Ilegalizaciones
El 17 de marzo de 2003 ha sido ilegalizada Batasuna. El 20 de octubre de 1931, el Gobierno provisional de la Rep¨²blica espa?ola propon¨ªa a las Cortes Constituyentes el proyecto de Ley de Defensa de la Rep¨²blica. La propuesta, promovida personalmente por Manuel Aza?a, se inspiraba en la Ley de Defensa de la Democracia aprobada por la Rep¨²blica de Weimar (Alemania) en 1925. Entre las once categor¨ªas de delito sujetas a su jurisdicci¨®n, inclu¨ªa la "apolog¨ªa de la monarqu¨ªa y el empleo de emblemas asociados a la misma", "actos de violencia contra las personas y las propiedades o incitaci¨®n a ello", y, tambi¨¦n, "incitaci¨®n a desobedecer la ley". Aza?a hubiera metido en la c¨¢rcel en 2000 al entonces consejero de Justicia, Sabin Intxaurraga, por aquella campa?a de desobediencia civil contra las decisiones de la Audiencia Nacional.
Pero tambi¨¦n hubiera ilegalizado Batasuna por "apolog¨ªa del terrorismo y el empleo de emblemas asociados a ¨¦l" (hacha y serpiente) y por "incitaci¨®n a actos de violencia contra las personas", y lo hubiera hecho por manifiesta "incitaci¨®n a desobedecer la ley". Eso es lo que hubiera hecho sobre el papel. Lo cierto es que, aparte de alg¨²n incidente local (exilio interior de seis meses de un derechista ma?o por criticar a las Constituyentes, etc¨¦tera), apenas se hizo uso de aquella ley.
?Tienen las democracias derecho a defenderse aplicando la ley? Creo que no cabe duda al respecto. ?Es correcta la ilegalizaci¨®n de Batasuna? Desde luego, no cabe duda que est¨¢ ajustada a ley. Pero, con Montesquieu, pensemos en el esp¨ªritu de las leyes, en la voluntad del legislador (?la "voluntad general" de Rousseau?, ?la voluntad ciudadana?), algo previo a la propia ley. Fue tambi¨¦n Alemania la que inici¨® una nueva tradici¨®n menos peligrosa para la libertad en el derecho constitucional. En el art¨ªculo 9.1 de la Ley Fundamental de la Rep¨²blica Federal (1949) quedan prohibidas las asociaciones que vayan "contra el orden constitucional o contra la idea del entendimiento entre los pueblos". Se trataba de hacer imposible el resurgimiento del nazismo. ?Es leg¨ªtimo? Por descontado.
En esa idea se inspir¨® la Ley de Partidos Pol¨ªticos (6/2002) del Reino de Espa?a. Puesta la bola a rodar, apenas hay nada que objetar. La ley se ajustaba al esp¨ªritu constituyente de impulsar en los territorios de Espa?a un sistema de defensa de la libertad y la democracia (contra las que atenta ETA con sangre, y su gente). El Tribunal Supremo no ha hecho sino aplicar esa ley, y bien est¨¢.
Sin embargo, puesto a observarlo con atenci¨®n especial (todo y cada cosa merece una atenci¨®n especial), preocupado por la cultura democr¨¢tica, uno echa de menos la v¨ªa penal (no civil o pol¨ªtica) practicada en territorios tan nuevos y conflictivos como son los EE UU. All¨ª se erradic¨® el Ku-Klux-Klan (los terroristas estadounidenses) sin necesidad de ilegalizar las asociaciones que lo proteg¨ªan. Bastaron varias leyes de Derecho Civil que amparaban e igualaban al ciudadano de raza negra. Y, luego, la persecuci¨®n penal implacable de quienes agred¨ªan la ley en sentido amplio. En general, y a pesar de Bush y las culturas puritanas y retroactivas yanquis, todo ello ayud¨® a fortalecer la cultura liberal del Este americano.
En Espa?a vivimos tiempos peligrosos; y en Euskadi, decisivos. El PP de Aznar ignora al Parlamento y a la oposici¨®n (v¨¦ase su encuentro en las Azores), e invade al Poder Judicial. Malos tiempos para la l¨ªrica democr¨¢tica. Contra ETA, todos. ?Batasuna ilegalizada? Se lo han buscado. Las palabras de Otegi deayer suenan antes a las del mat¨®n de barrio que a las de un dirigente pol¨ªtico. Sin embargo, hablemos con las palabras claras y nuestras del parlamentario Jos¨¦ Antonio Labordeta. Batasuna ha sido ilegalizada: co?o, ?y a m¨ª qu¨¦? Lo que deseo es la libertad para m¨ª y los m¨ªos. Y para ello me molestan o me sobran las leyes ad casum, los entusiasmos gubernamentales y otras milongas que enturbian el clima de las democracias en momentos de excepci¨®n.
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