El trasvase preventivo
Los autores critican el "enfoque trasvasista" de la pol¨ªtica hidrol¨®gica espa?ola y dicen que hay alternativas m¨¢s competitivas
La Uni¨®n Europea est¨¢ estudiando la petici¨®n espa?ola de financiaci¨®n del trasvase del Ebro. Pese a la exhaustiva informaci¨®n puesta a disposici¨®n por el Ministerio de Medio Ambiente espa?ol, los argumentos de los que cuestionan los trasvases del Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN) merecen seria consideraci¨®n:
El primero es que no se puede buscar una soluci¨®n a la situaci¨®n generalizada de sobreexplotaci¨®n de los recursos h¨ªdricos que se ha consolidado en el sur de la Comunidad Valenciana y en Murcia en los ¨²ltimos a?os sin poner, por un lado, en discusi¨®n el modelo de desarrollo econ¨®mico que est¨¢ detr¨¢s de este d¨¦ficit h¨ªdrico estructural, y creando, por otro, problemas medioambientales en otras cuencas. Que el modelo de desarrollo actual de las comarcas potencialmente receptoras del trasvase es insostenible es una constataci¨®n que no pone en duda nadie, y que est¨¢ en la base del PHN. El problema de fondo es que el PHN intenta aliviar las consecuencias de este modelo de desarrollo sin preguntarse si el mismo modelo tenga futuro.
Por el clima preelectoral en Espa?a, el debate se ha hecho a¨²n menos racional
La desalaci¨®n ha reducido en un 25% su coste econ¨®mico y en un 40% el energ¨¦tico
El segundo es que hay alternativas para incrementar la oferta de agua m¨¢s competitivas que el trasvase. La que menos cambios estructurales implicar¨ªa en el modelo de desarrollo es la desalaci¨®n. Desde que se redact¨® t¨¦cnicamente el PHN en 1998 hasta hoy, la tecnolog¨ªa de la desalaci¨®n ha bajado un 25% en coste econ¨®mico y un 40% en coste energ¨¦tico, mientras que los costes del trasvase no paran de subir. Hoy ya es m¨¢s barato desalar el agua que trasvasarla desde la cuenca del Ebro, y adem¨¢s se obtendr¨ªa agua de mejor calidad.
El enfoque trasvasista nos preocupa desde un punto de vista europeo. El tema del PHN no es un asunto europeo solamente por sus potenciales vulneraciones de la legislaci¨®n medioambiental. Ni lo es solamente por la magnitud de la contribuci¨®n financiera que pretende conseguir el Gobierno espa?ol. Lo es tambi¨¦n porque constituir¨ªa un precedente pol¨ªtico peligroso en v¨ªsperas de la ampliaci¨®n europea. Dar dinero para corregir los efectos medioambientales perversos de un sistema econ¨®mico que se ha probado insostenible sin poner en duda el sistema mismo ser¨ªa como dar luz verde a todos los estados miembros presentes y futuros si exigen flexibilidad en la aplicaci¨®n del derecho comunitario.
Perm¨ªtannos tres consideraciones m¨¢s espec¨ªficas.
1) El sistema econ¨®mico de fuerte crecimiento y generador de importantes costes de car¨¢cter social y medioambiental del Levante espa?ol no puede mantenerse subestimando los costes sociales y ambientales que sufrir¨¢n las cuencas afectadas por los trasvases. Mucho se ha dicho del impacto medioambiental sobre el delta del Ebro y los valles del Pirineo donde se van a construir nuevos embalses. Uno de los aspectos que m¨¢s se desconoce es que los trasvases del Ebro hacia la zona metropolitana de Barcelona y hacia el Levante van a fortalecer los desequilibrios territoriales entre las regiones del interior de la pen¨ªnsula y las del litoral mediterr¨¢neo, en desacuerdo con los objetivos de cohesi¨®n socioecon¨®mica de los Fondos Estructurales.
2) Dejando de lado la ya competitiva opci¨®n de la desalaci¨®n, una autoridad de gesti¨®n hidrol¨®gica moderna deber¨ªa tener como objetivo la conversi¨®n de la actual cultura del aumento de la oferta en una cultura de racionalizaci¨®n de la demanda h¨ªdrica, apoyando en v¨ªa prioritaria medidas como el control de las explotaciones ilegales de regad¨ªos, la reconversi¨®n de los mismos, el desarrollo de un banco de aguas que permita transferir derechos concesionales o de propiedad entre particulares, y el aumento de la eficiencia de las redes urbanas. En Murcia -a pesar de los loables esfuerzos de modernizaci¨®n de los regad¨ªos- existen claros indicios de un crecimiento de la superficie regable y regada a un ritmo m¨¢s o menos similar a periodos anteriores (3.000-4.000 ha/a?o). Es decir, las medidas de ahorro y racionalizaci¨®n que se aplican desafortunadamente no van a aliviar el d¨¦ficit h¨ªdrico global, sino que indirectamente ponen m¨¢s agua a disposici¨®n de nuevos regad¨ªos.
