"Hemos de ir todos juntos porque nuestro enemigo ling¨¹¨ªstico es el castellano"
Antoni M. Badia i Margarit (Barcelona, 1920) es uno de los grandes. Su fundamental aportaci¨®n en el campo de la investigaci¨®n ling¨¹¨ªstica del catal¨¢n, como gram¨¢tico hist¨®rico o como precursor de la socioling¨¹¨ªstica, ha discurrido paralela a su inquebrantable compromiso social en defensa de la lengua en los dif¨ªciles a?os de la posguera y de la transici¨®n espa?ola. Son muchas las razones por las que la Universitat de Val¨¨ncia investir¨¢ el viernes doctor honoris causa al premiado fil¨®logo y ex rector de la Universitat de Barcelona. La Universidad de Alicante ya lo hizo el pasado a?o. "Sin petulancia: son muchos los a?os estudiando nuestra lengua com¨²n. Y claro, es una gran satisfacci¨®n este reconocimiento de la Universitat, que se acuerden de m¨ª", coment¨® ayer por tel¨¦fono con su habitual amabilidad desde su domicilio de Igualada.
"Las Normes de Castell¨® fueron una circunstancia feliz de la lengua"
Pregunta. Usted ha estudiado aspectos espec¨ªficos del valenciano, como su car¨¢cter occidental.
Respuesta. Hubo una pol¨¦mica hace ya muchos a?os. Yo estaba en la l¨ªnea de Sanchis Guarner de que el valenciano hab¨ªa estado afectado por un sustrato prerrom¨¢nico muy fuerte. Y la retom¨¦ en 1981 con una nueva interpretaci¨®n en La formaci¨® de la llengua catalana: la romanizaci¨®n m¨¢s intensa correspondi¨® a los territorios de habla oriental y la menos intensa a los de habla occidental. Y tambi¨¦n hay que contar en el caso del valenciano con la repoblaci¨®n.
P. Como presidente de la Secci¨® Filol¨°gica del Institut d'Estudis Catalans (1989-1995) tambi¨¦n tuvo mucha relaci¨®n con los gobernantes valencianos, ?no?
R. No me gusta mucho recordarlo. En Valencia estaban los partidarios de la tercera v¨ªa, pero en la normativizaci¨®n s¨®lo puede haber una ortograf¨ªa. Fue una etapa dif¨ªcil e intent¨¦ hacer entender que en la historia del siglo XX el que m¨¢s, o el ¨²nico, que se ha preocupado por la lengua y por tener una normativa era el Institut d'Estudis Catalans. Despu¨¦s est¨¢ toda la labor de las universidades, de otros institutos.
P. ?Qu¨¦ significaron las Normes de Castell¨® de 1932?
R. Fueron una circunstancia feliz de la lengua; que m¨¢s de 50 intelectuales las firmaran fue muy importante. Hace ya 70 a?os de ese acuerdo de la adaptaci¨®n ortogr¨¢fica del dominio de la lengua. Fue trascendental. Tambi¨¦n particip¨¦ en aquella discusi¨®n, tan pol¨¦mica, de la definici¨®n del valenciano en el Diccionario de la Real Academia Espa?ola. Hab¨ªa mucha gente en la calle. Defend¨ª la definici¨®n de Lapesa del valenciano como variante del catal¨¢n.
P. ?Qu¨¦ opina de la creaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua?
R. Tengo miedo de que cree dificultades porque considero que s¨®lo debe haber una
entidad normativizadora. La Acad¨¨mia est¨¤ asumiendo ese papel como si no existieran las Normes de Castell¨® o el diccionario del Institut [d'Estudis Catalans], que en los ¨²ltimos a?os ha incorporado muchos t¨¦rminos valencianos. Tengo miedo de que su presencia dificulte las cosas para la normalizaci¨®n total de la lengua. Es bueno al menos que se hayan iniciado los contactos entre la Acad¨¨mia y el Institut. Hemos de ir todos juntos, con prudencia, porque el enemigo, ling¨¹¨ªsticamente hablando, es el castellano, que tiene muchas ventajas y ocupa muchos campos.
P. ?C¨®mo ve el estado de la lengua?
R. La lengua catalana en todos sus variantes a¨²n no se ha acabado de recuperar de los 40 a?os de dictadura. Hay muchos obst¨¢culos. La normalizaci¨®n est¨¢ muy parada. Se ha de dar un nuevo impulso en esta ¨¦poca de internacionalizaci¨®n y globalizaci¨®n, que ocasiona dificultades. Le pondr¨¦ un ejemplo, la presencia de becarios Erasmus, que piden a los profesores que reduzcan sus clases en catal¨¢n. Hay tambi¨¦n una gran inmigraci¨®n de asi¨¢ticos, norteafricanos e ibeoramericanos, que tiene sus consecuencias para el catal¨¢n. Pero siempre digo que soy moderadamente optimista con respecto al futuro. Nuestra lengua no desaparecer¨¢ porque los que no la hablan no la aprendan, sino que desaparecer¨ªa si los que la hablan renunciaran a ella.
P. ?Cree que con la introducci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas la imagen del fil¨®logo actual ya no es la del erudito de anta?o?
R. No veo ninguna oposici¨®n entre el historicismo y la inform¨¢tica. El erudito ha ido adoptando una nueva fisonom¨ªa. Ahora adem¨¢s dispone de instrumentos m¨¢s eficaces, sin necesidad de llenar fichas y fichas. En Valencia y Alicante, por ejemplo, hay muy buenos fil¨®logos.
P. ?El fil¨®logo debe implicarse en la defensa de la lengua?
R. El investigador no puede quedar al margen del compromiso de la lengua, objeto de su estudio.
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