Somos europeos, no 'americanos'
A los que afirman que "antes todos quer¨ªamos ser franceses y ahora queremos ser americanos", cabe responderles que no, que muchos no queremos, ni debemos, ser "americanos" (ni "antiamericanos", y perdonen los otros americanos, que son m¨¢s), porque por circunstancia y vocaci¨®n somos europeos. No entenderlo lleva a visiones y pol¨ªticas desenfocadas, incluso desde el v¨¦rtigo hist¨®rico de las Azores, que no ha sido la nueva Yalta que algunos presentaban, sino una manera de preparar el camino a una guerra que, sin duda,tendr¨¢ amplias consecuencias. Algunos en el PP, incluido Aznar, creen que el apoyo a EE UU en Irak significa el pase de Espa?a a la "primera divisi¨®n". Recu¨¦rdese lo que en estas p¨¢ginas se?alaba Carlos Fuentes: "A los Gobiernos norteamericanos, cuando se les trata con obsecuencia, responden con desprecio. Saldr¨¢n ganando, a la postre, Alemania, Francia y Rusia". No se trata de despreciar el peso de Espa?a. Pues si Aznar hubiera seguido otra pol¨ªtica, quiz¨¢s la UE no se habr¨ªa dividido como lo ha hecho, ni tampoco el Consejo de Seguridad, o una OTAN en entredicho. Ahora tiene que tener cuidado en no convertir a Espa?a en un pa¨ªs kleenex para EE UU, no para secar l¨¢grimas, sino para usar y tirar.
El progreso de la UE sirve para encauzar algunos de nuestros demonios internos. Desaparezca esta din¨¢mica y la pregunta del ?qu¨¦ es Espa?a? se reabrir¨¢. Pues hoy Espa?a se define tambi¨¦n como Estado miembro de la UE. Eso hemos ganado. Aznar, en su enfermiza obsesi¨®n por enterrar la obra de Felipe Gonz¨¢lez, parece olvidar que recibi¨® de su predecesor un pa¨ªs en unas condiciones internacionales ¨²nicas, muy superiores a nuestro peso econ¨®mico, tecnol¨®gico o militar. Un capital que ha dilapidado en gran parte: las relaciones con Francia, y con Alemania; con Marruecos; el proceso euromediterr¨¢neo de Barcelona (que se dej¨® decaer) o las nuevas relaciones con Am¨¦rica Latina de las cumbres iberoamericanas (que requer¨ªan imaginaci¨®n para mantener viva su llama), entre otros. ?Y ahora se quiere pasar a la primera divisi¨®n con 1,2% del PIB de gastos militares, estando a la cola de Europa en inversiones en I+D por habitante?
Espa?a resulta mucho m¨¢s interesante para las Am¨¦ricas, el mundo ¨¢rabe y Asia, como pa¨ªs impulsor de Europa que como aquiescente de EE UU. Europa va a cambiar mucho con la ampliaci¨®n, pero seguir¨¢ siendo un multiplicador de influencia para Espa?a y para todos. No es un juego de suma cero. Es previsible que de su seno surja un n¨²cleo que no puede girar sino en torno al eje de Francia y Alemania (con el Reino Unido en el terreno militar). ?Estar¨¢ Espa?a en ¨¦l? El mundo parece unipolar, pero justamente uno de los objetivos de Europa es crear un polo capaz, al menos, de moderar a EE UU. Incluso Blair lo admite, pero Aznar est¨¢ ya por delante de Blair en su fervor de cola del le¨®n imperial.
En la segunda parte ("?Qui¨¦n manda en el mundo?") de La rebeli¨®n de la masas (1930), el autor consideraba " un error atribuir la fuerza actual [de EE UU] a los mandamientos a que obedece. En ¨²ltima instancia, se reducen a ¨¦ste: la t¨¦cnica" (hoy dir¨ªamos tecnolog¨ªa). En Irak, un pa¨ªs relativamente peque?o para Gulliver, ¨¦ste sigue apost¨¢ndolo todo a su indudable superioridad t¨¦cnol¨®gica, que tan ¨²til ha resultado para derrotar a los ej¨¦rcitos de Hitler o al comunismo sovi¨¦tico o para lanzar Internet. Sin embargo, aunque ning¨²n imperio se ha construido sin esa superioridad, ninguno ha sobrevivido s¨®lo con ella.
Europa invent¨® el siglo pasado horrores diversos, pero tambi¨¦n -gracias al apoyo de EE UU, y las relaciones transtl¨¢nticas siguen siendo b¨¢sicas-, un sistema pol¨ªtico para compartir soberan¨ªa de lo m¨¢s original y prometedor para el mundo del futuro. Espa?a y Europa tendr¨ªan algo m¨¢s que ense?arle a EE UU: c¨®mo no perder su alma liberal y parte de su idealismo y sentido com¨²n, que le llevaron a apostar en 1945 -en otro momento unipolar del mundo en que EE UU estaba triunfante- por la puesta en pie de instituciones multilaterales que ahora quiere hacer saltar por los aires. Tendr¨¢ que reiventarlas. El eje de las Azores -formado por el que manda, su primo y un despistado en la historia- no bastar¨¢ para el complicado despu¨¦s.
aortega@elpais.es
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