Una historia del saber cient¨ªfico
"El lector tiene en sus manos la primera s¨ªntesis sobre lo que fue la actividad cient¨ªfica en lo que, a partir de los inicios del siglo XIII, fue el territorio de la Corona de Castilla". Con estas modestas palabras de Luis Garc¨ªa Ballester, autoridad mundial en, especialmente, la historia de la biolog¨ªa y medicina medieval y que desgraciadamente no vivi¨® para poder tener en su manos un fruto del que ¨¦l fue su principal responsable acad¨¦mico, comienza esta obra, esta, habr¨ªa realmente que decir, impresionante y espectacular obra; la primera gran, plurisdiciplinar y s¨®lidamente documentada s¨ªntesis, que muy probablemente reinar¨¢ indiscutible en la historiograf¨ªa pertinente durante mucho tiempo. Tres mil trescientas p¨¢ginas (en un formato de 29¡Á20 cent¨ªmetros), 86 cap¨ªtulos, 644 ilustraciones y cerca de setenta autores diferentes dan idea de la magnitud y de la ambici¨®n que ha guiado la elaboraci¨®n de esta reconstrucci¨®n de lo que fue la ciencia (en la que aqu¨ª se engloba tambi¨¦n a la medicina) y la t¨¦cnica en lo que a mediados del siglo XIII fue el territorio m¨¢s amplio peninsular unificado bajo la autoridad de un monarca, un territorio heterog¨¦neo, que alberg¨® junto a la mayor¨ªa cristiana -incluyendo en ella a los de cultura musulmana (moz¨¢rabes)- a otros grupos religiosos minoritarios (mud¨¦jares y jud¨ªos).
Es, naturalmente, poco me-
nos que imposible hacer justicia en unas l¨ªneas a los contenidos de estos monumentales cuatro vol¨²menes, pero algo s¨ª que est¨¢ claro: que con ellos la historia de la ciencia y la t¨¦cnica espa?olas del periodo que va desde la Baja Edad Media (circa siglo XIII) hasta la Ilustraci¨®n ha alcanzado la madurez. Gracias a los esfuerzos de los historiadores que han acometido la tarea de reconstruir esa historia, conocemos mejor la ciencia, la medicina y la t¨¦cnica espa?olas de esas ¨¦pocas al igual que sus profesionales o "simpatizantes", s¨ª, pero no s¨®lo eso: tambi¨¦n conocemos mejor el pa¨ªs (la Corona de Castilla en este caso) en el que esos saberes, pr¨¢cticas y personajes se insertaron y desarrollaron. De hecho, en lo que la presente obra es especialmente rica es en la reconstrucci¨®n de la relaci¨®n de la ciencia y la t¨¦cnica castellanas con profesiones e instituciones de todo tipo (como, entre muchos otros ejemplos, navegantes, cosm¨®grafos, boticarios, agricultores, arquitectos, urbanistas, mineros, impresores, tintoreros, universidades, jardines bot¨¢nicos, museos, escuelas de artiller¨ªa, colegios de cirug¨ªa, seminarios de nobles y amigos del pa¨ªs o academias), con los modos de comunicaci¨®n y difusi¨®n de la informaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica, patrones culturales, integraci¨®n en la estructura econ¨®mica, estratificaci¨®n social, comunidades urbanas y mundo rural, al igual que con la organizaci¨®n pol¨ªtica y con las corrientes ideol¨®gicas, intelectuales, art¨ªsticas y religiosas. Habr¨¢, sin duda alguna, quienes echen de menos en estas miles de p¨¢ginas el tipo de "historia celebratoria" poblada por personajes del tipo de los Cop¨¦rnico, Galileo, Boyle, Newton, Huygens, Leibniz, Euler o Lavoisier, por citar unos pocos de entre los m¨¢s grandes; pero, no nos enga?emos, por diversas razones (no todas completamente claras, aunque muchas se hacen evidentes leyendo esta obra), esos cient¨ªficos no existieron en Espa?a; si se buscan hay que esperar al ¨²ltimo cuarto del siglo XIX, esto es, hay que aguardar a Cajal. Pero la historia no juzga, ni deja de existir debido a la mayor o menor categor¨ªa o abundancia de sus practicantes en una comunidad determinada: la historia explica y ense?a, ejerciendo de esta forma la saludable funci¨®n de permitirnos enfrentarnos de forma m¨¢s equilibrada con la ineludible misi¨®n de comprender el medio social, pol¨ªtico y cultural en el se vive, no s¨®lo