El duelo planetario
Un cruce que dirimir¨¢ la supremac¨ªa en el mercado
La consideraci¨®n del Manchester como primer equipo del planeta, al menos en el plano mercantil, se debe a su formidable trayectoria bajo la direcci¨®n de Alex Ferguson y al sabio aprovechamiento econ¨®mico de los excelentes resultados que ha consechado el equipo en el ¨²ltimo decenio.
El Real Madrid, que tiene m¨¢s derecho que el club ingl¨¦s a proclamar su autoridad deportiva, ha aprendido del Manchester que no hay verdadero ¨¦xito si resulta irrelevante en el mercado planetario. En la hora de la facturaci¨®n publicitaria, de los ingresos at¨ªpicos, de la b¨²squeda de regiones novedosas para la imagen de marca de un club, ning¨²n duelo tiene tanto significado como ¨¦ste, el que enfrenta a los dos l¨ªderes del mercado mundial del f¨²tbol. Es, por tanto, una eliminatoria que interesa tanto a los aficionados comunes como a los tiburones de las finanzas y la mercadotecnia.
Como tambi¨¦n es un combate deportivo, el Manchester ofrece caracter¨ªsticas que, en muchos aspectos, recuerdan a las del Madrid. Se trata de un equipo con una indiscutible preponderancia de su l¨ªnea de ataque. Jam¨¢s se ha distinguido por la fiabilidad de su defensa, quiz¨¢ porque sus jugadores de ataque no se preocupan demasiado de atender las obligaciones defensivas. O simplemente no tienen las condiciones para hacerlo.
Lo que s¨ª ofrece el Manchester es una manera de hacer las cosas: sin complejos y con clase. Equipo de gran pegada, prefiere los partidos abiertos, de ¨¢rea a ¨¢rea, donde pueda sacar el m¨¢ximo rendimiento de las condiciones de Van Nistelrooy, Giggs, Scholes, Beckham, Ver¨®n y Keane, jugadores estupendos que tienen la particularidad de ser complementarios. Cada uno es un artista en lo suyo: Beckham en los centros, Giggs en las incursiones por la izquierda, Van Nistelrooy en el remate, Scholes en la sorpresa, Keane en el empuje puro y duro. Queda Ver¨®n, compendio de casi todo al que le cuesta poner en orden sus condiciones. Un raro caso, en definitiva, de jugador incomparable si se le divide por partes. Cuando se juntan las piezas, la cosa disminuye bastante.
En lo b¨¢sico, el Manchester es el mismo equipo que fue derrotado por el Madrid hace tres a?os, aquella c¨¦lebre eliminatoria coronada por la jugada de Redondo en Old Trafford. Aquel d¨ªa, el Manchester jug¨® un partido maravilloso, lleno de vigor creativo. Le fall¨® la defensa. Nada ha cambiado, a pesar del fichaje del central Ferdinand, defensa ¨¢gil y poderoso que tiene la peligrosa tendencia a cometer un error grave por partido, gravedad que se multiplica cuando enfrente aparecen delanteros como Ronaldo o Ra¨²l.
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