Sadam coloca bater¨ªas antia¨¦reas en casas
Los vecinos de Bagdad se sienten atrapados en el fuego cruzado de las bombas y la artiller¨ªa iraqu¨ª
"Si tenemos que morir, moriremos", asegura Fadel, de 31 a?os. No es que este padre de familia tenga vocaci¨®n de m¨¢rtir. Antes al contrario, la guerra est¨¢ frustrando sus ilusiones y su entusiasmo. Pero con una bater¨ªa antia¨¦rea justo en la calle de detr¨¢s de su casa, el futuro se presenta poco prometedor. Los iraqu¨ªes se encuentran atrapados entre el fuego cruzado de las bombas estadounidenses y la artiller¨ªa de sus propios soldados. "Nuestra casa est¨¢ aqu¨ª. ?D¨®nde vamos a ir?", responde al preguntarle por qu¨¦ no se van. La estrecha vivienda de tres plantas en el barrio de Gazalia, al oeste de Bagdad, ha dejado de ser un refugio para convertirse en un infierno desde que han instalado la bater¨ªa antia¨¦rea en la parte trasera.
Fadel tiene una familia que sacar adelante. Heba, de ocho a?os, y Mariam, de seis, lloran sin parar durante la noche. "Est¨¢n aterrorizadas, lo pasan muy mal", confiesa impotente. No s¨®lo las ni?as. Tambi¨¦n su mujer, Rym, y su madre, Amina, est¨¢n de los nervios.
"La noche pasada no paraban los estallidos y parec¨ªa que descend¨ªamos al infierno", describe con unas ojeras m¨¢s pronunciadas de lo habitual. Fadel tiene que ir a visitar a su padre. "Est¨¢ enfermo del coraz¨®n y con la guerra se ha puesto peor", cuenta preocupado, "nos ha dicho que est¨¢ convencido de que de ¨¦sta no sale". Este funcionario de 63 a?os se ve obligado a guardar cama y el m¨¦dico le ha recetado Valium. No es el ¨²nico en Bagdad que tiene que recurrir a los tranquilizantes. Varios farmac¨¦uticos han contado a esta enviada que es uno de los medicamentos que m¨¢s venden estos d¨ªas.
Por si acaso tuvieran poco con los sobresaltos que les provocan los aviones y los misiles norteamericanos, los iraqu¨ªes tienen que enfrentarse tambi¨¦n a la munici¨®n defectuosa. Anteanoche corri¨® la voz de que hab¨ªa ca¨ªdo una bomba en el c¨¦ntrico barrio de Karrada. Los periodistas nos precipitamos hacia el lugar, a apenas un kil¨®metro del hotel en el que vivimos. El peque?o boquete en el muro exterior de una casa no justificaba tanto revuelo.
"Ha sido un proyectil del 57", explicaron a esta enviada varios j¨®venes entre perplejos y resignados. Esa munici¨®n es la que emplean las bater¨ªas antia¨¦reas iraqu¨ªes. Portavoces militares estadounidenses han atribuido a la munici¨®n defectuosa iraqu¨ª los dos incidentes con gran n¨²mero de muertos civiles ocurridos hasta ahora. "Un proyectil antia¨¦reo no mata a 55 personas", asegura un informador especializado en temas militares en referencia a la matanza de Al Shoala. En Karrada no hubo muertos, sino confusi¨®n.
La muerte de los civiles iraqu¨ªes s¨®lo llega a los titulares cuando adquiere categor¨ªa de matanza. Sin embargo, el goteo de v¨ªctimas contin¨²a a diario. El peque?o Ahmed no tendr¨ªa que haber sido una de ellas. Hace dos d¨ªas su familia se hab¨ªa trasladado a un refugio cercano a su domicilio, en el barrio de Bab al Moaden. Ten¨ªan motivo para ello. Su vivienda se halla justo detr¨¢s de la central de comunicaciones de la plaza Mid¨¢n, la Puerta del Sol de Bagdad, y cuando EE UU empez¨® a bombardear ese tipo de instalaciones supieron que s¨®lo era cuesti¨®n de tiempo que les tocara a ellos.
El domingo, los padres de Ahmed decidieron regresar a casa para darse una ducha, cambiarse de ropa y coger algo m¨¢s de comida. El ataque a la telef¨®nica les pill¨® corriendo de vuelta al refugio. Eran las tres y media de la madrugada y un misil de crucero, seg¨²n identificaron varios informadores especializados, revent¨® el edificio, donde tambi¨¦n se encontraba la oficina central de Correos. Los funcionarios que atienden a los periodistas junto a los escombros aseguraron que no hubo heridos. En efecto, Ahmed no estaba en el inmueble. Corr¨ªa por una calle cercana cuando un cascote acab¨® con sus seis a?os.
Ahmed incrementar¨¢ la lista de v¨ªctimas de la guerra. Otros, ni eso. En el hospital de San Rafael, en Karrada, el director se hac¨ªa eco hace unos d¨ªas de un espectacular aumento de los partos prematuros y los abortos desde el inicio de los bombardeos. Nadie tiene tiempo de recoger cifras y elaborar estad¨ªsticas, pero de los nueve partos que ese centro m¨¦dico atendi¨® las primeras 24 horas del ataque, s¨®lo dos beb¨¦s nacieron con vida.
La intensidad de los bombardeos de las ¨²ltimas 48 horas hace temer que la tendencia haya empeorado. "No hemos podido pegar ojo en toda la noche", se quejaba ayer Faisal, un habitante del barrio de Yihad, al suroeste de Bagdad, una de las zonas m¨¢s afectadas. Y es que los soldados estadounidenses se aproximan por el sur, desde Nayaf y Kerbala, por lo que intentan despejar antes la zona de la presencia de unidades de la Guardia Republicana, el cuerpo de ¨¦lite que tiene encomendada la defensa de la capital iraqu¨ª. Las bombas y los misiles no dejaron de caer durante todo el d¨ªa.
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