'Lebensraum'
El emboscado Aznar suele camuflar su compulsi¨®n belicista tras una mara?a de sem¨¢ntica saducea. Pero hace algunos d¨ªas busc¨® una justificaci¨®n que le delataba. "Espa?a ya no est¨¢ sentada en un rinc¨®n", areng¨® el caudillo a sus huestes. "No queremos ver a Espa?a sentada en el rinc¨®n de la historia, en el rinc¨®n de los pa¨ªses que no cuentan, que no sirven, que no deciden. Queremos ver a Espa?a en su sitio, y por eso hemos luchado muchos a?os". Pues bien, esta met¨¢fora del espacio (sitio, rinc¨®n) es exactamente la misma que utiliz¨® Hitler como pretexto para disculpar sus agresiones belicistas: la busca de lebensraum o espacio vital. Aznar no quiere conquistar territorios, evidentemente, pero s¨ª ans¨ªa abrirse paso conquistando mayor espacio pol¨ªtico en la ¨®rbita del lebensraum estadounidense.
Semejante expansionismo puede leerse en t¨¦rminos de intereses nacionales, al estilo del realismo pol¨ªtico schmittiano. Pero en la ¨¦poca de la globalizaci¨®n toda esta ¨¦pica agresiva carece de sentido, pues resulta contraproducente para cualquier definici¨®n pragm¨¢tica del inter¨¦s nacional. As¨ª que habr¨¢ que recurrir a la psiquiatr¨ªa explicando el lapsus como un s¨ªntoma de megaloman¨ªa, dada la creencia de Aznar de que Espa?a soy yo. Y como se siente personalmente arrinconado, expandiendo Espa?a espera reducir su complejo de inferioridad. Lo cual le conduce al principio absolutista del Rey Sol: "Despu¨¦s de m¨ª, el diluvio" (Apr¨¨s nous, le d¨¦luge). Y as¨ª suceder¨¢, efectivamente, si cuando ceda el poder Aznar deja a Espa?a hundida en el cieno del diluvio de bombas estadounidenses, como parece.
Lo cual no tendr¨ªa tanta importancia -pues tras el diluvio las aguas volver¨¢n a su cauce, y Espa?a podr¨¢ recuperar su lugar cuando Aznar se retire- si no fuera por el factor que lo impulsa, que es la busca de lebensraum por parte de Bush. La nueva iniciativa estrat¨¦gica de seguridad preventiva aprobada por Washington programa un expansionismo agresivo a escala global que es continuador del expansionismo nazi de los a?os treinta. La diferencia es que si la guerra rel¨¢mpago del III Reich s¨®lo buscaba conquistas territoriales en el teatro europeo, la m¨¢quina militar del Imperio Bush basada en los bombardeos masivos ya no busca conquistas territoriales o coloniales. sino pol¨ªticas, econ¨®micas y clientelares de alcance global.
Pero por lo dem¨¢s, la nazificaci¨®n de los Estados Unidos de Bush -cuya camarilla de extrema derecha religiosa monopoliza todos los poderes- parece evidente, con rasgos como la instauraci¨®n de un permanente estado de excepci¨®n que suspende indefinidamente la seguridad jur¨ªdica garante de los derechos fundamentales, la subvenci¨®n a fondo perdido del complejo militar-industrial a cargo del presupuesto federal o la sumisi¨®n de su opini¨®n p¨²blica a unos medios de masas ultranacionalistas que nada tienen que envidiar en manipulaci¨®n xen¨®foba a la vieja prensa amarilla del magnate Hearst.
De ah¨ª la importancia que est¨¢ cobrando la resistencia francesa contra el neonazismo estadounidense, al que ha logrado frenar por el momento en el Consejo de Seguridad. Es posible que, pese a todo, Bush y sus secuaces europeos se decidan a atacar, despreciando la legalidad internacional. Y algunos sostienen que, para no devaluar el papel de la ONU, convendr¨ªa consentir la agresi¨®n b¨¦lica aceptando fundarla en la t¨¢cita validez de la resoluci¨®n 1.441. Pero eso ser¨ªa como reeditar la Conferencia de M¨²nich, que asumi¨® de facto la pol¨ªtica de lebensraum de Hitler y Mussolini, condenando a la Sociedad de Naciones a su extinci¨®n impotente. Quien calla, otorga.
Pero volvamos aqu¨ª. Frente al lebensraum de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, el ¨²nico de sus barones que no lo ha suscrito ha sido Rato, quien se ha limitado a defender la "necesidad de luchar por un mundo de reglas". Pero las ¨²nicas reglas son las de la ONU, no las que imponga Bush por las armas. Y si el se?or Rato desea demostrar capacidad como estadista, deber¨ªa ser consecuente con las reglas que dice defender.
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