Batalla contra la discriminaci¨®n sexual
La Corte Suprema de EE UU deber¨¢ decidir sobre la legalidad de la sodom¨ªa
John Lawrence y Tyron Garner no ten¨ªan vocaci¨®n de activistas. Todo cambi¨® una noche de 1998 cuando la polic¨ªa, alertada sobre un posible robo, denuncia que luego result¨® ser falsa, irrumpi¨® en su apartamento de Houston. John y Tyron, una pareja gay que compart¨ªa un momento de intimidad, fueron inmediatamente detenidos por violar la ley del Estado de Tejas que proh¨ªbe a dos personas del mismo sexo practicar la sodom¨ªa y el sexo oral. Tras cuatro a?os de batalla legal, su caso pasar¨¢ ma?ana ante la Corte Suprema de Estados Unidos. El veredicto afectar¨¢ indirectamente a los otros 13 Estados del pa¨ªs que siguen manteniendo este tipo de leyes.
John y Tyron pasaron una noche en la c¨¢rcel y pagaron una multa de 200 d¨®lares. Pero muy discretamente (no han dado entrevistas) decidieron recurrir la decisi¨®n del juez por estimar que violaba sus derechos m¨¢s fundamentales, y recorrieron todo el escalaf¨®n legal hasta llegar a Washington.
Dos hombres de Tejas recurrieron la condena de un juez por estimar que violaba sus derechos
"Estas personas fueron detenidas en su dormitorio", dice Patricia Logue, una de las abogadas de la firma Lambda Legal, que se ha hecho cargo del caso, "nunca pensaron que alguien podr¨ªa violar de esta forma su derecho a la intimidad". Logue argumenta que la ley de Tejas es inconstitucional porque permite una intromisi¨®n inadmisible en la vida de los ciudadanos y discrimina a los gays por unas pr¨¢cticas que son consideradas legales para los heterosexuales.
"Protestamos porque el Gobierno no puede interferir en las relaciones ¨ªntimas de dos adultos", indica Ruth Harlow, otra de las letradas de Lambda Legal. Harlow quiere que la Corte Suprema anule la controvertida decisi¨®n que tom¨® en 1986, en el caso Bowers contra Hardwick, donde opt¨® por mantener las leyes antisodom¨ªa de Georgia, afirmando as¨ª que las pr¨¢cticas homosexuales no estaban protegidas por la Constituci¨®n estadounidense. "Estas leyes se basan en un juicio moral. Afirman que es inmoral para gays (practicar la sodom¨ªa) y lo traducen en un delito criminal", asegura Harlow. "La sociedad es ahora mucho m¨¢s abierta. La justicia deber¨ªa tener una visi¨®n m¨¢s realista" de los problemas de la sociedad y mandar una se?al al resto de los Estados de que "esto debe cambiar", dice Harlow. "Es importante que los gays puedan tener derecho a la misma protecci¨®n legal".
Moralidad es la palabra que invocan los partidadarios de mantener la ley. "El Estado debe tener la libertad de poder actuar bas¨¢ndose en ciertos principios morales", comenta William Delmore, ayudante del fiscal del distrito del condado de Harris (Tejas). "Mientras sigamos pensando que el Gobierno tiene derecho a regular el juego, la prostituci¨®n y las drogas, pienso que podemos considerar la moralidad como una base necesaria".
Varios grupos ultraconservadores han pedido a la Corte Suprema que no cambie el veredicto. "Para los activistas homosexuales esto es como la loter¨ªa, su pr¨®ximo paso ser¨¢ pedir matrimonios del mismo sexo", protestaba Jan LaRue, portavoz de la asociaci¨®n Concerned Women for America (Mujeres preocupadas de Am¨¦rica). La decisi¨®n de la Corte Suprema tendr¨¢ importantes repercusiones en el resto del pa¨ªs y se ha creado una gran expectaci¨®n ante este caso. Los abogados de Lawrence y Garner necesitan cinco votos (de nueve jueces) para ganar el caso.
Hasta bien entrados los a?os sesenta, todos los Estados ten¨ªan leyes antisodom¨ªa. Ahora s¨®lo 13, adem¨¢s de Puerto Rico, mantienen estas discriminaciones. El caso ha vuelto a poner ¨¦nfasis en las complejas relaciones que siempre parece tener Estados Unidos cuando mezcla moralidad, sexo y legalidad. La mayor¨ªa de estas leyes no se aplican al pie de la letra (Florida, por ejemplo, y muy especialmente Miami, tienen una amplia comunidad gay), pero pueden tener complejas repercusiones en otras cuestiones legales, laborales o profesionales. El ej¨¦rcito, donde siguen vigentes estas discriminaciones, practica desde hace a?os la pol¨ªtica del don't ask, don't tell (no preguntes y no digas nada), que permite a los gays tener una carrrera en el Ej¨¦rcito, siempre y cuando no demuestren en p¨²blico sus opciones sexuales.
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