3) Finalmente, el precio del agua. ?C¨®mo se puede avalar un sistema econ¨®mico sin resolver la cuesti¨®n fundamental de qui¨¦n pagar¨¢ y a cu¨¢nto se pagar¨¢ el agua trasvasada? Tarde o temprano podr¨ªamos encontrarnos en la absurda situaci¨®n de que los agricultores rechazasen pagar el precio del agua trasvasada por ser m¨¢s elevado de lo que pagan actualmente o de lo que pagar¨ªan con pol¨ªticas de gesti¨®n diferentes. Cient¨ªficos de Berkeley, en un informe encargado por la Universidad de Cartagena y publicado en enero de 2003, consideran el postage stamp pricing (cargar con un precio uniforme cualquier destinatario del agua trasvasada a pesar de la distancia) propuesto por en el PHN como un absurdo que viola todo principio de eficacia econ¨®mica. Adem¨¢s, estiman que las valoraciones del PHN no incluyen el coste efectivo de las compensaciones y correcciones medioambientales que se deber¨ªan poner en marcha en la cuenca del Ebro y a lo largo del trazado del trasvase, as¨ª que el precio del agua trasvasada ser¨¢ mucho m¨¢s elevado de los 0,31 euros por metro c¨²bico previstos por el PHN.
Muchos son los aspectos que habr¨ªa que reconsiderar de la opci¨®n trasvasista del PHN. No es cierto que el PHN beneficie a todos en las cuencas receptoras del trasvase. En septiembre de 2002, 16 comunidades de regantes del noroeste de Murcia crearon una asociaci¨®n para iniciar actuaciones judiciales en contra de la sobreexplotaci¨®n de acu¨ªferos de la comarca por los grandes aguatenientes. Esto demuestra que los regad¨ªos tradicionales salen perdiendo frente a las grandes explotaciones agr¨ªcolas industriales, que tienen invariablemente sus ramificaciones inmobiliarias. La perspectiva del trasvase ha dado un nuevo impulso a los proyectos de urbanizaci¨®n costera. Los instrumentos urban¨ªsticos de Murcia, Alicante y Almer¨ªa prev¨¦n la construcci¨®n de al menos un mill¨®n de nuevas viviendas tur¨ªsticas en los pr¨®ximos a?os. En la zona costera de Marina de Cope, por ejemplo, se prev¨¦ crear el complejo tur¨ªstico m¨¢s grande de Europa, una ciudad ex novo de 60.000 habitantes. En la regi¨®n de Alicante, en los ¨²ltimos ocho a?os han desaparecido 70.000 ha de suelo agr¨ªcola para usos urbanos y tur¨ªsticos. La urbanizaci¨®n difusa del paisaje podr¨ªa producir sus primeras v¨ªctimas entre los agricultores y los mismos visitantes que pretende atraer.
Por el clima preelectoral en el que se encuentra Espa?a, el debate sobre la pol¨ªtica hidrol¨®gica se ha hecho a¨²n menos racional. No va a ser en este momento cuando se bajen los tonos y se utilicen las armas de la ciencia y de la pol¨ªtica de larga perspectiva en lugar de las de la confrontaci¨®n electoral. Enfrentar las comarcas del Ebro a la Vega Baja del Segura o al Campo de Cartagena es crear un falso problema. Todos tienen el derecho a desarrollarse. En Murcia hay un verdadero problema con el agua, pero no todos los costes de la opci¨®n trasvasista han salido a la superficie, y otras opciones no han sido investigadas apropiadamente. Estamos convencidos de que los recursos financieros pedidos por Espa?a a la Uni¨®n Europea para el trasvase podr¨ªan muy bien ser destinados a otras medidas de pol¨ªtica hidrol¨®gica. Es una cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica. Hay una guerra preventiva y trasvases preventivos. Las autoridades espa?olas est¨¢n por el momento planificando el trasvase como las autoridades americanas planifican su pol¨ªtica exterior. Con el fin de mantener un modelo de desarrollo de dudosa sostenibilidad, aplican el principio de asegurarse los recursos necesarios para alimentarlo antes de que el modelo muestre sus contradicciones. Para evitar entrar en ese callej¨®n sin salida, pedimos entonces m¨¢s tiempo para reflexionar sobre el futuro de la econom¨ªa, del desarrollo y de los r¨ªos, sin sentirse presionados por las citas electorales.
Alexander de Roo es eurodiputado y vicepresidente de la Comisi¨®n de Medio Ambiente del Parlamento Europeo y Gianluca Solera es coordinador de la campa?a del PHN del Grupo Verdes/ALE en el Parlamento Europeo.
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