano presente un aspecto inmejorable.
Fuerte, fibroso y con la chispa que distingue a los ganadores de los simplemente buenos ciclistas. Con esta carta de presentaci¨®n, Pascual se postula como una de las principales bazas espa?olas para el Tour. Belda ya le ha ordenado que baje algo el ritmo de entrenamientos para volver a recuperar el mejor pico de forma en julio, coincidiendo con la ronda francesa. Ser¨¢ entonces cuando se compruebe hasta d¨®nde llegan los positivos efectos a posteriori de la enfermedad del beso.
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