A bofetadas con las maestras
La polic¨ªa vigila un colegio de Castell¨®n en el que una madre golpe¨® a dos de las profesoras
El Colegio Carles Selma de Castell¨®n es un centro de acci¨®n educativa singular (Caes). Se encuentra ubicado en un barrio perif¨¦rico, de acci¨®n preferente, de la capital de La Plana y, durante los ¨²ltimos d¨ªas, un coche de polic¨ªa vigila la puerta cuatro veces al d¨ªa. A las 9, a las 12, a las 3 de la tarde y a las 5, una patrulla se instala junto a la que sirve de entrada y salida de alumnado y profesorado para evitar incidentes o, al menos, para disuadir a quienes tratan de protagonizarlos. El problema no ha surgido en el interior del centro, sino que ha llegado de manos de la madre de un alumno.
La direcci¨®n del colegio ha tenido que recurrir a la polic¨ªa despu¨¦s de que una madre agrediera a dos profesoras. Ninguna de las dos ha querido presentar denuncia, pese a que cuentan con un parte de lesiones. Pero, seg¨²n fuentes del centro, el miedo se lo impide. No s¨®lo es el miedo a posibles futuras y peores represalias sino que el profesorado, en cierta medida, trata de justificar la actitud de la madre, por su estado y situaci¨®n y sus caracter¨ªsticas personales.
El profesorado, en cierta medida, trata de justificar a la madre, por sus caracter¨ªsticas personales
El conflicto comenz¨® el pasado d¨ªa 14 cuando tres alumnos del centro hubieron de cumplir con el deber, as¨ª estipulado en el normal funcionamiento de las clases, de copiar una norma que hab¨ªan incumplido. Dos de ellos aceptaron el castigo, mientras que el tercero se rebel¨® ante la imposici¨®n. As¨ª, se inici¨® el procedimiento que, habitualmente, se desarrolla cuando un alumno tiene problemas con su tutor, con el fin de procurar el normal desarrollo de las clases. El alumno fue conducido hasta la jefe de estudios que le reiter¨® la necesidad de cumplir con su deber pese a que ¨¦ste segu¨ªa mostr¨¢ndose reticente. Al poco, apareci¨® la madre, enterada del castigo impuesto a su hijo, y, tras amenazar a la tutora del ni?o, la empuj¨® cuando ¨¦sta iba a subir unas escaleras, con lo que le caus¨®, entre otras cosas, una lesi¨®n en la rodilla. La mujer fue conminada a abandonar el centro y as¨ª lo hizo. Las horas siguientes estuvieron cubiertas por los tr¨¢mites burocr¨¢ticos. Con la soluci¨®n, provisional, adoptada acab¨® el d¨ªa. Y lleg¨® el viernes. Y la madre volvi¨® al colegio, donde tanto la direcci¨®n como el profesorado trataron de hacerle entender lo negativo de su actitud. No debi¨® entenderlo porque, minutos despu¨¦s, se dirigi¨® a otra de las trabajadoras del centro a la que asest¨® un bofet¨®n con el incomprendido motivo de que "me mira mal" como ¨²nico argumento y la expresi¨®n de nuevas amenazas.
Ante las agresiones y la actitud de una mujer que, seg¨²n fuentes del centro, se dedic¨®, el resto del d¨ªa, a instigar a los alumnos para que se "levantaran" contra sus profesores, se pidi¨® ayuda a la Subdelegaci¨®n del Gobierno, que facilit¨® la protecci¨®n policial a las horas de salida y entrada del centro. Y volvieron a llamar a la direcci¨®n territorial de Educaci¨®n para, no s¨®lo explicar la ocurrido, sino obtener una soluci¨®n al problema.
Pero, seg¨²n han asegurado las mismas fuentes del colegio, m¨¢s all¨¢ de los intentos de la inspecci¨®n por lograrla, la Administraci¨®n no ha otorgado ning¨²n tipo de respuesta. "Cuando se trata de un profesor problem¨¢tico, por la responsabilidad subsidiaria que pudiera tener la consejer¨ªa, enseguida hay respuesta, pero ahora ?qui¨¦n nos defiende y apoya?", se preguntaba ayer un profesor.
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