Orejas f¨¢ciles para Jesul¨ªn y Conde
Una corrida de Jandilla tan noble como blanda, nada problem¨¢tica. Y tres toreros, Jesul¨ªn, Conde y Rivera, sin terminar de encontrar argumentos para lucir con ella. A los seis toros les falt¨®, adem¨¢s, emoci¨®n. Pero tambi¨¦n muchas cosas m¨¢s; por ejemplo, raza, aunque siendo tan d¨¦biles tuvieron un punto de entrega en varas. As¨ª fue el cuarto, que se arranc¨® vibrante al caballo, aunque al relance, y hasta derrib¨®. Sin embargo, ese mismo toro se march¨® suelto de la segunda vara. Y dentro de tanta debilidad hubo toros, como primero, segundo, cuarto y quinto, que duraron incluso m¨¢s de lo previsto. Por contra, tercero y sexto fueron sendos inv¨¢lidos, sobre todo el que cerr¨® plaza. Un toro en estado bastante lamentable.
Jandilla / Jesul¨ªn, Conde, Rivera
Toros de Jandilla, correctos de presentaci¨®n, nobles pero muy flojos.
Jesul¨ªn: media estocada y dos descabellos (ovaci¨®n); entera, trasera y ca¨ªda (oreja). Javier Conde: media atravesada, pinchazo, dos descabellos -aviso-, y otro m¨¢s (silencio); media atravesada y descabello (oreja). Rivera Ord¨®?ez: tres pinchazos y descabello (palmas); dos pinchazos y entera (ovaci¨®n).
Plaza de Castell¨®n, 23 de marzo, 1? de feria. Poco m¨¢s de media plaza.
Las dos faenas de Jesul¨ªn tuvieron m¨¢s pantalla y efectos especiales que realidad. En el suave y romo de pitones que hizo primero hubo ausencia total de emoci¨®n, en una faena a la que tambi¨¦n le falt¨® argumento. Con el cuarto, los muletazos de Jesul¨ªn quedaban reducidos a su mitad y la faena acab¨® por desembocar en un aire popular que nunca traspas¨® la vulgaridad.
Desconfiado y despegado estuvo Javier Conde con el segundo de la tarde, el toro que lleg¨® a la muleta en mejores condiciones f¨ªsicas. Sin embargo, el malague?o no termin¨® nunca de asegurar su confianza y los muletazos siempre resultaron deslavazados. El quinto fue muy noble y tambi¨¦n flojo. En ¨¦ste, Conde mont¨® una labor muy escenificada y afectada. La primera parte de esa faena tuvo excesiva ligereza, tambi¨¦n sin acabar de coger confianza. La segunda parte, y sobre todo el final, fue exageradamente ceremoniosa. En este toro hubo m¨¢s confianza en el torero, pero la impresi¨®n dejada es que el de Jandilla hab¨ªa merecido m¨¢s. Esa faena, no obstante, tan coloreada, tuvo mucha llegada a la gente, que le agradeci¨® al torero malague?o con gran generosidad al pedir con mucha fuerza las orejas de ese noble toro.
Los dos toros m¨¢s flojos de corrida tan endeble fueron los del lote de Rivera Ord¨®?ez. La primera faena fue una continua interrupci¨®n por tanta ca¨ªda del astado. La segunda, ante un toro en verdadero estado terminal, nunca cogi¨® vuelo. En ambas, Rivera practic¨® un toreo llano y rampl¨®n.
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