Censores contra un bosque
EL PA?S presenta en su colecci¨®n de cine en DVD "Furtivos", de Jos¨¦ Luis Borau
Es bien sabido que Jos¨¦ Luis Borau es un director fuera de norma, francotirador, le suelen llamar. En este su cuarto largometraje se lanz¨® a por todas. Decidido a hacer en completa libertad exactamente la pel¨ªcula que quer¨ªa, se convirti¨® en su productor, guionista (junto a Guti¨¦rrez Arag¨®n), director, actor, distribuidor... Y se pele¨® con furia contra la censura, que no le permiti¨® luego la exhibici¨®n de la pel¨ªcula. Furtivos se transform¨® por todo ello en un s¨ªmbolo de la libertad de expresi¨®n en aquella agitada Espa?a de 1975, cuando Franco estaba agonizando.
El proyecto ven¨ªa de antiguo, seg¨²n Borau le cont¨® a Carlos F. Heredero: "Siempre hab¨ªa querido hacer una pel¨ªcula de gente escondida, gente que reh¨²ye expresar su sensibilidad, su forma de pensar, sus ideas m¨¢s ¨ªntimas y tambi¨¦n sus placeres, ese tipo de gente que vive como metida entre hojarasca...". Con la aportaci¨®n en el gui¨®n de Guti¨¦rrez Arag¨®n, Furtivos adquiri¨® la forma de una f¨¢bula, "un cuento de hadas habitado por la crueldad y la corrupci¨®n".
El 'New York Post' lo consider¨® en 1978 uno de los diez mejores filmes estrenados en EE UU
Un bosque donde viven Martina (Lola Gaos) y su hijo ?ngel (Ovidi Montllor), alima?ero furtivo. Les visita a veces el gobernador civil (Jos¨¦ Luis Borau), hijo de leche de Martina, aficionado a la caza, que disimula las actividades ilegales del muchacho as¨ª como sus extra?as relaciones incestuosas. Un d¨ªa, ?ngel altera la vida de todos cuando conoce en el pueblo a una chica huida del reformatorio (Alicia S¨¢nchez), amante del Cuqui (Felipe Solano), y se la lleva consigo a ese "bosque oficialmente en paz en el que, por debajo, los animales y los hombres est¨¢n rodeados de sangre, crueldad y violencia", tal como coment¨® el director: "La idea del bosque respond¨ªa a ese atavismo hist¨®rico que tiende a identificar el ideal de Espa?a con un bosque continuado... Ese bosque es simb¨®lico de nuestro pa¨ªs y de nuestra manera de vivir".
La censura apreci¨® las intenciones soterradas de la pel¨ªcula y decidi¨® que se le deb¨ªan suprimir cuarenta planos, seg¨²n contabiliz¨® el director, "y yo no estaba dispuesto a nada parecido". Como medida de presi¨®n para salvar su pel¨ªcula, Borau intent¨® presentarla en alg¨²n festival internacional (incluso llevando clandestinamente bajo el brazo una copia a Par¨ªs), mientras la mostraba a cr¨ªticos, que comenzaron una campa?a de protesta. Un buen ejemplo fue la cr¨ªtica de Jaume Picas en Fotogramas: "Hablemos de esa extraordinaria pel¨ªcula espa?ola como si ustedes pudieran verla en el cine de la esquina. Borau ha hecho una pel¨ªcula bella, directa y brutal. Si digo que Borau es uno de los pocos aut¨¦nticos directores de cine que hay en Espa?a es porque en sus obras no hay borrones ni vacilaciones. Furtivos no deber¨ªa ser retocada".
Al ser finalmente seleccionada por el Festival de San Sebasti¨¢n, los censores debieron transigir para evitar mayores esc¨¢ndalos, aunque con el coletazo de suprimir al menos dos planos: la fachada del Gobierno Civil de Segovia y unos breves desnudos femeninos. En San Sebasti¨¢n, el ¨¦xito fue total, redondeado nada menos que con la Concha de Oro a la mejor pel¨ªcula: "Recomiendo Furtivos a todo espectador que est¨¦ interesado en comprobar que, de vez en cuando, el gran cine y la nacionalidad espa?ola son compatibles", escribi¨® entonces el cr¨ªtico Jos¨¦ Mar¨ªa Carre?o. Los festivales de Londres y Chicago se interesaron de inmediato por la pel¨ªcula. Meses despu¨¦s, Furtivos fue la candidata espa?ola al Oscar, y aunque no resultara finalista, New York Post la consider¨® una de las diez mejores pel¨ªculas de 1978 estrenadas en Estados Unidos. En Espa?a se transform¨® en un ¨¦xito de masas, cerca de cuatro millones de espectadores. Recibi¨® los premios a la mejor pel¨ªcula del C¨ªrculo de Escritores Cinematogr¨¢ficos, del Sindicato Nacional del Espect¨¢culo, de la cr¨ªtica, y fue presentada, adem¨¢s de en los ya citados, en los festivales de San Francisco, Cartagena de Indias, Nueva Delhi, Bruselas, Sidney, Melbourne...
Pero los problemas continuaron cuando la Sociedad Protectora de Animales denunci¨® a Borau por haber sacrificado animales durante el rodaje, haciendo especial hincapi¨¦ en la secuencia en que Lola Gaos apalea a un lobo hasta su muerte. El director recib¨ªa an¨®nimos y amenazas, mientras sus denunciantes llegaban incluso hasta el Festival de Chicago para protestar por el premio que all¨ª hab¨ªa recibido Furtivos. Mientras Borau sospechaba que aquella campa?a "no era por lo del perro", declar¨® en una entrevista: "Ya me gustar¨ªa a m¨ª que todos los muertos que ha habido este ¨²ltimo a?o en Espa?a hubieran tenido m¨¢s raz¨®n de ser que la del bicho de Furtivos", aludiendo a los fusilamientos ordenados por Franco poco antes de su muerte.
Esta pel¨ªcula, que Heredero considera "emblem¨¢tica y casi bisagra entre el franquismo y la transici¨®n democr¨¢tica", es la obra de un cineasta empe?ado, en palabras de Mario Vargas Llosa, en combinar "de una manera totalizadora, esos ingredientes tan dispares -instintos sin domesticar, individualismo ac¨¦rrimo, crueldad vertiginosa, inocencia primitiva y contexto social estratificado y prejuicioso- que han estado siempre presentes en esa tradici¨®n realista que ha dado a la narrativa en Espa?a su personalidad m¨¢s acusada".
Babelia
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