Insuficientes
Despu¨¦s de tres d¨ªas de agua, el jueves hac¨ªa sol y hab¨ªa estallado la guerra, y en la plaza de la Ermita, en Nerja, junto a la puerta del estanco, dos Muertes con guada?a levantaban un cartel: "No a la guerra". Les sacaban fotos los turistas a la Muerte medieval (guada?a y velos negros) y le¨ªan el cartel en voz alta: "No a la guerra", una sola frase en varios acentos distintos. Uno de los disfrazados de Muerte se cubr¨ªa la cara con una incoherente m¨¢scara de esgrimista: la esgrima es un deporte caballeresco y muy reglado, pero esta guerra rompe con todas las reglas, es decir, ser¨¢ igual que casi todas las guerras conocidas.
En Sevilla, a la misma hora, frente al local del PP, una mujer levantaba un cart¨®n de embalar pintado con rotulador: "Esta democracia nos hace gracia". La guerra de Aznar no se limita a los tres barcos que salieron de Rota hacia el Golfo P¨¦rsico para labores de enfermer¨ªa (los agresores muestran hasta el momento una guerra cuidadosa, restringida profesional y brutalmente a matar funcionarios y militares, y esto, la delicadeza quir¨²rgica, quiz¨¢ haya que adjudic¨¢rselo a los manifestantes: EE UU no quisiera ser el nuevo monstruo hitleriano del Universo). Aznar ataca tambi¨¦n el sentido normal de las palabras y da por descontada la estupidez profunda de la ciudadan¨ªa: seg¨²n Aznar y su partido, su Gobierno est¨¢ restableciendo la legalidad internacional y garantizando la paz, aunque, seg¨²n todas las apariencias, haya contribuido a desbaratar la legalidad internacional y a desencadenar una guerra.
La actitud del PP ha desmantelado, de paso, la confianza de muchos ciudadanos en las instituciones democr¨¢ticas. "Esta democracia nos hace gracia", dice el cartel de la manifestante de Sevilla. A m¨ª me hace gracia que el PP tenga mayor¨ªa absoluta en las Cortes (las mayor¨ªas absolutas son funestas). Y encima la realidad mundial se obstina en demostrar que el fundamento ¨²ltimo de la ley no es la voluntad mayoritaria, sino la fuerza. Esto quiz¨¢ sea siempre as¨ª, pero queda mejor en el olvido: vivir y pensar estas cosas nos hace m¨¢s malos. Tambi¨¦n la ONU naci¨® de la fuerza, y su legalidad sigue concediendo preponderancia a los cinco vencedores de una guerra que acab¨® hace m¨¢s de cincuenta a?os. Pero incluso esa legalidad descompensada ha servido otras veces para limitar la capacidad de mal de los m¨¢s poderosos.
Vista la nula informaci¨®n que el Gobierno nacional pasa a la Junta a prop¨®sito del uso de las bases de Sevilla y C¨¢diz, me leo la Constituci¨®n, el Estatuto, el Convenio entre el Reino de Espa?a y los EE UU de Am¨¦rica sobre cooperaci¨®n para la defensa, y hasta el protocolo de enmienda hecho en Madrid el 10 de abril de 2002. Si respetara a los ciudadanos y al sentido com¨²n, el Gobierno informar¨ªa a la Junta de cuanto afecta ahora mismo a Mor¨®n y Rota, aunque, me temo, no lo obligue ni la Constituci¨®n ni el Estatuto. Para los asuntos del Estado los andaluces contamos con nuestros representantes en las Cortes, pero, en el caso de las bases, el energumenismo hier¨¢tico de Aznar ?no parece querer demostrarnos que la Constituci¨®n y el Estatuto son insuficientes?
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