su pasado sino tambi¨¦n su presente. Con semejante bagaje, luego algunos podr¨¢n acometer con mayores garant¨ªas de ¨¦xito la m¨¢s que recomendable tarea de intentar influir en el presente y en el futuro para, claro, hacerlo mejor. Precisamente por todo esto, los lectores de esta Historia de la ciencia y de la t¨¦cnica en la Corona de Castilla deber¨ªan ser muchos m¨¢s que los interesados en las disciplinas de las que se ocupa; esto es, que los historiadores o aficionados a la historia de la ciencia y la t¨¦cnica. En particular, los historiadores "generales" (por decirlo de alguna manera) deber¨ªan tomar buena nota de los contenidos de estos vol¨²menes para enriquecer, mas a¨²n, para hacer m¨¢s completas y reales, m¨¢s correctas en suma, sus en tantos sentidos magn¨ªficas, pero al mismo tiempo incompletas si no dan cuenta de la actividad cient¨ªfica y t¨¦cnica, historias de Espa?a. Pensemos, por poner un ejemplo, en todo lo que se ha escrito acerca de la Ilustraci¨®n espa?ola, pero ?es posible responder a la cuesti¨®n, b¨¢sica, de si esa Ilustraci¨®n fue comparable a la de otras naciones europeas sin entrar tambi¨¦n en el detalle de c¨®mo fueron la ciencia y la t¨¦cnica hispanas del XVIII (tema del que se ocupa el tomo IV de la presente obra)? No, claro que no.
Asimismo, los historiadores de la ciencia de otros pa¨ªses especializados en otros escenarios -por ejemplo, Reino Unido, Francia o Alemania- har¨ªan bien en tomar nota de los contenidos de esta obra porque les permitir¨¢ construir una visi¨®n m¨¢s real de lo que es la empresa cient¨ªfica, en absoluto limitada a los "grandes" temas. As¨ª, la g¨¦nesis del c¨¢lculo infinitesimal es -?c¨®mo no lo iba a ser?- una cuesti¨®n de gran inter¨¦s e importancia para la historia de la matem¨¢tica universal, pero esa misma historia ser¨¢ m¨¢s pobre si no considera tambi¨¦n la evoluci¨®n de la aritm¨¦tica aplicada al c¨¢lculo mercantil y a la geometr¨ªa, en particular la relacionada con el arte de navegaci¨®n y con las t¨¦cnicas de guerra, cap¨ªtulo particularmente importante en el desarrollo de la matem¨¢tica en Espa?a durante los siglos XV y XVI, y que por consiguiente se aborda en los vol¨²menes que estoy comentando.
He mencionado que esta His
toria va acompa?ada de un abundante apoyo iconogr¨¢fico. No s¨®lo es abundante, sino que la calidad de reproducci¨®n, as¨ª como el gusto y oportunidad que gu¨ªan su selecci¨®n, son notables. El m¨¦rito correspondiente es, seg¨²n todos los indicios, m¨¢s de la Unidad de Publicaciones de la Junta de Castilla y Le¨®n que de los propios autores. Es ¨¦ste un detalle no irrelevante de rese?ar, ya que refuerza un hecho que es preciso resaltar: nos encontramos ante una obra que enriquece sustancialmente la historiograf¨ªa espa?ola, cuya publicaci¨®n no habr¨ªa sido posible sin la intervenci¨®n de un servicio p¨²blico, de, en este caso, la Junta de Castilla y Le¨®n. Es, en efecto, poco menos que imposible pensar que una obra de las caracter¨ªsticas de las que nos ocupan, una obra costosa en todos los aspectos, hubiera sido acometida por una editorial privada. En tiempos en los que los servicios editoriales p¨²blicos publican mucho y no siempre bien, esta Historia de la ciencia y de la t¨¦cnica en la Corona de Castilla representa, por consiguiente, un ejemplo a imitar.
Historia de la ciencia y de la t¨¦cnica en la Corona de Castilla. Tomo I: Edad Media 1. Luis Garc¨ªa Ballester (director). 936 p¨¢ginas. Tomo II: Edad Media 2. Luis Garc¨ªa Ballester (director). 790 p¨¢ginas. Tomo III: Siglos XVI y XVII. Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Pi?ero (director). 719 p¨¢ginas. Tomo IV: Siglo XVIII (m¨¢s '?ndice general de personas y lugares'). Jos¨¦ Luis Peset Reig (director). 861 p¨¢ginas. Consejer¨ªa de Educaci¨®n y Cultura, Junta de Castilla y Le¨®n. Valladolid 2002. 350 euros.
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