En busca de los ca¨ªdos en Cuba
Un arque¨®logo espa?ol rastrea tumbas de la flota hundida por EE UU
"Todos los artilleros de la torre de proa muertos, la torre de popa sin su comandante; llenas de muertos y heridos las cubiertas". El informe de la situaci¨®n a bordo del crucero acorazado Almirante Oquendo aquel infausto 3 de julio de 1898 es elocuentemente dram¨¢tico. La flota espa?ola, de seis nav¨ªos y bajo la ense?a del almirante Cervera, zarp¨® ese d¨ªa de la bah¨ªa de Santiago de Cuba para enfrentarse tan heroica como in¨²tilmente a la escuadra de Estados Unidos que la ten¨ªa bloqueada. Los potentes ca?ones norteamericanos hicieron trizas a los barcos de guerra espa?oles, causando una carnicer¨ªa: se calcula que los muertos debieron rondar los 300. Muchos de los cad¨¢veres, espantosamente quemados, fueron a parar a las playas del ¨¢rea del combate -entre la bocana de la bah¨ªa de Santiago de Cuba y la desembocadura del r¨ªo Turquino, a 100 kil¨®metros al oeste-, y hay testimonios que hablan de enterramientos individuales y colectivos en ellas, e incluso de una gran fosa com¨²n. Las huellas de esas tumbas, cavadas en tiempos turbulentos, se han perdido. Los parajes paradisiacos de esa zona costera de la isla caribe?a, apenas ensombrecidos por los herrumbrosos vestigios de los buques espa?oles hundidos, guardan disimulada en su belleza la memoria de aquella gran matanza.
Tras la desigual batalla, muchos de los cad¨¢veres fueron a parar a las playas, y all¨ª, enterrados
Ahora, un arque¨®logo aragon¨¦s Francisco Javier Navarro, tras minuciosas investigaciones que han incluido una primera prospecci¨®n superficial en las playas de Aserraderos, Juan Gonz¨¢lez y Nima Nima, afirma contar con suficientes indicios de los ignotos lugares de enterramiento y ha presentado al ministerio de Defensa espa?ol un proyecto para localizar, excavar y dignificar los restos de las tripulaciones ca¨ªdas en combate.
La existencia de dos t¨²mulos en la playa de Nima Nima, que corresponde a la zona de salida a la costa de los tripulantes del crucero acorazado Infanta Mar¨ªa Teresa, el buque insignia, embarrancado, hace suponer al arque¨®logo la existencia de sepulturas de la dotaci¨®n de ese barco. Mientras que la informaci¨®n de que hace unos a?os se extrajeron esqueletos de siete cad¨¢veres en la playita de Juan Gonz¨¢lez durante la ampliaci¨®n de una casa (los restos fueron enviados a un museo indeterminado y actualmente se les sigue la pista), indica que all¨ª pudiera existir un gran enterramiento colectivo, seguramente de los muertos del Almirante Oquendo, embarrancado tambi¨¦n a escasa distancia (a¨²n pueden verse los espectrales dedos de sus ca?ones emergiendo del agua).
?stos son s¨®lo dos de los diversos puntos relacionados con la batalla en que Navarro ha investigado, contando con la ayuda de t¨¦cnicos cubanos y un permiso expedido por el propio Ra¨²l Castro. Navarro, un profesional con amplia experiencia arqueol¨®gica y propietario de la empresa Arqueolog¨ªa y Restauraci¨®n SL, de Zaragoza, trabajaba en 1998 en la excavaci¨®n de una necr¨®polis medieval cuando cay¨® en sus manos un reportaje period¨ªstico en el que se hac¨ªa referencia al testimonio del capit¨¢n del buque estadounidense USS Iowa, Robley Evans, que particip¨® en la batalla, acerca de que un centenar de cad¨¢veres de espa?oles arrojados por el mar a la playa habr¨ªan sido enterrados, sin identificar, en una sola sepultura en forma de pozo. Esa antigua noticia fue el desencadenante de su b¨²squeda.
El proyecto que desde hace cuatro meses est¨¢ en manos de Defensa incluye una primera fase de prospecci¨®n mediante catas y el uso de georradar -que ha dado tan buenos resultados en el descubrimiento de fosas de la Guerra Civil- en todas las zonas playeras susceptibles de albergar tumbas.
El coste de esa primera fase, a la que seguir¨ªan las de excavaci¨®n con metodolog¨ªa arqueol¨®gica, inventario de los restos y estudio antropol¨®gico y dignificaci¨®n, seg¨²n se determinara, de los mismos, asciende a unos 60.000 euros. Para el arque¨®logo, esta tarea "ser¨ªa un acto de justicia hist¨®rica" con aquellos marinos que afrontaron un destino tr¨¢gico entre el atronar inmisericorde de los ca?ones estadounidenses para luego yacer, amontonados, bajo un manto de arena y olvido.
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