Una mayor participaci¨®n de los trabajadores
La sociedad europea es un instrumento productivista, pero, seg¨²n el autor, puede hacer avanzar en la participaci¨®n de los trabajadores.
En fechas recientes hemos conocido que el grupo sider¨²rgico Arcelor, surgido de la fusi¨®n de Aceralia (Espa?a), Usinor (Francia), y Arbed (Luxemburgo) se constituir¨¢ en Sociedad An¨®nima Europea (SE).
Esta fusi¨®n es positiva formalmente desde el punto de vista de los trabajadores y los sindicatos, ya que les dotar¨¢ de una mayor capacidad de decisi¨®n. Si hasta ahora, la empresa s¨®lo ten¨ªa la obligaci¨®n de informar y de consultar a los agentes sociales, ahora podr¨¢n tener participaci¨®n efectiva en caso de circunstancias extraordinarias que afecten considerablemente a los intereses de los trabajadores, adem¨¢s de la obligatoriedad de negociar todos los temas que conciernan a las consecuencias sociales de la fusi¨®n. Asimismo se constituir¨¢ un comit¨¦ central, con un reparto proporcional al n¨²mero de trabajadores de cada pa¨ªs, y entre sus tareas estar¨¢ la de ser un organismo de informaci¨®n y consulta sobre la estrategia europea de Arcelor: evoluci¨®n de actividades, inversiones, reestructuraciones, fusiones, adquisiciones, reducciones de tama?o de centros de trabajo, cesiones y cierres de centros, traslados de producci¨®n, y la situaci¨®n y evoluci¨®n del empleo, as¨ª como los despidos colectivos. Tres representantes sindicales, uno por pa¨ªs, tendr¨¢n presencia en el consejo de administraci¨®n de Arcelor, siendo rotatorio cada dos a?os. Esto no quita para que en la actualidad exista un conflicto sindical abierto en contra del cierre de algunas plantas, con rechazo sindical contundente y consiguientes movilizaciones.
Ser competitivos hoy es optar por una empresa productiva, cualificante y participativa.
En la construcci¨®n europea ha prevalecido el objetivo estrat¨¦gico de favorecer el desarrollo y la competitividad de las empresas europeas frente a la Europa del libre mercado y barra libre a las multinacionales. Esto explica la coincidencia entre las autoridades comunitarias y algunos sectores empresariales en ofrecer a las empresas v¨ªas para realizar operaciones de cooperaci¨®n y concentraci¨®n comunitarias, dado el incremento de adquisiciones y fusiones de empresas que se est¨¢ produciendo (12.796 en 1999 frente a 8.339 en 1991). Al mismo tiempo ha vuelto a renacer la necesidad de repensar el modelo de empresa que es preciso configurar en un marco de desarrollo sostenible, deteriorado por los actuales esc¨¢ndalos de grandes grupos empresariales. Algunos economistas han denominado este fen¨®meno como "el tr¨¢nsito del capitalismo de casino al de estafa", poniendo de manifiesto la crisis y desprestigio de un modelo de reestructuraci¨®n neoliberal de la empresa y la sociedad. El debate sobre participaci¨®n de los trabajadores, liderado por la CES (Confederaci¨®n Europea de Sindicatos), ha sido el constante compa?ero de viaje del largo trayecto recorrido por la Sociedad An¨®nima Europea hasta la adquisici¨®n de su ciudadan¨ªa legal.
Han transcurrido m¨¢s de 30 a?os desde que se iniciaron las negociaciones sobre la creaci¨®n de la SE. Fue el Consejo de Niza (7 y 8 de diciembre de 2000) donde se produjo el acuerdo pol¨ªtico para desbloquear la propuesta de directiva que completa el Estatuto de la Sociedad An¨®nima Europea en lo que respecta a la "implicaci¨®n" de los trabajadores y, en consecuencia, deja el camino abierto para la aprobaci¨®n del Reglamento 215/2001, con su correspondiente Directiva 2001/86.
