La noche que David Bowie dej¨® de ser Ziggy Stardust
El ¨²ltimo concierto del m¨²sico con los Spiders from Mars se edita en DVD y doble CD
Fue la primera de las espantadas de David Bowie. El 3 de julio de 1973 ofreci¨® un concierto triunfal en el londinense Hammersmith Odeon. A la hora de los bises, anunci¨®: "Voy a recordar esto durante mucho tiempo. No s¨®lo es el ¨²ltimo show de la gira, tambi¨¦n es el ¨²ltimo que yo voy a dar". Desaparec¨ªa el personaje de Ziggy Stardust, por aburrimiento, conflictos con la banda y deseos de conquistar Estados Unidos. Muchos fans rompieron en l¨¢grimas que difuminaron cuidadosos maquillajes. Pero los rotundos prop¨®sitos de Bowie tienden a relativizarse.
Aquella noche estaba rodando un realizador estadounidense, D. A. Pennebaker, admirado por su documental Don't look back, donde mostraba al electrificado Bob Dylan de 1965 recorriendo Europa cual bola de fuego. RCA, que ten¨ªa entonces los servicios de Bowie, le hab¨ªa encargado que filmara la primera media hora del concierto para demostraci¨®n de un nuevo soporte audiovisual, Select-A-Vision. Aunque poco sab¨ªa de Bowie, Pennebaker oli¨® que aqu¨¦l era un momento ¨²nico donde conflu¨ªan adoraci¨®n, histeria, narcisismo y ruptura de tab¨²es. Decidi¨® registrarlo entero y a ¨¦l se debe que haya imagen y sonido de todo el espect¨¢culo, ahora lanzado como Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (EMI) en DVD y doble CD, remezclado con mimo por el fiel Tony Visconti.
Seg¨²n recuerda, Pennebaker se top¨® con abundantes problemas t¨¦cnicos que resolvi¨® con determinaci¨®n e ingenio. As¨ª, al ver que sus luces no serv¨ªan para captar al emperifollado p¨²blico, tom¨® la iniciativa -en contra de lo habitual- de pedir a los espectadores que usaran c¨¢maras fotogr¨¢ficas con flash. Convertir lo rodado en un especial de televisi¨®n y un largometraje requiri¨® todas sus astucias de vividor, incluyendo utilizar clandestinamente un laboratorio y burlar a los censores de la cadena ABC.
Sangriento final
En 1972, con The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders of Mars, Bowie dio su primer golpe maestro. Mientras grababa canciones heterog¨¦neas, decidi¨® unificarlas en la cr¨®nica de la subida al estrellato y sangriento final de Ziggy Stardust (gran audacia, ya que el mismo Bowie todav¨ªa no ten¨ªa categor¨ªa estelar). Ziggy era un cantante andr¨®gino y suicida, una ocurrencia inspirada por la locura de Vince Taylor, rockero londinense de cuero negro que se visti¨® de t¨²nica blanca crey¨¦ndose un Mes¨ªas. Semejantes fantas¨ªas resultaban intoxicantes a principios de los setenta, y un fotog¨¦nico Bowie se transform¨® en s¨ªmbolo de liberaci¨®n; los ecos de Ziggy han seguido resonando en todo el pop brit¨¢nico, generalmente caracterizado por una vocaci¨®n teatral y una juguetona ambig¨¹edad sexual.
En directo, el voraz Bowie recurr¨ªa a elementos de mimo, danza, kabuki japon¨¦s o La naranja mec¨¢nica. Y complementaba el disco de estudio con temas de Aladdin Sane, canciones anteriores, piezas que hab¨ªa cedido a otros artistas -como el himno generacional All the young dudes, inmortalizado por Mott the Hoople- y hasta cl¨¢sicas de Jacques Brel, los Stones o The Velvet Underground. Pod¨ªa permit¨ªrselo, ya que Las Ara?as de Marte eran un grupo contundente y proteico reforzado por un imaginativo pianista, Mike Garson.
Lo que no sab¨ªan parte de sus m¨²sicos es que Ziggy Stardust iba a morir aquella noche. El shock al enterarse en vivo de que se les hab¨ªa acabado el trabajo fue tan brutal como el de los seguidores de Bowie. Sin embargo, la retirada de los escenarios no dur¨® un a?o. Tras Pin-ups, evocaci¨®n de la excitante m¨²sica del swinging London, edit¨® Diamond dogs, que present¨® por escenarios de Estados Unidos y Canad¨¢, donde centrar¨ªa sus energ¨ªas profesionales a la vez que entraba en una espiral de coca¨ªna y experimentaci¨®n sexual que amenazar¨ªa su estabilidad mental. Pero ¨¦sa es otra historia que, a no dudar, Bowie, experto explotador de su leyenda, contar¨¢ en pr¨®ximos relanzamientos.
Babelia
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