La multiculturalidad que viene
Representantes de distintas comunidades culturales debaten en Ja¨¦n sobre Europa y el mundo ¨¢rabe
Los ba?os ¨¢rabes o mamman, como se denominan en ¨¢rabe, eran establecimientos p¨²blicos que desempe?aban una importante funci¨®n en su tiempo, no s¨®lo desde el punto de vista higi¨¦nico, debido a la falta de pozos o algibes que suministrasen agua en las viviendas, sino tambi¨¦n por convertirse en verdaderos foros de intercambio de ideas y discusi¨®n social, pol¨ªtica y cultural. Los ba?os ¨¢rabes de Ja¨¦n, que cumplen ahora 1.000 a?os, han vuelto a retomar este papel, albergando un ciclo de conferencias y mesas redondas bajo el lema Europa y el mundo ¨¢rabe entre dos milenios.
El periodista y miembro de la Asociaci¨®n Nacional Presencia Gitana, Antonio G¨®mez Alfaro, junto a Riay Tatary, presidente de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a, fueron algunos de los protagonistas de ayer en la mesa redonda titulada Perspectivas social-institucionales de la multiculturalidad.
Uno de los objetivos de este coloquio, al que no pudo asistir por motivos de salud el defensor del pueblo andaluz, Jos¨¦ Chamizo, fue el buscar las claves para que una sociedad multicultural pueda llegar a ser una fuente de riqueza no s¨®lo social o cultural, sino tambi¨¦n econ¨®mica, en un intento de evitar los conflictos sociales.
Los invitados, entre los que tambi¨¦n se encontraban el jurista Gerardo Ruiz-Rico; Bernardino Le¨®n, representante de la Fundaci¨®n Tres Culturas y Natividad Redondo, del Instituto Andaluz de la Mujer, coincidieron en que la convivencia entre las diferentes culturas pasa por el respeto y la tolerancia mutua entre las mismas. Un respeto que conlleva a un entendimiento, "creando un intercambio muy positivo, que va desde lo m¨¢s sencillo como puede ser la gastronom¨ªa hasta la convivencia en los valores de las diferentes culturas", explic¨® el director de las comunidades isl¨¢micas. Adem¨¢s, Tatary defendi¨® la existencia de muchos valores comunes y que unen a las diferentes culturas, "s¨®lo que al llevarlos a la pr¨¢ctica cada pueblo le da su matizaci¨®n", puntualiz¨®.
Otra de las ideas defendidas por los conferenciantes, hizo hincapi¨¦ en que el campo de admisi¨®n de estas "culturas diferentes", no puede circunscribirse a un marco restringido, sino que las diferentes culturas deben ser admitidas en libertad.
El representante de las comunidades gitanas, Antonio G¨®mez, resalt¨® c¨®mo en Espa?a no s¨®lo han existido tres culturas, sino una m¨¢s, "una cultura oral que es la gitana". El hecho de que los gitanos no fuesen expulsados junto a los moriscos y jud¨ªos, explic¨® G¨®mez, ha provocado que la cultura gitana se haya solapado, hasta tal punto que "lo gitano se ha convertido en un icono representativo y simb¨®lico de la cultura espa?ola". G¨®mez destac¨® el papel jugado por el flamenco, "un territorio de encuentro important¨ªsimo", en el que hay elementos, no s¨®lo de la cultura jud¨ªa, morisca y gitana, sino tambi¨¦n de los esclavos negros y de los ind¨ªgenas tra¨ªdos de Am¨¦rica.
Por otro lado, el jurista Gerardo Ruiz-Rico denunci¨® el d¨¦ficit que desde el terreno del derecho se encuentra en el marco de la multiculturalidad. Tambi¨¦n advirti¨® de que el Derecho no puede dar una soluci¨®n "a los conflictos que en este sentido se plantean, hasta que la sociedad no de una respuesta a la integraci¨®n de las culturas".
Con respecto al fen¨®meno de la inmigraci¨®n, Tatary la defendi¨® como un medio de conocimiento mutuo, "un milagro para el que s¨®lo hace falta abrir un poco m¨¢s los corazones, porque la migraci¨®n enriquece siempre".
Un milenio de lucha
El escritor Gonzalo Argote de Molina, en su obra Nobleza andaluza cuenta que, seg¨²n la Historia General de Espa?a, en el a?o 1002, siendo rey de C¨®rdoba Alhatan, fue combatido por un moro, llamado Al¨ª, el cual le derrot¨®. "Fuesen a Ja¨¦n con todos los suyos, donde le recibieron por Se?or, el cual reinando, quieta y pac¨ªficamente, estando recre¨¢ndose en unos ba?os que hab¨ªa hecho, fue muerto por tres vasallos de Alhatan", se comentaba en el libro.
Los ba?os ¨¢rabes de Ja¨¦n, con un vest¨ªbulo y tres salas, la caliente, la fr¨ªa y la templada, abarcan una superficie cercana a los 500 metros cuadrados, que los convierten en los m¨¢s grandes de los visitables hoy en Espa?a y unos de los m¨¢s importantes de Europa. Se encuentran ubicados en el jiennense barrio de La Magdalena, en pleno centro hist¨®rico. Y, rodeados de calles estrechas y tortuosas que conservan todav¨ªa el trazo de la ¨¦poca musulmana, quedaron ocultos en los s¨®tanos del Palacio de Villardompardo a finales del siglo XVI.
Aunque de su construcci¨®n no se conservan documentos escritos, los estudiosos los datan en el siglo XI despu¨¦s de Cristo y fue a partir de la conquista de la ciudad de Ja¨¦n, en 1246 por Fernando III el Santo, y sobre todo en los siglos XIV y XV, cuando los cristianos abandonaron su uso. A partir de este momento, se inici¨® un proceso de decadencia y total abandono que convirti¨® a los ba?os en prisiones o en hospitales en ¨¦pocas de epidemias. Y as¨ª se mantuvieron hasta que Fernando de Torres y Portugal, Conde de Villardompardo y Virrey del Per¨², construy¨® su Palacio sobre estos ba?os.
Casi tres siglos debieron esperar para que en 1913 los ba?os ¨¢rabes de Ja¨¦n vieran de nuevo la luz. Enrique Romero de Torres los descubri¨® mientras confeccionaba el Cat¨¢logo monumental de Ja¨¦n, y ¨¦ste fue el punto de partida de toda una carrera de recuperaci¨®n y restauraci¨®n que finaliz¨® en 1985. La restauraci¨®n de las salas descubiertas por Romero de Torres se comenz¨® en 1936 bajo la direcci¨®n de Leopoldo Torres, quien fuera tambi¨¦n el restaurador de la Alhambra. Pero la Guerra Civil paraliz¨® su recuperaci¨®n hasta 1970, a?o en que el arquitecto Luis Berges Rold¨¢n retom¨® el proyecto. Un proyecto que culmin¨® en 1985 con la medalla de honor a la restauraci¨®n de los ba?os ¨¢rabes otorgada por la asociaci¨®n europea, Europa Nostra, encargada de fomentar la protecci¨®n del patrimonio cultural europeo.
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