Ha sido el Gobierno espa?ol del PP el protagonista en solitario del bloqueo de los ¨²ltimos tres a?os. Este oblig¨® a introducir la cl¨¢usula de opting out o descuelgue: "en caso de la fundaci¨®n de SE por la v¨ªa de fusi¨®n, se otorga a los Estados Miembros la facultad de incorporar o no a su Derecho nacional las disposiciones de referencia sobre participaci¨®n de los trabajadores". Se trata de evitar una homologaci¨®n al alza y una conquista generalizada de los derechos de participaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s avanzados, los n¨®rdicos y centroeuropeos. Se instaura una nueva concepci¨®n de la SE como forma de empresa sometida al Derecho comunitario, pero integrada en una cierta medida en el Derecho interno del Estado miembro donde establezca su domicilio. Asimismo se adopta el t¨¦rmino generalista "implicaci¨®n", frente a "participaci¨®n", como expresi¨®n ling¨¹¨ªstica para definir la forma de intervenci¨®n de los representantes de los trabajadores en los procesos de tomas de decisiones de las empresas.
Conviene tener en cuenta que la SE es un pelda?o m¨¢s de un conjunto de directivas estructurales que configuran el embrionario marco de armonizaci¨®n de legislaci¨®n laboral europea. Hay que hacer menci¨®n al establecimiento y armonizaci¨®n de una serie de derechos de informaci¨®n y consulta en determinadas ¨¢reas o materias, tales como los despidos colectivos, la transmisi¨®n de empresas, la seguridad y salud en el trabajo, as¨ª como la protecci¨®n de los trabajadores asalariados en caso de insolvencia del empresario. Pero, sobre todo, est¨¢ la directiva de 1994 sobre Comit¨¦s de Empresa europeos, cuyos procedimientos y contenidos han servido para el impulso de la SE. En la actualidad est¨¢n constituidos 600 comit¨¦s de empresa europeos.
La SE, en un objetivo productivista y competitivo, pretende ofrecer a las empresas que operen en el mercado europeo la posibilidad de actuar en el ¨¢mbito comunitario bajo una m¨ªnima estructura jur¨ªdica, un ¨®rgano de administraci¨®n unitario y un balance ¨²nico. La consecuencia es la reducci¨®n de costes y la optimizaci¨®n organizativa, al evitar tener que constituir una red de filiales o sucursales sometidas a una diversidad de ordenamientos jur¨ªdicos, posibilidad de especializaciones productivas y de econom¨ªas de escala. Los expertos hablan de un ahorro de 30.000 millones de euros en el conjunto de las empresas europeas.
Esta directiva es una herramienta hacia un modelo de relaciones de trabajo m¨¢s participativo por el efecto emblem¨¢tico que representa, a pesar de que s¨®lo afecta a grandes grupos empresariales. Contiene una regulaci¨®n flexible, que deja que sean en primer t¨¦rmino los representantes de la empresa y de los trabajadores quienes negocien la f¨®rmula de implicaci¨®n de los trabajadores en la SE. A falta de acuerdo, se aplican las previsiones de la directiva, que reconoce a los trabajadores unos derechos m¨ªnimos de informaci¨®n y consulta y les garantiza el respeto a los derechos de participaci¨®n que pudieran haber adquirido con anterioridad a la constituci¨®n de la SE.
En cualquier caso, quedan garantizados, como m¨ªnimo, los derechos de participaci¨®n existentes en cada Estado y se impide que una Sociedad Europea pueda instalarse en un Estado miembro para privar o reducir derechos de participaci¨®n de los trabajadores. La directiva establece la obligaci¨®n de constituir la Comisi¨®n Negociadora, de duraci¨®n pasajera y transitoria, formada por representantes de los asalariados y direcciones de las sociedades constituyentes para trabajar activamente en todo el proceso de constituci¨®n de la SE.
El proceso de transposici¨®n de esta directiva (hasta el 5 de octubre de 2004) es una oportunidad para avanzar en uno de los mayores d¨¦ficits que tiene nuestro sistema de relaciones laborales: la participaci¨®n en la empresa. Ser competitivos hoy es optar por una empresa productiva, cualificante y participativa. La democracia en las empresas es una aspiraci¨®n legitima y parte fundamental de la consolidaci¨®n jur¨ªdica del modelo social europeo y de la democratizaci¨®n econ¨®mica.
Carlos Trevilla es representante de UGT en el Consejo Econ¨®mico y Social del Pa¨ªs Vasco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.